Icono atemporal
Anastilosis es un término griego que significa erigir de nuevo. Es una técnica reconstructiva en la que se utilizan materiales originales en lo posible, pero completando con yeso, cemento u otros materiales para garantizar la estabilidad. Sus criterios fueron descritos en 1964, aunque ya se había utilizado en muchas restauraciones de la Edad Antigua. Pese a aumentar su rigor, la anastilosis cuenta con grandes detractores, pero a ojos inexpertos es la mejor manera de trasladarse al pasado. Uno de sus ejemplos paradigmáticos es la Biblioteca de Celso en Éfeso. El arqueólogo alemán Volker Michael Strocka levantó su fachada en los años 70 tras siglos yaciendo en el suelo. Desde la primera excavación se habían vendido estatuas o fragmentos a diversos museos, lo que no detuvo la anastilosis. Es el edificio más reconocible de un icono de la Antigüedad griega y romana que albergó una de las Siete Maravillas del Mundo, el hoy irreconocible templo de Artemisa.
Los orígenes de Éfeso están en el Reino de Arzawa, establecido a orillas del río Caístro en el segundo milenio a.C. Los hititas la conquistaron y llamaron Apana, precedente de la Éfeso que se fundó como colonia griega en el siglo X a.C. Fue gracias al mítico príncipe Androklos, que consiguió incorporarla a la Liga Jónica, confederación de doce colonias del mar Egeo. La diosa griega Artemisa fue identificada con la ciudad, de ahí el peregrinaje y la construcción de varios templos consecutivos reconstruidos tras sucesivos desastres y ataques. El que Pausanias nombró como mayor templo del mundo griego data del siglo IV a.C. Antes de esto, la historia de Éfeso había conocido muy distintos gobernantes entre los que destacaron los persas aqueménidas, que conquistaron Éfeso tras negarse a rendirse. Una revuelta de los habitantes fue parte del origen de las Guerras Médicas y la incorporación de Éfeso a la Liga de Delos. Con el helenista Lisímaco gobernando Éfeso empezaron los problemas de colmatación del río Caístro, lo que perjudicó al puerto, principal actividad económica.
Antes de pasar a manos romanas, Éfeso mudó por última vez su localización, por lo que los monumentos actuales son esencialmente romanos. El control efectivo de estos tuvo que lidiar durante décadas con otros actores hasta que Augusto la hizo capital regional en el 27 a.C. Es el inicio del cénit arquitectónico y demográfico. Además, Éfeso fue actor principal en la cristianización temprana. Fruto de esto es la leyenda que la identifica como la ciudad donde murió la Virgen, cuyos fieles peregrinan a la considerada su última casa y a su primera basílica, del siglo V, en la que se celebraron varios concilios. Una invasión goda en el siglo III inició cierto declive, pero Éfeso se repuso con los bizantinos hasta el fatal terremoto del 614, lo que se sumó a nuevos problemas de colmatación. No fue abandonada completamente hasta el siglo XV. Los trabajos arqueológicos se iniciaron en 1863, pero se impulsaron en 1895 gracias al austríaco-alemán Otto Benndorf, que fundó el Instituto Arqueológico Austríaco, ligado desde entonces a las labores arqueológicas.
Éfeso está hoy a cinco kilómetros de la costa, al noroeste del montículo Çukuriçi, antecedente milenario de la ciudad, y al sureste del templo de Artemisa, cerca de Selçuk. La Éfeso monumental es un ejemplo de ciudad portuaria romana adaptada a la colmatación del río. En su urbanismo destacan varias domus terraceadas con vistas al puerto y dos grandes estructuras: teatro y biblioteca. El primero, con 25.000 asientos, está entre los más grandes de la Antigüedad. Fue ampliado por los romanos a partir de uno griego del siglo III a.C. Posterior es la biblioteca de 12.000 pergaminos, levantada en el 125 en honor de Tiberius Julius Celsus Polemaeanus, gobernador en Asia que usó la biblioteca como mausoleo. La estructura reconstruida por anastilosis era su exagerada entrada, decorada con columnas corintias y estatuas alegóricas. En Éfeso podremos ver también dos ágoras, varias termas, un avanzado sistema de acueductos, un odeón y varios templos y basílicas.
Éfeso es uno de los destinos turísticos de referencia en Turquía junto a Estambul y Capadocia, lo que sumado a la llegada de cruceros desde Kuşadası y la cercanía de Esmirna, a una hora, hará de la visita una actividad compartida con miles de personas, principal problema a afrontar. Como alternativa a Esmirna podemos alojarnos en Selçuk, considerada la heredera moderna de Éfeso, desde la que podemos llegar andando. Si llegamos a primera hora podremos disfrutar del recorrido con menos atasco. Muchos grupos empiezan por la puerta baja, cerca de la Casa de la Virgen, y terminan en la alta, pero es buena idea ver primero los principales monumentos sin gente y luego regresar apreciando nuevos detalles. De camino es conveniente llevar una audioguía, disponibles en ambas entradas, o un guía.
Fotos: Pxfuel / Austrian Archaeological Institute
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