Cuevas y maizales
Si hay un alimento clave en la historia de América es el maíz, equiparable al trigo euroasiático. Su producción tiene hoy escala planetaria y, con EEUU a la cabeza, supera los mil millones de toneladas anuales. Toda la infinidad de variedades del maíz nació de la domesticación de pequeños arbustos del género zea. Es difícil concretar dónde sucedió primero, pues cada investigación refuta a la anterior. Fuera en Río Balsas, Naquitz u otro sitio que vuelva a anticipar el nacimiento, los indicios apuntan al sur de México. En los 9.000 años de relación entre el hombre y el maíz, las variedades y usos han evolucionado enormemente. Fue sagrada para muchas culturas mesoamericanas y hoy se está erigiendo en un valioso biocombustible. Uno de los primeros focos de expansión fueron los valles de la zona de Oaxaca. En distintas cuevas se han encontrado pruebas de su cultivo. Cuando a los habitantes de esta zona les llegó el maíz, ellos ya sabían perfectamente lo que era la agricultura. Antes del maíz llevaban siglos cultivando cucurbitáceas.
Monte Albán, la colina sobre la que se asentó la ciudad prehispánica de Oaxaca, está en un cruce de tres valles. Hacia el sureste está el brazo de Yagul y Mitla. Hoy, los campos de cultivo dominan las partes bajas, a unos mil metros de altitud, mientras que las montañas Mixe siguen nutridas de la misma vegetación de los últimos 10.000 años. Estas montañas están horadadas por montones de cuevas que en muchos casos sirvieron de protección para los primeros cazadores-recolectores de América. Estos llegaron seguramente del norte. Al mejorar el clima fueron domesticando las primeras especies vegetales. La sedentarización definitiva aún tardó un poco más y se dio casi de forma simultánea a los valles andinos de Sudamérica. Se puede decir que, más que revolución agrícola, lo que hubo fue una transición. En Yagul y Mitla, el investigador Kevin Flannery encontró en los años 60 tres cuevas clave. Sus registros botánicos representan las fases en las que se pasó de un cultivo ocasional y estacional a asentamientos estables. Las investigaciones han sido completadas en los últimos años.
Se han identificado unas 150 cuevas habitadas en algún momento de forma más o menos intensa. Muchas han dado grandes frutos a los arqueólogos. La principal, objeto de múltiples debates y estudio, es la de Naquitz. Sus condiciones de baja humedad permitieron una óptima conservación. La cueva fue ocupada de forma intermitente por cazadores-recolectores en la fase más temprana, desde hace 10.000 años. A pesar de ser nómadas, también cultivaban. Aquí se encontraron restos de maíz. En concreto, mazorcas de unos 6.000 años, las más antiguas. Parecen una evolución de las semillas encontradas en Río Balsas, al noroeste. En Naquitz se encontraron también semillas y restos de calabazas y semillas de judías. Son las muestras de agricultura más antiguas del continente hasta ahora. En otras cuevas como Cueva Blanca y Gheo Shih se han encontrado herramientas, canteras, restos de animales, otras semillas, proyectiles, petroglifos y pinturas. Entre estas últimas, las más famosas están en torno a Caballito Blanco, una pequeña ciudad prehispánica muy posterior.
La vida en los valles se fue sofisticando hasta que llegó a su cénit bajo Monte Albán. Esta poderosa ciudad zapoteca dominó el valle desde el año 200 hasta el 700, cuando fue misteriosamente abandonada por sus élites. La población se dispersó por el valle y surgieron nuevos asentamientos. Junto a los valles repletos de cuevas, Yagul fue una de las principales. Ya existía antes del colapso de Monte Albán, pero su momento álgido llegó en el siglo XIII como ciudad-estado. Yagul está construida sobre una colina y se divide en tres zonas: fortaleza con amplias vistas al valle; zona ceremonial con juego de pelota, palacio y varios patios; y zona residencial. El estudio de esta ciudad precedió unos años a la investigación de las cuevas.
Oaxaca es sin duda la ciudad de referencia para viajar a Yagul y los valles. Se encuentra a 45 minutos de esta ciudad y es fácil conseguir transporte que nos lleve y traiga en una mañana. No encontraremos mucho turismo: al fin y al cabo las ruinas de Monte Albán son muy superiores e incluso las cercanas de Mitla tienen más relevancia. Tienen por tanto un encanto distinto. Las cuevas se encuentran en el lado norte de la carretera entre Tlacolula y Mitla, pero solo podremos hacer senderismo entre ellas: la entrada de momento no está permitida. Los artefactos encontrados los podremos encontrar en el Museo de las Culturas de Oaxaca. Podemos homenajear al maíz con su producto principal: las tortillas. Las especialidades locales son las tortillas gigantes llamadas tlayudas o la sopa de tortilla.
Fotos: Jenny Levine / Jlrsousa
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