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El sitio arqueológico de Al Hijr – Madain Salih

El sitio arqueológico de Al Hijr – Madain Salih

Medina (Arabia Saudí)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 9 05, 2019
  • Category:

Tumbas como rocas


Pese a su reducida extensión, el imperio nabateo se hizo eterno gracias a Petra. Por pequeño que fuera, Nabatea fue más allá de su capital, sobrepasando en todo caso las expectativas para ser una tribu nómada beduina. Su presentación al mundo fue la resistencia frente a Alejandro Magno y sus generales. No solo resistió, sino que las luchas entre las dinastías helenísticas les dieron la oportunidad de expandirse y unir el Mediterráneo con el golfo de Áqaba. Tras defender sus intereses frente a asmoneos, griegos y persas, cayeron finalmente a manos romanas en el siglo II. La conocida como Ruta del Incienso fue durante su auge la principal fuente de ingresos. Los nabateos establecieron una serie de puntos estratégicos en su territorio para facilitar y asegurar las rutas por el desierto. Si al norte levantaron ciudades como Avdat, en su frontera sur establecieron Madain Salih. Aquí replicaron la arquitectura troglodítica que ha hecho famosa a Petra, pero en otro escenario: un vasto desierto en el que aprovecharon protuberancias rocosas.

Qasr al Farid, tumba más famosa de Madain Saleh

Madain Salih es solo uno de sus múltiples nombres. Hace referencia a las supuestas conexiones con los thalmudis, un antiquísimo pueblo arábigo castigado por Alá por horadar las rocas. Estas son raíz de otro nombre: Al-Hijr o lugar rocoso. Hace referencia a la geografía, una planicie de basalto punteada por las estribaciones de las montañas Hijaz, caracterizadas aquí por enormes y aisladas rocas de arenisca. Las aguas subterráneas facilitaron la ocupación de la zona, pero los habitantes originales no fueron los thalmudis del Corán, sino Lihyan. Entonces conocida como Hegra, de ellos nos han llegado inscripciones con su caligrafía y petroglifos. Lihyan existió desde el siglo III a.C. hasta la llegada de los nabateos, alrededor del cambio de era. Fueron los que le dieron el mayor esplendor a Madain Salih. Con sus conocimientos de hidrología perforaron más de cien pozos y multiplicaron la agricultura. A ello sumaron un rol militar fronterizo y comercial, basado en el monopolio de mirra, incienso y especias.
Los nabateos vieron hasta en las rocas más aisladas moldes perfectos para extender la arquitectura de Petra. Madain Salih se convirtió en la capital del sur. Como tal, cayó junto a la capital nabatea. Los romanos cambiaron el comercio terrestre por el marítimo, por lo que la ciudad declinó totalmente. El olvido conllevó un periodo de leyendas que derivó en la consideración de ciudad maldita para los musulmanes. Sin embargo, Madain Salih se utilizó como paso para ir a La Meca, más cuando en el XVIII los otomanos construyeron un fuerte. El descubrimiento de Petra en 1812 extendió los rumores de una ciudad similar en el desierto. El explorador Charles Montagu Doughty fue el primer europeo en llegar a ella en 1876 al unirse a una caravana de peregrinos. La zona siguió progresando gracias al ferrocarril y, bajo dominio saudí, los beduinos fueron sedentarizados. Las investigaciones arqueológicas fueron intensas hasta los 70. Tras una etapa de oscurantismo, hoy Madain Salih es cada vez más popular.

Una pareja de tumbas en Madain Saleh

La ciudad de Madain Salih apenas conserva algunos restos de ladrillos de sus viviendas, pero sí nos han llegado más de cien tumbas divididas en cuatro necrópolis. A estas se añade la zona religiosa de Jabal Ithlib. Entre las necrópolis destacan las de Qasr al walad y Jabal al-Khuraymat. La primera, por la finura de sus relieves en los que se intuyen estilos asirios, fenicios, egipcios y helenístico junto a un toque local. Con todo, la vista de muchas nos traerá a la mente Petra. Entre las inscripciones abundan el nabateo y romano. Jabal al-Khuraymat es la zona más extensa. Sin embargo, muchas de sus tumbas están expuestas ante la erosión de la arena y la conservación es más deficiente. Fuera de las cuatro necrópolis queda Qasr al Farid, la tumba más grande gracias a sus 21,5 metros de altura y cuatro columnas. Más allá de esto, es la surrealista imagen de esta tumba, que ocupa una roca totalmente aislada, la que le da la fama.
Madain Salih está quinientos kilómetros al sureste de Petra, pero al estar en territorio saudí recibe muchísimo menos turismo. Está veinte kilómetros al norte de Al-Ula. Tiene un pequeño aeropuerto, pero también se puede acceder desde el de Al Wajh, a unas dos horas. Para entrar a las ruinas se necesita traer un permiso solicitado previamente, pero no suele haber problemas en su expedición. A las tumbas se accede por el norte y es buena idea traer un guía. Si queremos disfrutarlas del todo es buena idea destinar dos días, porque también es recomendable ver el fuerte otomano y la propia ciudad de Al-Ula. Esta tiene un centro histórico del siglo XIII y ruinas de más de 2.000 años. En Madain Salih es conveniente evitar el verano y las horas centrales. Las tardes proporcionan además increíbles atardeceres.

Fotos: Richard.hargas / Sammy Six

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