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Conjunto arqueológico fronterizo de Hedeby y la Danevirke

Conjunto arqueológico fronterizo de Hedeby y la Danevirke

Schleswig-Holstein (Alemania)

Muralla danesa


En el siglo XIX se resolvió la llamada Cuestión Schleswig-Holstein entre Dinamarca y Alemania. Esta región limítrofe había desarrollado una compleja historia desde el Medievo. Tanto Schleswig como Holstein eran feudos de origen danés, pero étnicamente las cosas habían cambiado, siendo especialmente Holstein totalmente germana. En 1848, Dinamarca promulgó una constitución para adjudicárselas que inevitablemente provocó un levantamiento de la nutrida población germanófila. Al recibir estos apoyo de la Confederación Germana, la situación derivó en guerra. Los apoyos internacionales de Dinamarca, que amenazaban una intervención de Reino Unido, Francia y Rusia, forzaron la retirada alemana, pero el asunto no quedó cerrado. Más cuando el rey danés murió sin descendencia y entre complejidades legales se llegó a la segunda guerra. Con Holstein dejado por imposible, Dinamarca se replegó a Schleswig. Aquí, la presencia danesa era mayor y también había lazos sentimentales asociados a la ciudad de Hedeby y la muralla de Danevirke. Esta volvió a ser utilizada tras siglos en desuso solo para caer en manos alemanas. 

Muralla del Danevirke

Apenas quince kilómetros separan Schlei, un brazo del mar Báltico en cuya punta estuvo la ciudad de Hedeby, del río Treene y sus alrededores pantanosos, en el mar del Norte. Es así el punto más estrecho de la península de Jutlandia, que separa al continente de Dinamarca. Fue el lugar elegido por los daneses para levantar Danevirke. La leyenda dice que fue en el siglo X, cuando el inicio de la dinastía danesa necesitó de fronteras para el nuevo reino. La arqueología ha retrocedido esa fecha hasta el siglo V, aunque las fases más estudiadas parten del año 650, dentro de la considerada era vikinga. La primera muralla fijó la principal división en tres zonas: Hovedvolden para la parte principal y Nordvolden y Østervolden bastante más cortas. Construida en varias etapas, tuvo versiones en tierra apelmazada, empalizada y refuerzo con piedra. La segunda fue una extensión que añadió un foso, mientras que la tercera fue la más conocida, la del insigne rey Harald Bluetooth del siglo X. Se restauraron varias partes, se unieron otras y se ganó tamaño: cinco metros de alto y veinte de ancho. 

Hubo más ampliaciones y refuerzos hasta el siglo XII, cuando las nuevas armas de guerra redujeron la efectividad del Danevirke. En total se completaron unos treinta kilómetros. En el siglo XIX, el Danevirke era más un símbolo que una realidad física, con la mayoría de tramos en mal estado. Las guerras Schleswig-Holstein le dieron vida y 27 bastiones al Danevirke, que los daneses creyeron fundamental para su defensa hasta el punto de montar la línea defensiva a su abrigo. Sin embargo, el Danevirke mostró su principal debilidad. En invierno, las zonas pantanosas se hielan dejando paso a las tropas enemigas. El general danés Julius De Meza, creyéndose rodeado, ordenó la retirada y dejó para siempre en manos alemanas el Danevirke. Las prisas hicieron que mucha artillería danesa quedara abandonada en un fallo táctico que puso en ventaja a Alemania. En el siglo XX se protegieron secciones y los arqueólogos fueron desentrañando su pasado. Una veintena de lugares albergan porciones más o menos completas. 

Área que ocupó Hedeby con el museo vikingo moderno

La muralla principal enlazaba en el este con la muralla de Hedeby. Esta ciudad, que llegó a ser la segunda en población de los vikingos daneses, fue clave para el Danevirke. Tenía un doble rol: defensivo y comercial. Fundada a finales del siglo VIII, creció rápidamente por el comercio por tierra entre el norte danés y el sur germano y también como enlace entre el mar del norte y el Báltico con el fin de ahorrar el rodeo navegando alrededor de Jutlandia. Sin embargo, la historia de Hedeby fue corta. Fue saqueada por vikingos noruegos en el siglo XI y tras un renacimiento puntual un saqueo eslavo le puso la puntilla. Paulatinamente, las aguas fueron ocultándola hasta su descubrimiento en el siglo XIX. Tras arduas labores de drenaje se obtuvo un rico legado arqueológico gracias a las condiciones de conservación. No obstante, solo se ha excavado un 5% por las dificultades, que también hacen complicado al visitante apreciar la ciudad. 

La mejor forma de llegar a Schleswig-Holstein es a través de Hamburgo, a menos de dos horas de Danevirke y Hedeby. Hay una localidad que alberga un modesto museo de la muralla, Dannewerk, mientras que en el sitio arqueológico de Hedeby hay otro vikingo. Este segundo es mucho más completo, pues además de una sección con los artefactos encontrados en las labores arqueológicas hay reproducciones de las casas y muchas actividades. Desde el primer museo es posible dar un paseo por el Danevirke, aunque falta un recorrido más integral al estilo del muro de Adriano en Inglaterra. Por la región merecen la pena la ciudad de Schleswig y navegar por el Schlei.

Fotos: Szilas / Västgöten

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