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Fortificaciones venecianas de defensa de los siglos XVI al XVII: Stato da Terra – Stato da Mar Occidental

Fortificaciones venecianas de defensa de los siglos XVI al XVII: Stato da Terra – Stato da Mar Occidental

Italia, Croacia y Montenegro

Protección de la Serenessima


Se denomina talasocracia a los estados históricos que fijaron sus intereses en el mar. Pese a las diferentes acepciones del concepto de estado, en la Edad Antigua hay antecedentes como los fenicios y la liga de Delos. El término surgió de estos, pero en la Edad Media se desarrolló a partir de varias ciudades estado italianas como Venecia, nacida como refugio marítimo en tiempos bárbaros. Su pequeño estado se entregó al comercio y colonizó una serie de puertos del mar Adriático y desde ahí llegó hasta el Negro y la costa levantina. Su poder fue tal que, aunque inicialmente fuera una talasocracia pura, tuvo que guardarse las espaldas controlando el interior. Así surgieron los llamados Statos: Mar y Terra. Si algo tenían en común era la necesidad de una fuerte defensa a la última en innovaciones militares. La principal fueron las fortificaciones de traza italiana, que Venecia desarrolló en numerosas ciudades y fuertes.

Vista aérea de Palmanova

Una de las claves de la expansión veneciana fueron sus lazos con los bizantinos. Originalmente súbditos, los duques venecianos se alejaron de su órbita en el XII, cuando eran más poderosos que el imperio que los amparaba. Había nacido la Serenessima, término italiano que podría traducirse como la Soberanísima. Venecia reclamó numerosas islas y ciudades costeras del Mediterráneo este, aunque también batalló con potencias occidentales como Génova. El aumento de poder conllevó inevitablemente poderosos enemigos como los otomanos. Mientras tanto, no fue hasta 1337 que Venecia se animó a conquistar Mestre, ciudad costera frente a Venecia. Durante ese siglo aumentó sus territorios de Terraferma, pero fue el siguiente cuando alcanzó su máxima extensión. La idea era tener un colchón frente a las emergentes potencias europeas que terminarían agotando el poder veneciano, primero tras una gran coalición en 1509 y luego por las nuevas vías comerciales atlánticas. Con todo, la República estiró su vida hasta la desaparición en 1796.

Buena parte de la resistencia veneciana se basó en las innovaciones defensivas. En Stato da Terra, tres ciudades lo representan: Palmanova, Bérgamo y Peschiera del Garda. Las tres usan la traza italiana, que desde Venecia se expandió al continente. Fundamentalmente es un rediseño respecto a las fortificaciones medievales para adaptarse a los ataques con pólvora. Estéticamente, la traza italiana presenta un marcado diseño poligonal. El caso de Palmanova es de particular interés por dos razones: fue el bastión nororiental frente a otomanos y austríacos y se creó desde cero. De ahí que su diseño en estrella de nueve puntas con triple muralla concéntrica esté considerado el ideal. En Palmanova se eligió el lugar, pero cuando había una población previa, los venecianos supieron adaptarse. Además de suponer la expansión más occidental de Venecia, Bérgamo representa una fortificación adaptada a una colina con irregular diseño. El de Peschiera del Garda es claramente pentagonal pese al contexto, la desembocadura del río Mincio en el lago Garda.

Vista aérea de Zadar

El sentido económico de Venecia estuvo en sus convoyes marítimos cargados de mercancías. Por tanto, si algo había que defender eran los puertos intermedios. El tramo final entre Corfú y Venecia era el Adriático, cuyo control se ejercía desde la croata Zadar. Asentada sobre una pequeña y alargada península, conserva parte de las murallas marítimas y puertas como la diseñada por Michele Sanmicheli en 1543. Otro punto clave era la bahía montenegrina de Kotor, uno de los puertos naturales mediterráneos más extensos. Al fondo se encuentra su capital homónima, que tuvo que adaptarse a su compleja localización en la que se mezclan costa, río y un vertical acantilado. Otra bahía relevante de la costa es la que protege la croata Šibenik. La primera defensa la realizaba la fortaleza de San Nicolás. Construida desde cero en un islote triangular, es un ejemplo prototípico de traza italiana que hace un inteligente uso de la base rocosa.

Los convoyes venecianos han sido sustituidos en el Adriático por los cruceros, que visitan habitualmente Zadar, Kotor y Šibenik. Antes de atracar en la última tendremos una vista de San Nicolás, pero si queremos profundizar hay excursiones en barco desde la ciudad de unas dos horas. En cuanto a las ciudades italianas, están lo suficientemente distanciadas como para necesitarse varios días. Bérgamo es una excursión de día ideal desde Milán, a una hora en tren. Nos deja en la ciudad baja, desde la que podemos llegar en funicular a la ciudad alta. A medio camino hacia Venecia está el turístico lago Garda, en cuya orilla sur se encuentra Peschiera, cuya visita nos llevará una mañana. Palmanova se encuentra cerca de la frontera eslovena, muy cerca de Udine. Como seguramente no la veremos desde el aire, la mejor manera de apreciar su diseño es en su octogonal plaza central. Mejor es venir en septiembre para la fiesta de Palma alle Armi que rememora la batalla entre Venecia y los Habsburgo.

Fotos: Municipality of Palmanova / Falco Ermert

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