Desbrozando para avanzar
La región de Bengala comprende el vértice del golfo del mismo nombre, en el noreste del subcontinente indio. En muchos aspectos es una región homogénea étnica, lingüistica y culturalmente, pero dos cuestiones relacionadas entre sí la han partido en dos. La independencia de la India trajo una división política en 1947 que en el oeste se tradujo en Pakistán y en el este, tiempo después, en Bangladés. A este lado de la frontera, pues, quedó la población musulmana. La razón histórica última de este movimiento en Bangladés tiene que ver con el sultanato de Bengala, presente aquí desde el siglo XIII hasta que el territorio pasó a manos de un imperio musulmán mayor: los mogoles de la India. Antes de que esto sucediera se levantó en Bengala el monumento musulmán de mayor relevancia. Fue en el siglo XV a través de Khan Jahan Ali, responsable de Bagerhat. Hablamos de una enorme ciudad plagada de mezquitas con un estilo único en el que se fusionaron el de Delhi, que ya impregnaba la región, y el túrquico por los orígenes de Khan Jahan.
Khan Jahan no era el sultán, sino un dirigente local a sus órdenes. Además de ello fue un santo sufí piadoso y humilde. La intención de los sultanatos de Delhi y Bengala fue extender el Islam hacia el este, para lo cual había que solucionar un área deshabitada por sus complicaciones: los Sundarbans. Esta zona, el mayor manglar del mundo, producido por el delta del Ganges, fue desbrozada a orillas del río Bhairab por Khan Jahan para crear Bagerhat. En el espacio creado tendió puentes, carreteras, una red de suministro de agua y levantó todos los edificios públicos, mezquitas y palacios. Así nació en 1429 la llamada entonces Khalifatabad. Treinta años después, a la muerte de Kahn Jahan, Bagerhat entró en un declive que terminó sumergiéndola en la vegetación. La zona fue limpiada y restaurada entre los siglos XIX y XX.
La ciudad tiene una extensión de unos cincuenta kilómetros cuadrados. Es bastante original en su diseño, con un aprovechamiento del espacio muy avanzado. No tiene murallas porque la táctica defensiva consistía en retirarse a la jungla. En la ciudad se llegaron a contar hasta 360 mezquitas, todas de un estilo muy similar: un minarete circular de altura doble de la fachada y decorado con falsos colmillos de elefante. El material utilizado fue preferentemente el del ladrillo de barro cocido, que con el tiempo sufrió los ataques de la humedad salina de Bangladés. La ciudad se divide en dos partes, este y oeste, separadas unos seis kilómetros entre sí. En la parte este, el punto central es el mausoleo de Khan Jahan, un sencillo y pequeño edificio con una cúpula. Llaman la atención los azulejos hexagonales multicolores, aunque se han perdido en su mayor parte, y la caligrafía de las paredes. En los alrededores hay multitud de mezquitas, entre las que destaca la de Ronvijoypur, con la mayor cúpula del país.
En la zona oeste está la obra cumbre de la arquitectura musulmana en Bangladés: la mezquita de las sesenta cúpulas o Shat Gombuj Masjid. Tardó 17 años en acabarse y mide 49 metros de ancho por 33 de largo. Es muy baja, lo que junto al grosor de los muros y las cuatro torres de las esquinas le dan un aspecto de fortaleza. Dos de estas torres tienen función de minarete y las cuatro tienen cúpula. Estas, sumadas a las 77 en rejilla del techo, hacen un total de 81 cúpulas, más de las sesenta que se anuncian en el nombre de la mezquita. Es posible que en la historia hubiera un cambio, porque de lo que sí hay sesenta es de columnas en el interior. Todas ellas forman arcos entre sí dividiendo el espacio interior de la mezquita, bastante sombría. Shat Gombuj Masjid era, además de mezquita, un lugar de asamblea y una madraza. Alrededor hay otras mezquitas: una con nueve cúpulas y la mayor parte con una única.
Bagerhat está en los suburbios de la actual ciudad, de 235.000 habitantes. Está a unos treinta kilómetros de Khulna, tercera ciudad del país y base idónea para visitar los Sundarbans. Todos los alrededores están hoy en día desbrozados de jungla y dedicados a la agricultura del arroz, lo que le da un aire rural a Bagerhat. La mezquita es de pago, algo poco habitual en este tipo de templos. No es así en el mausoleo, que recibe multitud de peregrinos que rezan por la piedad de Khan Jahan. Frente a la mezquita hay un interesante museo en el que se reúnen todos los artefactos encontrados en las tareas arqueológicas que se llevaron a cabo en su día. De un lado a otro lo mejor es moverse en rickshaw. Esta zona es tremendamente lluviosa de mayo a octubre, por lo que es recomendable ir al acabar la temporada de lluvias.
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