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Faro de Cordouan

Faro de Cordouan

Nueva Aquitania (Francia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 21 07, 2022
  • Category:

Luz renacentista


Pese a invenciones tecnológicas recientes, más de 23.000 faros continúan siendo vitales para la navegación mundial. Aunque los demos por supuesto y sepamos de su existencia desde hace mucho, los faros se popularizaron solo en el siglo XVIII. El aumento del comercio mundial precisó de más y más faros hasta contarse por miles, pero por entonces había solo un puñado distribuidos por las costas del mundo. Uno de los más antiguos y altos se construyó en uno de los lugares más imprescindibles, el temido estuario de Gironda, formado por la desembocadura doble de los ríos franceses Garona y Dordoña. Repleto de bancos de arena e islotes y sujeto a fortísimas corrientes y pronunciadas mareas, pocos lugares necesitaban más un faro. De hecho, había uno de modesta factura cuando en el siglo XVI Francia acometió una de las obras de ingeniería más relevantes del Renacimiento europeo. Fue el faro de Cordouan, reformado y ampliado posteriormente y aún en uso, lo que demuestra su relevancia. 

Vista del faro de Cordouan

Se estima que en el siglo XIII, cuando esta región estaba en manos inglesas, se proyectó el primer faro propiamente dicho sobre el lecho rocoso del islote de Cordouan, que separa dos canales navegables con diferente profundidad. De unos 16 metros, un eremita se encargaba de su mantenimiento y el cobro del paso. Tiempo después, el estuario pasó a manos francesas y el faro fue decayendo hasta estar en estado ruinoso. En la década de 1580 se proyectó uno completamente nuevo, dejando el diseño en manos del ingeniero Louis de Foix. Tras más de dos décadas fue terminado en 1611. Habían sido necesarias para levantar algo más que un faro. El diseño de de Foix fue una ambiciosa mezcla de fortín, palacio y faro con una profusa decoración. Tan funcional como simbólico, Cordouan contaba con una amplia plataforma para defenderse de los embates del mar, tres pisos con diferentes funciones y dos linternas. Pese a todo, una fuerte tormenta dañó el faro, que solo se reparó décadas después. 

A mediados del siglo XVIII, Cordouan volvía a necesitar una reforma. Además, los marineros se quejaban de su altura, que limitaba su visibilidad desde el mar. En 1782 se aprobó la reforma y ampliación de Joseph Teulère, que es básicamente el faro que vemos hoy. Tras retirar las linternas anteriores se construyó sobre la estructura renacentista hasta elevar el faro a los 67,5 metros actuales. La visibilidad en alta mar mejoró, pero más aún gracias a la tecnología. Primero fue la instalación de un quinqué y luego, con mucho más impacto, la primera lente de Fresnel del mundo. Esta invención de comienzos del siglo XIX, aún habitual, llevó la visibilidad de Cordouan hasta los cuarenta kilómetros actuales. Desde entonces solo se han incorporado innovaciones como la electricidad. Cordouan se ha automatizado solo parcialmente y es el único faro francés con fareros permanentes. 

Detalles renacentistas en el faro de Cordouan

Los fareros, en realidad, custodian una obra de arte protegida como tal en Francia desde el siglo XIX. La estructura de Cordouan está fuertemente resguardada por una estructura en anillo denominada l’anneau que soporta la estructura. Se alza más de siete metros respecto a la roca y guarda en su interior un sótano. En el lado este de l’anneau, más protegido, dos puertas dan acceso a la plataforma con estancias auxiliares que rodean el faro en sí. En este son patentes las dos fases de construcción: mucho más decorada la renacentista y más funcional la superior. En la primera tenemos tres pisos que corresponden al primer piso con los apartamentos de los fareros, el denominado apartamento del Rey y una capilla abovedada. En cuanto a la decoración en sí podremos ver columnas toscanas, alegorías de temas marítimos, pilastras, gárgolas, medallones, mosaicos, etc. Hacen de Cordouan una obra de arte más allá de su función.

Aunque se puede llegar a Cordouan en embarcación propia, lo más cómodo es hacerlo desde los dos puertos que tienen conexión con el islote: Port-Médoc en el sur y Royan en el norte. Es buena idea reservar con tiempo nuestro hueco en los barcos que acceden al faro. Contando con el traslado, que implica un trasvase a un vehículo anfibio para los últimos metros, la visita en total dura cuatro horas. Durante esta tendremos acceso al interior del faro, aunque los fareros vigilarán no exceder el cupo máximo de personas en este. También nos darán una introducción al sitio. Si nos toca esperar o tenemos tiempo al final podemos dar un paseo por los bancos de arena y el lecho rocoso, dependiendo del estado de la marea. Es más que recomendable venir a Cordouan con calzado preparado para el agua y los resbalones, como pueden ser escarpines o cangrejeras.

Fotos: Dimimis / Bernard Blanc

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