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Fuerte de Samaipata

Fuerte de Samaipata

Santa Cruz (Bolivia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 4 07, 2018
  • Category:

El gran lienzo rocoso


El grupo étnico chané, parte de los arahuacos, formó una de las culturas preincaicas más relevantes en la zona geográfica situada entre las llanuras bajas del Gran Chaco y las estribaciones este de los Andes. Llegados desde la zona de Guayana hace 2.500 años, ocuparon tierras poco pobladas, pero fértiles. La agricultura les dio sustento y abrió las puertas al comercio, que practicaron con incas y otros grupos arahuacos. Fue un pueblo pacífico que tuvo que soportar el acoso de los guaraníes desde el sur. Parcialmente aculturados por los incas, esto no les previno de ser conquistados. Algunos chanés fueron esclavizados, otros asimilados y otros huyeron a zonas más tranquilas. Dejaron atrás su legado, cuyo principal sitio se localiza justo donde el Gran Chaco se convierte en los Andes. Aquí se encuentra Samaipata, centro religioso de esta cultura conocida también por sus cerámicas y pinturas. Samaipata no cuenta solo con construcciones al uso: es principalmente una gran roca horadada y esculpida durante generaciones por los chané.

Vista del cerro rocoso de Samaipata

La zona del Fuerte de Samaipata no fue ocupada en primer lugar por esta cultura: sus habitantes originales se encuadran en la cultura mojocoya, establecida sobre el año 300. Este pueblo fue, de hecho, el primero que empezó a esculpir la gran roca, aunque a una escala mucho menor. Los chané estaban acostumbrados a levantar ciudades densamente pobladas y vieron en esta roca un lugar idóneo para un centro religioso. El trabajo demuestra una organización compleja que implicó a artistas, artesanos y obreros bajo una planificación determinada previamente. El consenso científico apunta a Samaipata como centro religioso, pero los arqueólogos siguen desentrañando los misterios y funciones complementarias del sitio. Las conexiones astronómicas, como en las líneas paralelas conocidas como El Cascabel, parecen claras, pero también hay indicios claros de uso ceremonial y residencial.

Cuando los incas empezaron a controlar el lugar, la función residencial se acentuó con la construcción de una ciudad en la base de la roca. De todas las funciones, la que está menos clara es la que le da nombre, la de fuerte defensivo, apelativo que viene de la era colonial. La zona ya había sido despejada por los guaraníes sobre el 1520 cuando los españoles llegaron aquí a mitad de ese siglo. Decidieron levantar un asentamiento propio sobre el anterior inca. Samaipata se convirtió en un punto de paso en la ruta que iba de las minas de plata de Potosí hacia el noreste. Este asentamiento colonial no duró demasiado: en 1618 se creó una nueva ciudad de Samaipata unos kilómetros al oeste, en una zona más accesible y fácil para vivir. Esto dejó a su suerte al fuerte. La vegetación empezó a cubrir la zona arqueológica, que no obstante no fue olvidada. Fue redescubierta por los investigadores a finales del XVIII y desde entonces se ha trabajado en la zona.

Vista de Samaipata desde la ciudad en su base

En Samaipata se distinguen claramente dos partes: el cerro ceremonial esculpido y las construcciones complementarias en la parte inferior. El cerro a su vez se divide de forma natural en dos partes: la superior se denomina el mirador. Contiene el conocido como Coro de los Sacerdotes, un círculo profundamente horadado con distintos nichos en sus paredes. La parte inferior del cerro es la que alberga mayor cantidad de grabados. Estos ocupan más de una hectárea e incluyen también nichos. La mayor parte del trabajo son grabados, pero también hay dos bajorrelieves de felinos. La zona de construcciones tiene su centro en una plaza central con restos de las tres culturas: chané, inca y colonial. De hecho, con ese nombre se la conoce. Hay edificios públicos incas como el conocido como kallanka, de 68×16 metros. Alrededor de la plaza hay una zona residencial asentada en terrazas, algo similar a lo que podemos ver en Machu Picchu. De los españoles destaca una construcción con estilo andalusí.

Samaipata se encuentra a unas tres horas por carretera de Santa Cruz de la Sierra. Tiene un clima agradable todo el año y se ha convertido en una ciudad vacacional y cosmopolita, pues entre sus habitantes hay muy diversas nacionalidades. Merece la pena darse un paseo por sus calles coloniales adoquinadas. Además, la zona permite varias escapadas naturales al Parque Nacional Amboró o a las cascadas Cuevas. Muchos circuitos por Bolivia hacen su parada aquí, mientras que si vamos por libre es fácil llegar en autobús. Para llegar a las ruinas, la forma más clásica ha sido históricamente una caminata de ocho kilómetros. Hoy el trayecto está asfaltado y se puede llegar en autobús o en bicicleta. Dentro de Samaipata se ha restringido acercarse demasiado a los grabados por la erosión que estos han sufrido debido al turismo. Samaipata es una de las regiones vinícolas más importantes del país. Hay varias bodegas, como la de Uvairenda, que se pueden visitar.

Fotos: Belinda Grasnicktravelmag

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