Entrada a Sudamérica
La costa caribeña de Panamá fue navegada por europeos en 1501. Hubo que esperar doce años a que Vasco Núñez de Balboa oyera hablar de un mar del sur para terminar descubriendo el acceso al Pacífico. Los colonos se percataron de que este era el punto más estrecho de Centroamérica: unos sesenta kilómetros de lado a lado. Las primeras ideas de construir un canal datan de 1529, pero la economía española y la tecnología lo impidieron. En su lugar se tendieron dos caminos muy utilizados en las colonias. El oro y plata de Perú se transportaba en barco hasta Ciudad de Panamá y ahí se elegía ruta. La del Camino Real atravesaba la jungla en mulas por antiguos caminos nativos hasta llegar a Portobelo, nombrada así por su bella bahía. Cuando los piratas complicaron las cosas se diseñó otra ruta híbrida: el Camino de Cruces. Era terrestre hasta Las Cruces y ahí se embarcaban las mercancías en barcas para recorrer el río Chagres, en cuya desembocadura aguardaba el fuerte San Lorenzo. Ambas fortificaciones, por tanto, fueron vitales para la economía española.
En realidad, Portobelo no fue el primer destino del Camino Real, sino Nombre de Dios, más al este. A finales del siglo XVI se funda la ciudad de San Felipe de Portobelo para sustituir el destino anterior, de peores condiciones climatológicas. Justo un año antes de la fundación en 1597 murió aquí el pirata Francis Drake tras una desastrosa batalla en San Juan de Puerto Rico. Además de centro de exportación, Portobelo se convirtió en destino imprescindible para los comerciantes por sus fastuosas ferias. El Camino de Cruces, que esencialmente vertebra el actual canal de Panamá, se inició en 1530 para complementar el Real. Además de diversificar el riesgo, en época de lluvias era mucho más adecuado. El camino era tan lógico que fue el que usó el pirata Henry Morgan en sentido inverso para atacar Ciudad de Panamá. El pirateo obligó a construir el fuerte de San Lorenzo también a finales del XVI. Fue siempre subsidiario de Portobelo. Los barcos desde aquí enfilaban en todo caso a esta ciudad antes de ir a España.
Así pues, la idea de fortificar el lado caribeño surgió en ambos sitios en la misma época. Por ello se contrató al ingeniero italiano Bautista Antonelli, padre de una saga de ingenieros militares muy activos en el Caribe. A pesar del empeño español, Portobelo y San Lorenzo fueron constantemente atacadas. La primera sufrió un brutal saqueo en 1739 que replanteó el traslado de mercancías: de grandes convoyes y puertos a flotas más pequeñas. Esto generó un fuerte declive en Portobelo, que pasó a ser puerto menor. Sus cuatro fortalezas, entre las que destaca el castillo de San Jerónimo, habían sido por entonces remodeladas de acuerdo a las innovaciones militares hasta su estilo neoclásico actual. En Portobelo destacan también la sencilla y restaurada iglesia San Juan de Dios y el simbólico edificio de la Aduana. Construido en 1634 en estilo renacentista, fue un edificio multiusos donde se gestionó el traslado de mercancías en la época colonial.
Unos cincuenta kilómetros en línea recta al suroeste está el fuerte de San Lorenzo. Al igual que los fuertes de Portobelo, San Lorenzo fue construido a finales del XVI, pero atacado y reformado varias veces. El hoy presente es de 1761 en estilo neoclásico, adaptado a al contexto militar de entonces. Está integrado de forma natural sobre un promontorio de arrecife con vistas privilegiadas a la desembocadura del Chagres. Con los años fue ascendiendo en altura, quedando por debajo una red de túneles y haciéndose más inexpugnable. Henry Morgan optó, de hecho, por atacarlo vía terrestre. Tras las últimas reformas dejó de ser usado por cambiar las rutas españolas, por lo que no recibió más ataques. Tras la independencia fue utilizado como prisión y en los últimos años ha sufrido por la falta de mantenimiento.
La ciudad de Colón, centro de operaciones del Canal de Panamá en el lado caribeño, es la puerta de entrada a ambos sitios. Se llega a ella fácilmente a través de la carretera transístmica. Portobelo está unos kilómetros al noreste. Aunque es un pequeño pueblo de 2.000 personas tiene bastante turismo. Es recomendable contratar un guía para ver los fuertes y acabar con el edificio de la Aduana, hoy un museo de la era colonial. Desde Portobelo es buena idea contratar un barco para visitar islas y playas del Caribe. San Lorenzo es más agreste y complicada, pero es accesible por una descuidada carretera que, eso sí, pasa por uno de los mejores puntos para ver el Canal: las esclusas de Gatún. El fuerte se ve rápidamente, pero las vistas a la desembocadura del Chagres son imperdibles. Por la zona podemos descansar en una playa o hacer alguna ruta por la jungla que rodea el fuerte.
Fotos: Garcia.dennis / travelingsoutherner
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