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Centro histórico de México y Xochimilco

Centro histórico de México y Xochimilco

Ciudad de México (México)

Recuerdos aztecas


El mayor núcleo de población del mundo hispanohablante tiene hoy poco que ver con su pasado. La capital mexicana ocupa la práctica extensión del Valle de México, compuesto por una llanura a 2.200 metros de altitud rodeada de volcanes. La cuenca del Valle no tiene salida natural, por lo que en el pasado se formaron cinco lagos de poca profundidad que conjuntamente se extendían 1.500 kilómetros cuadrados. El término azteca anahuac se refería así al Valle, la tierra entre aguas. Terreno fértil y agua atrajeron población hasta formar grandes civilizaciones como Teotihuacán, Tolteca y Azteca. Estos últimos dominaban la zona desde su capital Tenochtitlán cuando llegaron los españoles. Se localizaba sobre una isla en uno de los lagos. Hoy se han drenado pasto de la urbanización, eliminando especies autóctonas y un paisaje único. Lo poco que sobrevive está en la red de canales e islas artificiales de Xochimilco. Mientras, en el centro de la ciudad sobreviven restos de las épocas azteca, colonial y contemporánea.

Templo mayor y catedral de México

Tenochtitlán y Xochimilco fueron dos de las numerosas ciudades asentadas en el Valle. La segunda, fundada en el siglo X, se mantuvo independiente hasta que el empuje azteca fue imparable. Corría el año 1430 cuando pasó a ser una ciudad granero más de la gran capital, fundada un siglo antes. Con unos 250.000 habitantes, Tenochtitlán era la ciudad más grande de América cuando Colón puso un pie sobre el continente. Conectada con puentes y calzadas, ocupaba una zona de islas del lago Texcoco, que gracias a un dique se aislaba de las aguas más salobres. Tenochtitlán era un paraíso de jardines flotantes, zoos, acuarios, palacios y templos que deslumbró a los primeros españoles. Esto no detuvo a Hernán Cortés, que concluyó en 1519 la conquista del imperio azteca con la derrota de su líder Moctezuma. Los españoles reutilizaron la capital, como harían luego con Cuzco, pero con un mayor nivel de destrucción. El diseño azteca se sigue sintiendo en algunas calles, pero la arquitectura española se impuso junto al clásico urbanismo en damero.

El paraíso de Tenochtitlán tenía su cruz. Los lagos atraían peligrosos mosquitos y provocaban inundaciones. Desde el siglo XVII se acometió el drenaje de lagos y aguas subterráneas, lo que permitió el desmesurado crecimiento urbano. Más de 1.500 edificios históricos han sobrevivido en el centro. La referencia es sin duda el Zócalo, la plaza mayor más extensa de América. Su lado este pertenece al Palacio Nacional, sede gubernamental, mientras que el centro lo domina la Catedral. De enorme tamaño y construcción prolongada, presenta estilos del gótico al neoclásico. Ambos comparten la piedra volcánica tezontle, utilizada por los aztecas. De estos no queda nada visible, pero en el noreste del Zócalo se encuentran los restos del Templo Mayor, descubierto en 1978 durante unas obras. Se trata de una pirámide posclásica construida en siete fases. El límite oeste del centro es la Alameda Central, un enorme espacio arbolado adyacente con el Palacio de Bellas Artes, fantástico edificio Art Nouveau de comienzos del XX.

Canales de Xochimilco

Unos veinte kilómetros al sureste está Xochimilco, una delegación de Ciudad de México desde 1928, pero durante muchos años independiente. Lo principal aquí es su red de 170 kilómetros de canales delimitados por las chinampas. Características del Valle de México, son auténticos jardines flotantes, balsas de tierra sostenidas con maderos destinadas al cultivo ganando terreno al lago. Los canales son relevantes no solo histórica, sino ecológicamente. Como vestigio de los lagos destacan el árbol ahuejote y la salamandra mexicana o axolotl, símbolo en la era azteca. Sus principales amenazas son la reducción de los canales por asentamientos ilegales, especies exóticas y polución del agua.  Arquitectónicamente, el centro del barrio coincide con el de la ciudad colonial en la iglesia San Bernardino de Sienta, de finales del XVI y labrada puerta de entrada. De aquí parte la calle Guadalupe I.Ramirez, en su día un puente que conectaba con la calzada en dirección a Tenochtitlán.

Ciudad de México es una apabullante ciudad en la que podremos destinar desde un día intenso a varios días. La mejor forma de moverse es en metro, que nos dejará rápidamente en el centro histórico. Las distancias en este son manejables y la seguridad razonable, así que podremos pasear esta zona colonial. Merece la pena subir a la torre de la catedral y entrar al museo del Templo Mayor, que conserva restos aztecas como el impresionante monolito Coyolxauhqui. También son recomendables los espectáculos de baile folclórico en el Palacio de Bellas Artes. El centro es también el mejor lugar para realizar compras. Xochimilco es una de las zonas más turísticas gracias a su actividad estrella, alquilar por horas una de las embarcaciones denominadas trajineras para navegar en los canales. Se llega relativamente bien en metro y tren ligero, aunque también podemos contratar una excursión.

Fotos: xiroro / Pablo Leautaud

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