Urbanismo en perspectiva
La planificación urbana es poco menos que un arte que conjuga varios elementos. En muchas ocasiones, la planificación ni existe y una ciudad crece desordenadamente. El Medievo representa precisamente una época en la que el caos sustituyó la cuidadosa planificación romana. El Renacimiento trajo de vuelta sus ideas en ciudades como Pienza y Ferrara. La segunda representa el mejor ejemplo de expansión urbana racionalista gracias a las conocidas como addizioni erculeas. Hubo tres, pero la última protagonizada por Biagio Rossetti fue cualitativamente diferencial. Este modesto arquitecto pasó a la historia por sus innovaciones urbanísticas: además de simular las clásicas arterias romanas, decumanus y cardo, Rossetti tuvo cuidado a la hora de asignar cada parcela. Es difícil sostener la homogeneidad estilística de una ciudad cuando sus edificios se van renovando, pero Rossetti tuvo la oportunidad de poner en práctica una idea revolucionaria: la incorporación a la arquitectura de la perspectiva, concepto retomado por el Renacimiento. Así, cada edificio no era una isla al margen del resto, sino que tenía sentido en relación a sus vecinos.
Ferrara es la última gran ciudad que atraviesa el Po, el río más largo de Italia con casi 700 kilómetros. Alrededor de la ciudad surgen brazos secundarios y canalizaciones, pero es a partir de ella cuando el delta se extiende. Cinco son los canales principales de un delta que se ensancha varios kilómetros cuadrados por su reducido gradiente, que provoca inundaciones y lagos. Esta inestabilidad obligó a los pobladores a buscar soluciones. La ciudad etrusca de Spina dominó el delta, pero el limo y los cambios de curso la arruinaron. Fue una constante hasta que monasterios como Pomposa aprendieron a reclamar tierras del delta. Mostraron el camino a las poderosas familias de Ferrara, que reconvirtieron una región pantanosa en agrícola. La gestión, especialmente hidráulica, se realizaba desde villas denominadas delizie. Estas villas, auténticas fortalezas en casos como Mesola o Belriguardo, son el mayor atractivo de este paisaje cultural. La más famosa, Schifanoia, nació fuera de las murallas, pero en una addizioni se incorporó a Ferrara.
La ciudad había nacido en algún momento indeterminado a manos de habitantes de las marismas. Cambió de centro varias veces de acuerdo al curso del Po y disquisiciones políticas. Se estableció en el margen izquierdo y fijó su centro definitivo con su catedral en el XII. En 1332, la ciudad asiste al ascenso de la poderosa familia Este, un punto de inflexión urbanístico. Poco después llega al norte la primera addizioni, que establece un patrón: calles rectilíneas, ángulos rectos. Los dos siglos siguientes, la ciudad ganó en prestigio e influencia atrayendo a intelectuales y artistas. Antes de convertirse en ducado acometió la segunda addizioni, muy similar a la primera. Ercole I cambió las alianzas acercándose a Francia y alejándose de la cercana Venecia, lo que obligó a redoblar las defensas. Es 1492 y Ferrara emprende la última addizioni, la de Biagio Rossetti. Un siglo después, la familia Este se mudó y Ferrara entró en declive.
Esto dañó parcialmente las murallas, pero la ciudad mantiene nueve kilómetros delimitados principalmente por la última addizioni, que dobló el tamaño de la ciudad añadiendo no solo nuevos barrios, sino también zonas verdes y agrícolas. Cinco puertas daban acceso al centro histórico, que gira en torno a la piazza Municipale y la catedral de San Giorgio. Su exterior es de los siglos XII al XV y su interior del XVI. Al lado está el castello Estense, residencia aristócrata continuamente reformada. Destacan su foso y cuatro imponentes bastiones. Al norte quedan las mansiones renacentistas de las addizioni. Hay cuatro en el cruce de las calles Ercole I, Rossetti y Porta Mare, núcleo de la tercera addizioni. El principal es Diamanti, de 1492, cuyo nombre procede de las 8.500 piezas de mármol llamadas bugnato que adornan sus fachadas. Fuera de este cruce, otro palacio a visitar es Casa Romei.
Ferrara tiene solo 140.000 habitantes y está cerca de Bolonia. Tiene estación de tren, pero si queremos visitar las delizie del delta del Po es mejor usar coche. Podemos dedicar medio día o más al delta, en el que la ciudad de canales de Comacchio es referencia. En ella podemos contratar un barco para navegar el delta. Al norte está la delizie de Mesola y más cerca de Ferrara la de Belriguardo. El último domingo de mayo se celebra en la ciudad un palio que recuerda al de Siena y que añade desfiles medievales. También son destacables un festival de música urbana y otro de globos aerostáticos, una fantástica forma de apreciar las addizioni. La cocina de Ferrara es muy apreciada. Su plato estrella es cappellacci di zucca, ravioli de calabaza, parmesano y nuez moscada.
Fotos: Lungoleno / Luca Zampini
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