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Isla Fraser

Isla Fraser

Queensland (Australia)

Isla playa


La costa este australiana, al sur del estado de Queensland, acumula varias islas formadas completamente por arena. Estas islas se forman cuando un lecho marino poco profundo, por ejemplo volcánico, empieza a recibir sedimentos arenosos empujados hasta aquí por las mareas. La más grande de este tipo de islas en el mundo entero es Fraser. Aquí, la arena lleva acumulándose 750.000 años hasta cubrir unos 2.000 kilómetros cuadrados. Un contexto tan especial genera un ecosistema también especial. Al contrario que la mayor parte de los sistemas dunares del mundo, la presencia en Fraser de unos hongos que generan relaciones simbióticas micorrizas con la flora cambia totalmente el contexto. Estos hongos sueltan unos valiosos nutrientes que son absorbidos por las plantas. Estas lo han aprovechado para generar un ecosistema muy rico, formando la base de la cadena de la que se ha aprovechado la fauna. Dada la cercanía al continente, multitud de especies han llegado a Fraser por tierra y aire.

Lago McKenzie en isla Fraser

Fraser tiene forma alargada: 120 kilómetros de largo por solo 25 de ancho. Está separado de la costa por el estrecho Great Sandy, que se extiende setenta kilómetros por la costa australiana. La arena, con alto porcentaje de cuarzo, llega transportada por la costa desde dos ríos bastante más al sur. La cara este de la isla está perdiendo más arena por erosión de la que recibe, algo que se puede agravar si sube el nivel del mar. El sistema dunar cuenta con 36 grandes dunas de más de 200 metros de altura. Están en movimiento: una lo hace desde hace 700.000 años, lo que la convierte en la duna más antigua del mundo. La isla tiene una hidrología muy especial. Tiene varios arroyos afectados por las mareas, de los cuales el más caudaloso es el Eli. Además, cuenta con más de cien lagos de agua dulce totalmente cristalinos y poco profundos. El más famoso es el McKenzie, aunque el mayor es el Boomanjin. El agua de estos lagos es tan pura que los ácidos orgánicos de compuestos que caen al agua acidifican ésta hasta tal punto que complican la vida en ellos.

En Frasier hay más de 850 especies de flora adaptadas al sustrato arenoso y, cerca de la costa, también a la salinidad del mar. Este es el único lugar en el que crecen árboles tropicales sobre arena. Al sur está la principal zona de manglares, mientras que las dunas del oeste, más viejas y grandes, cobijan flora más antigua. Existen más de 25 mamíferos en la isla. Una buena colección de marsupiales típicos de Australia acompañan al mamífero más carismático: el dingo. Esta subespecie del perro, icónico en el país y depredador dominante, tiene aquí un santuario, aunque su población está diezmada. En Fraser se encuentran algunos de los dingos más puros, sin mezcla con perros comunes. Hay muchos reptiles, incluyendo serpientes muy venenosas y ranas tolerantes a la acidez de los lagos, que comparten espacio con 24 especies de peces. Las aves encuentran aquí un refugio y se han contabilizado hasta 350 diferentes.

Dingo sobre una duna de Fraser

Aunque James Cook la descubrió para Occidente en 1770, Fraser ha estado habitada desde hace 5.000 años. Los aborígenes badtjala llamaban a la isla K’gari: simplemente paraíso. El occidental Fraser alude a la historia de supervivencia de Eliza Fraser de 1836. Eliza era la esposa del capitán de un barco que encalló en la Gran Barrera. Tras llegar a la isla, fue la única superviviente tras varias enfermedades y luchas con los aborígenes. Eliza fue rescatada tras seis semanas siendo retenida gracias a un exconvicto que vivía en solitario y dio la voz de alarma. Décadas después, los aborígenes fueron diezmados y finalmente desplazados. Los colonos explotaron en la isla tanto su exótica madera como su arena. En los años 70 arrancó la protección de la parte norte. Hoy, toda la isla forma parte del Parque Nacional Great Sandy.

Fraser es una isla muy turística: cerca de medio millón de personas las visitan anualmente. Hervey Bay, 280 kilómetros al norte de Brisbane, es la principal puerta de entrada. Aquí se cogen los ferris que llevan a la isla. Podemos llevar nuestro propio coche, siempre que sea un 4×4 y tengamos permiso. Otra opción es volar a la propia isla: toda la playa del este es una pista de aterrizaje. Lo normal es destinar unos tres días. Dormir en campamentos es muy habitual, pero por haber hay hasta resorts. El trekking es muy habitual: el itinerario más famoso es el Fraser Island Great Walk, que lleva seis días con sus noventa kilómetros. Es importante seguir los senderos para no contribuir a la erosión. No hay que perderse el Maheno, un barco varado en la playa desde 1935. Hay que tener cuidado si nos cruzamos con un dingo: aunque parezcan perros domésticos, no lo son en absoluto. En Fraser llueve todo el año, pero de julio a diciembre bastante menos. Evitaremos también los ciclones.

Fotos: Clare Fisher / Glen Fergus

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