Diseño y defensa
En 1896, los británicos construyeron el puerto de Kilindini al sur de la isla de Mombasa, en Kenia. Más de un siglo después, este sigue siendo el único puerto internacional del país y uno de los más grandes de la costa este africana. Kilindini se traduce como profundo, pues el puerto está localizado en una profunda ría. No solo esto impulsó la elección de Mombasa: la ciudad llevaba siendo ya más de un milenio un punto comercial clave en la región que abarca desde el cuerno de África hasta Mozambique. De origen suajili, en Mombasa hay un crisol de culturas que abarca a la etnia mijikenda y los inmigrantes indios, árabes, británicos y portugueses. Estos últimos fueron los primeros occidentales en controlar la ciudad. Para ello construyeron un curioso fuerte cuyo diseño, según algunos, se asemeja a la imagen de un Cristo martirizado. De ahí el nombre de Fuerte Jesús, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar portuguesa en las colonias de finales del siglo XVI.
La fundación de Mombasa se atribuye según la historia oral a Shehe Mvita y las doce naciones suajilis, ya con clara influencia musulmana. Sucedió en algún momento entre el siglo X y XII y Mombasa creció los siguientes siglos disputando la supremacía del comercio a otras ciudades como Lamu o Zanzíbar. Como estas, el comercio principal se hacía de productos del interior de África como el marfil con destino a países asiáticos al otro lado del Índico. Vasco da Gama fue el primer europeo en aproximarse a esta zona a finales del siglo XV. Arranca así una continua sucesión de intentos portugueses por hacerse con Mombasa frente al poder de turcos y omaníes. Finalmente, en 1589 la ciudad cayó de manos de Portugal. Con la ayuda del imperio maraví, su control se prolongó un siglo, hasta que el sultanato de Omán le arrebató la ciudad. Fue el comienzo de varios intercambios de manos que finalizaron cuando Gran Bretaña se hizo con Mombasa. Terminaron de encumbrar la histórica ciudad con el puerto y el ferrocarril, en detrimento de Lamu.
Tras un siglo intentando hacerse con Mombasa, los portugueses fueron concienzudos a la hora de hacerse valer y poder utilizar la ciudad como escala en sus negocios por el Índico. Para ello construyeron al sur de la ciudad vieja un fuerte para protegerse. En 1593 empezaron unas obras que duraron apenas tres años. Se hizo bajo un diseño del italiano Giovanni Battista Cairati, arquitecto especializado en la costa este africana. No obstante, parece que no se personó en ningún momento en la ciudad y las obras las dirigieron arquitectos locales. El fuerte se mostró suficiente durante un siglo y, de hecho, los omaníes necesitaron tres años de asedio para que cayera, gracias en parte a la cisterna construida por los portugueses que aún se puede ver. Los omaníes modificaron el fuerte aumentando la altura de las murallas e incorporando nuevos edificios. Los británicos también dejaron su huella, pero se limitaron a utilizar el fuerte como prisión. A ellos les debemos ante todo las investigaciones arqueológicas que se iniciaron tras nombrarlo monumento natural en 1958.
El fuerte descansa sobre una base coralina y eleva sus murallas hasta los 18 metros de altura respecto al foso que lo rodea por tres lados, estando el cuarto de cara al mar. Tiene cuatro bastiones, uno en cada esquina, siendo distintos los que dan al mar que los que dan a tierra. Fuerte Jesús fue especialmente diseñado para resistir disparos de cañón, el primero en su estilo fuera de Europa. Lo más original es el supuesto diseño antropomórfico que tiene Fuerte Jesús según se ve desde el cielo: asemeja un hombre apoyado en su espalda. Parece que estos diseños arquitectónicos fueron popularizados por renacentistas italianos. En el interior hay cañones portugueses y británicos y los omaníes dejaron su rastro: varias inscripciones en puertas, un hall apoyado en cinco pilares y la casa del sultán.
Mombasa es hoy la segunda ciudad de Kenia gracias a su puerto y cuenta con más de un millón de habitantes. Es además el centro turístico del país gracias a los resorts que se extienden en las playas al norte y sur de la ciudad. Para ello cuenta con el aeropuerto internacional de Moi y el mismo puerto, que recibe cada vez más cruceros. Lo más habitual es alojarse en uno de estos resorts y acercarse a Mombasa en taxi. No obstante, no es mala idea hacer noche en la ciudad para pasear tranquilamente por el centro, disfrutar de la gastronomía fusión de todas las influencias de la ciudad y vivir su noche. En Mombasa, la música es parte integral de la identidad suajili y bailes como el bango, chakacha y mwanzele tienen su origen aquí. En cuanto al fuerte, hay que reservar tiempo para visitar su museo arqueológico, bastante apreciable. De enero a marzo encontraremos menos lluvias.
Fotos: MK Campbell / MK Campbell
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