Delta de conchas
El río Saloum, de apenas 105 kilómetros, no se puede comparar a las grandes cuencas de Senegal. Sin embargo, a nivel histórico puede hacerlo, pues aquí se juntaron dos de los reinos precoloniales más importantes del país: los de Saloum y Sine, nombrados a partir de dos ríos. Cada reino estaba ubicado a una orilla del río Saloum. No solo compartían el río, sino también etnia: la serer. Estos reinos, muchas veces centrados en el esclavismo, ahogaron económicamente a otros pueblos serer más modestos que se expandieron por el delta. Teniendo en cuenta el tamaño del río, su delta es proporcionalmente inmenso y es el centro de una amplísima zona de manglares que ocupa setenta kilómetros de costa y otros 35 hacia el interior. Aquí, los serer se dedicaron a lo que podían: la pesca y el marisqueo. Esta segunda actividad dejó rastro gracias a los 218 montículos artificiales de conchas de moluscos, los denominados midden o conchal. Estos montículos, habituales en el mundo, alcanzan aquí su mayor escala por la cantidad y tamaño. Además, 28 de ellos se utilizaron como túmulos funerarios, lo que los convierte en únicos.
El delta ocupa unas 180.000 hectáreas e implica a tres ríos principalmente: el Saloum, el Diombos y el Bandiala. Estos dos últimos a duras penas se pueden considerar ríos en vez de brazos muertos del delta, pues no llegan a los treinta kilómetros. Además, multitud de canales salobres, denominados aquí bolon, atraviesan el delta formando más de 200 islas e islotes y multitud de bancos de arena. En la zona más costera aparece el hábitat marino, incluyendo un marisco que queda al descubierto sobre llanuras de arena con las mareas, facilitando el trabajo de las marisqueras. Aquí es un trabajo de mujeres, mientras que los hombres se dedican a la pesca. Todo el delta es reserva de la biosfera y casi la mitad Parque Nacional. Más o menos la mitad del terreno firme es manglar, siendo el resto bosque seco. En la fauna destacan las hienas y la multitud de aves migratorias que descansan aquí en invierno o crían: charrán real, flamencos, espátulas, aves limícolas, aves caradriformes, etc.
El Sapiens aprendió a comer marisco desde el Paleolítico temprano. En el oeste de África, esta costumbre aparece en el quinto milenio a.C. y poco a poco va bajando hasta llegar a los ríos Senegal y Saloum entre el segundo y primer milenio a.C. El montículo de marisco más antiguo de Saloum se ha datado sobre el 400 a.C. Estos montículos eran construidos para no interrumpir los canales y crear elevaciones artificiales en una zona totalmente plana. Cuando estos montículos eran lo suficientemente grandes se utilizaban también como túmulo funerario, práctica que arranca en el siglo VIII. Los montículos fueron creados por distintas etnias incluyendo los serer, que dominaron el territorio desde el siglo XII. La costumbre de los montículos desaparece sobre el año 1600. Posiblemente se debió a una mezcla de la presión de los primeros navegantes y colonos y los reinos cada vez más poderosos río arriba. En total, fueron utilizados unos 2.000 años, demostrando la sostenibilidad del marisqueo en Saloum.
Los montículos fueron utilizados como cantera durante los siglos XIX y XX, hasta que se introdujeron medidas de protección en los años 70. Llegaron décadas después de que desde 1939 fueran investigados por arqueólogos. Antes se creía que los montículos eran formaciones naturales. Muchos de ellos, que abundan en la zona más costera, son marcados por enormes árboles baobab, especialmente numerosos si esconden un túmulo. Los más grandes y representativos tienen nombres: el de Dioron Boumak tiene 500 metros de largo y el de Ndiamon-Badat 800. El primero da nombre al tipo específico de cerámica que se dio en el delta de Saloum, uno de los artefactos más importantes hallados en las excavaciones. Esta cerámica ha permitido conocer la expansión comercial de estos pueblos lacustres. Seguramente, los serer negociaban con otros pueblos con pescado y marisco seco.
Hoy, este pescado y marisco seco siguen siendo un producto habitual de esta zona de Senegal, especialmente en las ciudades medianas que se insertan dentro del delta. El turismo aquí está creciendo en los últimos tiempos y se articula en torno a la ciudad costera de Palmarin, a unas tres horas de Dakar y Kaolack, las grandes ciudades más cercanas. En Palmarin hay infraestructuras de sobra, especialmente de ecoturismo, algo por lo que se está apostando. Tendremos que contratar excursiones en barca o kayak por los canales del delta. Es también muy típico una excursión para conocer las técnicas de pesca de los serer. La mejor época para visitar el delta es entre noviembre a mayo, en temporada seca. Los artefactos extraídos en los montículos se conservan en su mayor parte en Dakar, pero también hay un museo en Palmarin.
Fotos: ho visto nina volare / USGS
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