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Ciudad colonial de Santo Domingo

Ciudad colonial de Santo Domingo

Distrito Nacional (República Dominicana)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 9 09, 2020
  • Category:

Pionera americana


Como cualquier escolar sabe, en 1492 Cristóbal Colón involuntariamente descubrió el continente americano, habitado mucho tiempo atrás. El desequilibrio tecnológico y su disponibilidad de recursos alimentaron desde muy pronto la carrera por la colonización. El 5 de diciembre, antes de regresar a España, Colón fundó la primera colonia en La Española, isla actualmente repartida entre República Dominicana y Haití. Construida con los restos de la embarcación Santa María fundó en la cara norte La Navidad. Tras varios viajes y colonias más, la primera estable fue Santo Domingo, levantada en 1496 y fundada oficialmente en 1498 por el hermano de Colón, Bartolomé. Actual capital de República Dominicana y mayor área metropolitana del Caribe, se considera el asentamiento permanentemente ocupado más antiguo de América. Como tal, fue la primera ciudad hispana en disponer de muchas facilidades del viejo mundo: catedral, hospital, monasterio, fuerte, universidad o aduana. Primera capital de América, su diseño influyó notablemente en el resto de colonias imponiendo el damero como diseño urbano básico.

Parque Colón y catedral de Santo Domingo

El centro que vemos hoy tiene unos años menos, pues en 1502 el gobernador de la isla, Nicolás de Ovando, cambió de orilla del río Ozama. También cambió de nombre, pues el original venía heredado de otra colonia, Nueva Isabela. En sus primeras décadas, Santo Domingo fue la base para la conquista de reinos prehispánicos. Desde aquí partieron las expediciones a Cuba, Puerto Rico y México. Llegaron también las leyes de Burgos, promulgadas para establecer el sistema de encomiendas destinado a organizar el trabajo y conversión católica de los indígenas. Conforme se fueron fundando colonias, la influencia de Santo Domingo empezó a repartirse y diluirse. Las cosas se complicaron con la entrada de nuevos países dispuestos a cuestionar las posesiones españolas. El inglés Francis Bacon tomó puntualmente Santo Domingo y Oliver Cromwell lo intentó. La Española sufrió cierta despoblación y en 1697 la crisis fue definitiva cuando la parte oeste de la isla se otorgó a Francia. Con el enemigo más cerca que nunca, Santo Domingo declinó.

Francia no se conformó y en 1795 unificó toda la isla bajo su poder. Empezaron a tener sus propios problemas y Santo Domingo cayó a manos de rebeldes haitianos para luego volver a España en 1809. Sin mucho tiempo para reorganizar la isla llegaron los movimientos independentistas encabezados por el erudito criollo José Núñez de Cáceres, que consiguió la independencia en 1821. Solo dos meses después empezaron las beligerancias con el lado haitiano, que junto a los españoles inició un periodo de fuerte inestabilidad en el que se mezclaron intereses nacionalistas, haitianos y españoles más un nuevo actor regional, EEUU. Solo en 1966, tras el último fracaso estadounidense, finalizó esta etapa. La ciudad vivió intensamente cada conflicto, pero el principal cambio urbano lo produjo un desastre natural, el huracán de 1930. No modificó el diseño urbano original de Ovando formado por 32 calles en cuadrícula que dibujan 116 manzanas ocupadas por edificios de piedra, ladrillo o adobe. 

Alcázar en Santo Domingo

Como luego sería norma, la cuadrícula se corta en la plaza Mayor, hoy parque Colón por una estatua del descubridor. Aquí está la catedral, en la que podemos ver una diferencia recurrente de Santo Domingo. Al ser fundada tan pronto tiene todavía base gótica, aunque con trazas del plateresco que empezaba a triunfar en España. Contempóraneo a la catedral, en arquitectura civil destaca el Alcázar de Colón, residencia oficial virreinal en época colonial. Aunque su extensión es hoy la mitad, su conservación es excelente. Otros edificios de comienzos del XVI que presumen de ser los primeros en su categoría son la Real Audiencia, hoy edificio de Casas Reales, la fortaleza Ozama y el palacio consistorial, aunque su fachada fue ocultada por una remodelación neoclásica. Uniendo varios de ellos está la calle las Damas, paralela al río y primera de la ciudad. Algo alejadas del centro están las ruinas del monasterio San Francisco.

Santo Domingo es la puerta de entrada a República Dominicana si hablamos de viajes no orientados a la pura playa, para lo cual está Punta Cana. Muchos turistas no llegan a conocer la capital pese a estar a solo tres horas de las playas más concurridas. También las hay en la capital, aunque mucho menos paradisíacas. Están en la avenida George Washington, donde se aloja el turismo internacional. En la ciudad colonial nos podemos mover de forma segura, pero si queremos una visita guiada hay que contratar un guía oficial en el parque Colón. El museo del Alcázar es imprescindible por sus obras renacentistas y medievales. Para algo más distendido, en la calle del Conde podremos hacer compras y las ruinas de San Francisco se convierten en una sala de baile, arte llevado a emblema nacional gracias al merengue. Este tiene su propio festival a finales de julio, más o menos antes de empezar la peor parte de la temporada de huracanes.

Fotos: Jean-Marc Astesana / David Stanley

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