7.000 años en 30 metros
Hay ciudades que para su candidatura a ser el asentamiento ocupado desde hace más tiempo no necesitan más que mostrar dónde se asienta su centro histórico. Ciudades como la siria Alepo o la iraquí Erbil yacen sobre un tell arqueológico, esto es, una montaña artificial creada con el tiempo. Cuando los arqueólogos investigaron el tell bajo la ciudadela de Erbil pudieron fijar su antigüedad mínima en 7.000 años. Su primer registro histórico en las tablillas sumerias de Ebla tiene 4.300 años. Su primer cénit empieza en periodo neoasirio y alcanza hasta su destrucción por los mongoles. Erbil se recuperó con los otomanos, responsables de la estructura urbana actual. Aunque pueda parecer una fortificación por la estructura continua de sus fachadas, lo cierto es que la ciudadela de Erbil es moderna, lo que sumado a su extensión hace que estemos ante un entramado urbano. Hoy, Erbil ha crecido fuera de su ciudadela hasta convertirse en la ciudad más poblada del Kurdistán, aunque los kurdos son solo los últimos de sus muchos ocupantes.
De la era Calcolítica previa a la Edad de Bronce hay pocos restos en Erbil, cuyo nombre se ha mantenido casi inmutable desde que en los primeros textos aparece como Arbela. Bajo los asirios despuntó por detrás de Asur y Nínive, especialmente en tiempos neoasirios. De hecho, aún hay minorías asirias que reclaman su descendencia. Arbela cuenta con fortificación y una potente infraestructura hidrológica. Al finalizar el periodo asirio, la ciudad empezó a cambiar de manos: persas, griegos, romanos, cristianos y finalmente musulmanes. Incluso durante el siglo I tuvo su propio reino, Adiabene, siendo bisagra entre romanos y persas. Con los árabes empieza el declive en favor de la cercana Mosul. La descripción escrita habla de una fortaleza sobre una colina, el tell formado tras 6.000 años, más una expansión urbana en la zona baja orientada al comercio, administración y viviendas. Aquí es donde está la estructura más antigua en pie, el minarete de Choli del siglo XII. No queda más, porque en el siglo XIII los mongoles la arrasaron.
No fue el único azote mongol, pues tras una era turbulenta Tamerlán la volvió a destruir. El tell creció otros metros y se volvió a fortificar para su nuevo rol fronterizo entre los imperios otomano y persa. En 1743, los segundos asediaron la ciudad. Seguramente el nivel de destrucción fue elevado, porque muchos edificios son posteriores. En el siglo XIX, Erbil definitivamente sacó la cabeza. Su ciudadela empezó a bullir de vida con edificios residenciales. Cuando empezó a expandirse en la zona baja, sin embargo, la ciudadela se convirtió en un lugar incómodo. Se intentaron mejorar los accesos, pero fue inútil. Desde los 70, el abandono fue imparable. A esto se sumaron las turbulencias políticas de Irak en general y el Kurdistán en particular. Oleadas de refugiados ocuparon la ciudadela, lo que descontroló la conservación. Finalmente, en 2006 se ordenó desocupar y activar medidas preventivas. Fue el momento idóneo para investigar el tell.
Este tiene forma ovoidal con 430×340 metros de extensión y unos 25-30 metros de altura, lo que le convierte en uno de los tells más altos que existen. De manera natural, los restos han ido formando un ángulo casi perfecto de 45 grados. Tres rampas conducen a sus tres puertas históricas: la reconstruida del sur, la norte y la este para las mujeres. Dan acceso al anillo exterior de viviendas, sujetas con contrafuertes para evitar su colapso. Este patrón en anillo se repite en todo Erbil, aunque las calles principales parten radialmente desde la puerta sur. En 1958 se abrió una amplia calle que une esta con el norte. Las más de 500 viviendas se dividen en tres barrios históricos: el noble Serai, el místico Takya y el económico Topkhana. Casi todas son del siglo XX y están hechas de ladrillos de barro cocido, techo de madera y alguna decoración. Aunque la ciudadela de Erbil ha alojado multitud de monumentos, hoy solo cuenta con una mezquita moderna, Mulla Afandi.
Erbil cuenta con millón y medio de habitantes, pero la ciudadela está vacía salvo por una testimonial familia autorizada a vivir para poder postular al título de ciudad ocupada desde hace más tiempo. Pese a estar en Irak, Erbil es un oasis de seguridad que ha vivido con relativa calma, aunque notaremos la seguridad en muchas partes. Es de las pocas ciudades iraquíes que mantiene vuelos internacionales regulares, así que es la puerta de acceso al norte. La ciudadela cuenta hoy con un bazar local y está orientada al turismo con museos como el textil. Además de ver las vistas desde arriba hay que rodear el tell para ir viendo su falsa muralla. El otro barrio más visitado es Ankawa, donde residen los asirios cristianos, y por supuesto hay que visitar el minarete de Choli.
Fotos: jan kurdistani / Osama Shukir Muhammed Amin
Comentarios recientes