Suecia continental
Las relaciones entre Alemania y Suecia, dos países que apenas están separados por cien kilómetros de Báltico, proceden de los intercambios comerciales de la Edad Media, especialmente a través de la liga Hanseática. En el contexto de la Guerra de los Treinta Años, el rey sueco Gustavo II Adolfo, protestante, invadió el católico Sacro Imperio Germánico. Lo hizo en 1630 al desembarcar con un potente ejército en la isla de Usedom, en el noreste alemán. Este conflicto se consideró una ramificación del que mantuvo ocupada a Europa en esa época. Tuvo como principal consecuencia el establecimiento del imperio sueco en distintas localizaciones al norte de Alemania y Polonia, en las regiones conocidas como Mecklenburg y Pomerania. Tras la muerte del rey sueco, el avance de estos se debilitó, pero la paz de Westfalia otorgó distintos enclaves que quedaron bajo dominio sueco durante una buena temporada. Fue el caso de Stralsund y Wismar, que pertenecieron a Suecia hasta comienzos del siglo XIX. Los centros históricos de estas dos ciudades reflejan tanto la etapa hanseática como la más complicada historia posterior.
Ambas miran al Báltico y ambas son producto de la colonización germánica de los territorios eslavos al norte del continente, acaecida entre los siglos XII y XIII. Situadas en localizaciones óptimas para el comercio y la defensa y dotadas de las herramientas legales popularizadas por la ciudad de Lübeck, las dos crecieron estableciendo relaciones con media Europa. Esto se apuntaló en 1293 con el ingreso de ambas en la liga hanseática, que en el siglo XIV impulsó especialmente a Stralsund. La apertura de las nuevas vías comerciales en el sur de Europa supuso un parón económico en el XVI y el nuevo gobierno sueco no mejoró especialmente la situación. Wismar tuvo además que sufrir distintas invasiones, mientras que Stralsund al menos funcionó como capital regional. A comienzos del XIX, ambas ciudades dejaron de ser suecas: primero Wismar y luego Stralsund. La primera pasó a manos del ducado de Mecklenburg y la segunda se volvió prusiana. En ese siglo, ambas se industrializaron paulatinamente y recuperaron cierto poder económico.
Stralsund está situada a orillas del estrecho Strelasund que separa al continente de la isla de Rügen. Esta ciudad fue una de las punteras de la Hansa con sus 300 barcos navegando por el Báltico y su arquitectura de gótico báltico o de ladrillos. Este estilo, así llamado por ser el material principal, fue uno de los más extendidos por la Hansa. Los suecos invadieron Alemania muy cerca de aquí y en esta ciudad construyeron su primer fuerte. El fantásticamente conservado centro histórico contiene más de 500 edificios protegidos. El centro está en la plaza del mercado viejo, rodeada de edificios góticos y barrocos. Desde ella se ve la imponente iglesia de San Nicolás. Sobresale por detrás del ayuntamiento, la joya arquitectónica del gótico. Construido en 1278, es uno de los principales representantes entre los edificios civiles de este estilo. Su lujosa fachada demuestra la riqueza de Stralsund por entonces. Otras dos iglesias representantes del estilo son la de Santa María y la de San Jaime.
Unos 150 kilómetros al oeste está Wismar, protegida por una bahía natural que lleva su nombre y un promontorio. Otro miembro importante de la Hansa gracias a la producción de lana y cerveza, la industrialización del XIX la recuperó hasta la II Guerra Mundial, cuando fue gravemente bombardeada. Los 10.000 metros cuadrados de la plaza del mercado son el centro neurálgico del casco viejo. En todos sus lados hay edificios que van del siglo XIV al XIX y en el centro destaca la fuente Wasserkunst, de 1602. El edificio gótico más destacado es el viejo almacén sueco de 1380. También sobrevive la torre de ochenta metros de la iglesia de Santa María. El resto fue dañado en los bombardeos de la gran guerra y derribado posteriormente por el gobierno comunista. Su espíritu sobrevive en San Nicolás, del siglo XIV, cuyo diseño se basó en la de Santa María.
La mejor manera de llegar a ambas ciudades es en tren, desde Berlín o Bremen. Si vamos en coche es necesario evitar el centro. Ambas ciudades ofrecen paseos guiados por el centro y Stralsund tiene una exposición permanente sobre el patrimonio de ambas ciudades. La cerveza en Wismar tiene una larga tradición que sobrevive en la Brauhaus am Lohberg, último representante de una producción de origen medieval. La gastronomía de ambas ciudades introduce mucho pescado, especialmente el arenque, algo poco habitual en Alemania. En agosto podremos disfrutar de un festival sueco en la ciudad de Wismar. Es la mejor época para ir: además de las ciudades, podremos disfrutar de una región poco densa y muy natural. Hay muchos paseos posibles en bicicleta y también es el mejor momento para realizar algún pequeño crucero en barco.
Fotos: Norbert Kaiser / Hans Porochelt
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