Piratas del Golfo
Los cerca de 6.000 kilómetros del Golfo de México son ocupados por solo tres países: México, EEUU y Cuba. Este enorme golfo no fue descubierto por Colón, que se quedó siempre en aguas caribeñas. Hubo que esperar a 1497, cuando Amerigo Vespucci recorrió el golfo por toda su costa proporcionado su primera cartografía. Sobre 1517, los españoles empezaron a fijarse en estos territorios actualmente mexicanos. Francisco Hernández de Córdoba fue el primero en llegar a una zona donde civilizaciones complejas guardaban atractivas riquezas. En la zona del actual estado de Campeche, la conquista fructificó en 1540. A pesar de controlar esta zona, los españoles hicieron más uso de los puertos comerciales del Caribe. La excepción a esto la supuso la ciudad de Campeche, rival económica de la interior Mérida en esta época. Campeche conserva buena parte de las murallas que se hicieron totalmente necesarias a finales del siglo XVII, en la era de los bucaneros. Los ataques sufridos fueron numerosos, especialmente en dos fechas que supusieron puntos de inflexión para la política europea y colonial.
Localizada en la bahía con su nombre, Campeche se asienta sobre la ciudad maya de Ah Kim Pech, ciudad de serpientes y garrapatas. Con unos 35.000 habitantes fue entonces capital precolonial de un Kuchkabal o protoestado maya. Se fundó en 1461, tan solo décadas antes de la llegada de los españoles. El primer encuentro entre europeos y mayas fue amistoso, aunque salieron a la luz algunas tensiones. Estas explotaron cuando los españoles abordaron la colonización, lo que les llevó tres intentos. Francisco Montejo conquistó la ciudad y la refundó como Campeche en 1540. Fue base de operaciones para exploraciones en la península del Yucatán y principal puerto de la zona. A finales del siglo XVI, los ataques piratas empezaron a ser habituales, aunque siempre modestamente. En 1663, sin embargo, tuvo lugar el Saqueo de Campeche. Los piratas ingleses Christopher Myngs, que ya había triunfado en Santiago de Cuba, y Edward Mansvelt lideraron una tropa de catorce barcos y 1.400 piratas a los que se unieron barcos franceses y holandeses. Tras una corta defensa, los españoles se rindieron a la evidencia y concedieron un jugoso botín.
Las noticias de tamaña fechoría llegaron a oídos del rey de Inglaterra, que limitó legalmente este tipo de saqueos a gran escala por el bien de la paz entre estados. Esto no impidió un nuevo saqueo, esta vez a manos del filibustero holandés Laurens de Graaf. Fue en 1685 y los españoles tuvieron suficiente: decidieron levantar unas gruesas fortificaciones para detener sucesivos ataques. La muralla diseñada llegó a medir dos kilómetros y medio y donde sobrevive tiene hasta ocho metros de altura y dos y medio de grosor. En el interior se proyectó una plaza cara al mar en la que se erigieron los principales edificios administrativos. A partir de este momento, Campeche vivió en relativa paz y fue sumando más y mejores casas particulares y edificios. En el siglo XIX, la apertura de nuevos puertos y la independencia le sentaron mal. Esta segunda cortó las rutas comerciales con Europa, a las que se sumó el cese de actividad con Ciudad de México cuando Yucatán declaró su propia independencia. Este declive, por otro lado, ha permitido mantener la ciudad casi intacta.
El circuito amurallado llegó a cubrir 45 hectáreas. Una parte de las murallas fue retirada en tiempos de paz, pero el estado actual es bastante bueno. Se mantienen en pie también los ocho baluartes y fuertes que tuvo el sistema defensivo. Hoy tienen distintas funciones. También se conservan un par de puertas de la ciudad: la de Tierra y la de Mar. En el centro histórico en damero destaca la homogeneidad arquitectónica, con más de mil casas barrocas y neoclásicas pintadas a todo color. Un ejemplo es la Mansión Carvajal. En la plaza principal se juntan las principales construcciones, destacando la catedral de la Inmaculada Concepción. Otras iglesias, sobre todo franciscanas, se reparten por la ciudad.
Campeche está creciendo mucho y cuenta ya con unos 250.000 habitantes, aunque el centro histórico está al margen y es muy tranquilo. Tras visitarlo podemos salir de las murallas y dar un paseo por el malecón del Golfo de México, en terreno ganado al mar. La mejor manera de llegar a Campeche es volar a Mérida y llegar por tierra, o bien como parte de un circuito: suele estar entre Palenque y Mérida. A unos 45 minutos tierra adentro está el sitio arqueológico de Edzná, perfecto para una excursión. La gastronomía de Campeche es muy distinta, con muchos productos de mar y dos por encima de resto: camarones y cazón. El plato más conocido es el pan de cazón, elaborado con tortilla y frijoles. De junio a octubre hay bastantes lluvias en esta zona, por lo que es mejor venir en otoño.
Fotos: Adam Jones / Jiuguang Wang
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