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Isla de Amami-Oshima, isla de Tokunoshima, parte norte de la isla de Okinawa e Isla de Iriomote

Isla de Amami-Oshima, isla de Tokunoshima, parte norte de la isla de Okinawa e Isla de Iriomote

Kagoshima y Okinawa (Japón)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 19 09, 2022
  • Category:

Japón tropical


Japón tiene más de 6.000 islas, aunque el tamaño de estas difiere sobremanera. El grueso del país se divide entre las islas de Honshu, Hokkaidō, Kyushu y Shikoku, unidas por puentes y túneles. Al sur de Kyushu se extiende un arco de islas hasta Taiwán. Se las conoce como Ryukyu, aunque por el camino hay un par de espacios más amplios. El primero se encuentra en las islas Tokara, que forman la línea Watase. Al norte estamos en el Japón más habitual, tanto en sus paisajes como en su cultura. Al sur, todo es diferente. No solo los pueblos de islas como Amami-Oshima, Tokunoshima, Okinawa e Iriomote son diferentes, sino que el ecosistema cambia. Dejamos atrás la ecozona paleártica que Japón comparte con buena parte del hemisferio norte y entramos en la ecozona indo-malaya, caracterizada por su clima subtropical. Este ha beneficiado históricamente la diversidad de especies, que pese a la diferencia de extensión compite con el resto de Japón. Por su aislamiento, además, estamos en un punto caliente de alto endemismo. 

Vista de la isla de Iriomote

Desde el norte, la primera isla es Amami-Oshima. De pronunciado relieve y origen volcánico, aquí se encuentra el techo de las zonas protegidas, los 694 metros del monte Yuwandake, además de numerosas cataratas. Con la población en el norte, el resto de Amami-Oshima está protegida. Unos cuarenta kilómetros al sur está Tokunoshima, con la cual comparte Parque Nacional y relieve. Otro salto de cien kilómetros nos lleva a Okinawa, la isla más extensa y poblada de Ryukyu. De forma alargada, la mayor parte de esta población se encuentra en el sur, más llano. El abrupto y boscoso noreste es denominado como Yanbaru, igual que el Parque Nacional que protege una biodiversidad perdida en el resto de Okinawa. Tan lejos como para estar más cerca de Taiwán que de Okinawa, Iriomote es la isla más meridional. Es la más extensa de las islas Yaeyama, pero su relieve ha prevenido su ocupación intensa y apenas viven 2.000 personas. Además de sus prístinos bosques, aquí destacan los manglares.

La biodiversidad de las cuatro zonas protegidas es sobresaliente. Juntas no suponen más que el 0,5% de la extensión de Japón, pero albergan un cuarto de las especies nacionales de flora y un quinto de los mamíferos. Los últimos veinte millones de años han sido claves. Abundan los endemismos producto de dos procesos: antiguas especies que se extinguieron en el resto del continente y sobrevivieron aquí o especies que han evolucionado por su cuenta en las Ryukyu separándose de parientes continentales. En ambos casos, el reducido hábitat y el progreso han provocado que muchas estén en seria amenaza de extinción. Entre los mamíferos destacan el conejo de Amami, la rata gigante de cola larga de las Ryukyu y el gato de Iriomote, especie descubierta hace unas décadas y de la que apenas quedan un centenar de individuos. También destacan las numerosas especies de aves y el altísimo endemismo entre anfibios y reptiles, incluyendo varias víboras altamente venenosas.

Zona de Yanbaru en Okinawa

En las islas Ryukyu viven aproximadamente millón y medio de personas, aunque la inmensa mayoría lo hacen en el sur de Okinawa. Así, en muchas de las islas es posible encontrar zonas despobladas. Los bosques han tenido que recuperarse, porque en el pasado, especialmente en la reconstrucción tras la II Guerra Mundial, amplias zonas fueron taladas. Hoy el principal reto es mantener las especies amenazadas a salvo, especialmente de especies exóticas. Algunas como la mangosta fueron introducidas con la intención de controlar las víboras, pero este tipo de experimentos suelen salir mal. Otra herencia afecta específicamente al norte de Okinawa, donde se encuentra una enorme base militar estadounidense especializada en entrenar soldados en contextos de selva. Se han devuelto partes del bosque a Japón, que automáticamente los ha añadido al Parque de Yanbaru.

Un problema no menor es el turismo. El clima atrae mucho turismo interior, aunque solo un porcentaje se aventura en las zonas protegidas. El sitio más accesible es el Parque de Yanbaru por las infraestructuras de Okinawa. Lo más práctico es alquilar un coche para llegar al norte y ver algún punto de referencia como el pico Yonaha, las cataratas Hiji o el cabo Hedo. También hay un centro específico para el avistamiento del rascón de Okinawa, ave endémica. Iriomote recibe también mucho turismo pese a su lejanía y falta de aeropuerto. Se llega desde la vecina Ishikagi, donde podemos contratar directamente la excursión más habitual que remonta el río Urauchi hasta dejarnos cerca de varias cascadas. Ver un gato en libertad es casi imposible, pero podemos acercarnos al centro de vida salvaje para conocerlos. En Amami-Oshima destacan el senderismo al pico Yuwandake o la cascada Materiya, mientras que Tokunoshima es menos visitada. El monzón llega sobre mayo a las Ryukyu y en otoño hay tifones, épocas a evitar.

Fotos: Paipateroma / Neil Dalphin

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