Antes del Indo
Al sureste de la desembocadura del río Indo se extiende el Rann de Kutch. Lo segundo hace referencia a la provincia india de esta región, mientras que rann es una palabra hindí que significa marisma salada. Estamos en una amplia llanura desértica que durante una breve estación de lluvias se llena de vida atrayendo a millones de aves migratorias. Se estima que, en el pasado, el Rann de Kutch no era tan desértico y que sus canales salobres eran permanentes y unían los distintos lagos actuales. Esto hacía de Dholavira, su principal ciudad en la Antigüedad, un puerto marítimo, mientras que hoy está recluida en el principal lago de Kutch. Aunque el clima fuera más benigno, Dholavira exprimió una de las características más marcadas de la cultura harapea en la que se enmarca, su avanzadísima gestión de aguas. Junto a la planificación urbana y la escritura del Indo son los rasgos que la acercan al mundo harapeo o del valle del Indo, aunque su existencia preharapea también se constata en su sistema defensivo y estructura jerárquica.
El eminente arqueólogo indio Jagat Pati Joshi descubrió Dholavira en el año 1966, aunque las excavaciones empezaron en 1989. Así se comprobó el alcance del descubrimiento, que va más allá de la cultura harapea, fundamental desde el tercer milenio a.C. En el caso de Dholavira no se detecta con intensidad hasta su cuarta fase de ocupación, que coincide con el cénit de esta cultura liderada por ciudades como Mohenjo Daro. Los primeros 500 años de Dholavira comprenden su propia cultura y dan forma al núcleo amurallado de la ciudad, formada por ciudadela, patio y ciudad media. Muchas construcciones se levantan con piedra y no ladrillos, más habituales en el valle del Indo. También aparecen las principales artesanías de Dholavira, donde se trabaja la cerámica, metales, etc. La variedad se enriquece sobremanera en torno al año 2500 a.C. Es entonces cuando se considera que Dholavira pasa a formar parte de lo que conocemos como cultura del Valle del Indo.
Son 400 años de cénit harapeo que, no obstante, no implican un rediseño urbano. Los principales elementos de Dholavira están asentados y solo se aprecian cambios estéticos. Dholavira alcanza su tamaño máximo añadiendo la ciudad baja, solo parcialmente protegida por nuevas murallas. A más población, más necesidad de agua. Dholavira refina su sistema de recolección, conservación y desagüe. Mansar y Manhar, los arroyos estacionales que la flanquean, son represados y se construyen algunos de los depósitos más grandes del mundo harapeo. Alrededor del 2100 a.C. este periodo dorado finaliza y Dholavira declina. Distintas estructuras sufren de la falta de mantenimiento y un terremoto remata la faena sobre el año 2000 a.C. Un núcleo urbano mucho más reducido progresa durante algo más de un siglo para luego desvanecerse. Tras un prolongado periodo de abandono, Dholavira vive una última etapa de ocupación oportunista, sin planificación alguna.
El núcleo de Dholavira está formado por su ciudadela y patio amurallado anexo, ligeramente elevados. Al norte queda la explanada ceremonial, de la que está separada por la puerta norte. Aquí se halló una gran inscripción con diez símbolos de yeso. Es una de las más largas de esta lengua por descifrar. Al norte de la explanada está la ciudad media, con un diseño urbano que demuestra una total planificación basada en dos arterias principales que se cortan en ángulo recto. El eje oeste-este atraviesa una puerta para continuar por la ciudad baja, que comparte esquema urbano con calles principales y secundarias. En ambas ciudades proliferan viviendas y talleres. Fuera de las murallas, al oeste, está el cementerio, en el que abundan los cenotafios y apenas se han encontrado restos humanos. Aquí y en el resto de la ciudad se han hallado miles de artefactos como cuentas de muy diversas formas, herramientas, sellos, pesos, figurinas, etc.
Kutch no es una de las zonas más turísticas de India, pero los paisajes del Rann de Kutch y su fauna cada vez atraen a más gente. Ahmedabad es la puerta de entrada ideal y Bhuj su principal ciudad, quedando el desvío hacia Dholavira entre ambas. De camino es también aconsejable la Reserva de asnos salvajes indios, especie amenazada. Dholavira recibe su nombre de una pequeña ciudad que nos dará servicios básicos mientras visitamos la isla del sitio arqueológico. Este cuenta con un pequeño museo y centro de visitantes. Es muy recomendable un guía oficial para entender las distintas estructuras y capas del lugar, que nos llevará unas 2-4 horas. En la isla hay también una zona fosilífera de interés y merecen la pena sus atardeceres desde la colina Bhanjdo. El monzón va de junio hasta septiembre y es continuado por el invierno. Son las mejores épocas para venir, siendo totalmente descartable el verano por las tórridas temperaturas.
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