Inspiración para Samarcanda
El río centroasiático Amu Darya es uno de los que tiene una historia más compleja. Durante siglos delimitó fronteras y benefició asentamientos humanos en medio de una región desértica, mientras cambiaba ocasionalmente su curso desembocando en el mar de Aral o el Caspio. En el siglo XX, varios proyectos de irrigación soviética dañaron irremediablemente el delta del Amu Darya y el mar de Aral. El río hoy se pierde en un desierto tras atravesar una zona clave en la región antes conocida como Corasmia. Región de los imperios persas aqueménida y sasánida, pero con cierta independencia, Kunya-Urgench fue una de sus principales ciudades y capitales. Fue cruce de caminos comerciales entre Oriente y Occidente y también entre norte y sur. También un centro cultural y de conocimiento en la región. Su mayor legado fue probablemente el arquitectónico. Las técnicas como la producción de ladrillo, los diseños y la artesanía fueron exportados a Samarcanda y de ahí a Persia y el imperio mogol de la India. Perdida en la historia, hoy sobreviven restos de caravasares, fuertes, mezquitas y sobre todo mausoleos.
La historia de la ciudad arranca en la colina de Kyrkmolla, donde se levantó un fuerte alrededor del siglo V a.C. Tras ser capital regional, en el año 712 fue invadida por los árabes. Los dirigentes locales, la dinastía afrígida, no tuvieron más remedio que convertirse. Aquí arranca el crecimiento comercial que llevó a Kunya-Urgench a competir con Bujará e incluso formar su propia dinastía persa: la jorezmita. Sin embargo, en 1221 Gengis Kan arrasó la ciudad, como tantas otras en Centroasia. Con los turco-mongoles, sin embargo, Kunya-Urgench vivió una segunda juventud. Tanto, que despertó el recelo de Tamerlán, asentado en Samarcanda. La puso a sus órdenes, pero tras varias rebeliones tomó el camino más habitual en la época: arrasó con todo, incluido el sistema de irrigación que utilizaba la población. Esto y un cambio en el curso del Amu Darya terminaron por vaciar la ciudad. Fue utilizada como cementerio por turcomanos hasta que en 1929 comenzaron las labores arqueológicas de la mano del ruso Alexander Yakubovsky.
El ataque de Tamerlán deshizo el diseño de la ciudad, pero esto no impide que sea uno de los principales sitios arqueológicos de Turkmenistán. Pocos edificios sobrevivieron la embestida anterior de Gengis Kan, pero algunos son testigos de esta época. La estructura más antigua en pie es el imponente minarete del siglo XI, de sesenta metros de altura y ligera forma cónica. Su mezquita sí cayó, por lo que para ver un edificio completo tenemos que ir al mausoleo Il Arslan del siglo XII. Su innovación fue introducir un techo cónico en vez de los semiesféricos habituales en Bujará. De finales del siglo XII, más impresionante aún es el mausoleo de Ala al-din Tekesh, principal representante de esta época. Se supone que fue el mausoleo del fundador del imperio de Corasmia, pero algunas hipótesis afirman que formaba parte de una estructura mayor. Está hecho de ladrillo y en su fachada podemos apreciar las estalactitas esculpidas tan típicas de la arquitectura musulmana, el muqarna, pero no tan habituales entonces. El hall cuadrado soporta un tambor circular y un curioso techo cónico que conserva azulejos originales. En el interior hay 16 nichos semicirculares, otra innovación de la época.
De la era posterior a Gengis Kan destaca el mausoleo de Turabek-Khanum, del XIV, una obra vertical y espaciosa que pasa por ser la más completa del sitio. En el interior, un hall da acceso a la cámara hexagonal principal, cuya bóveda está espectacularmente cubierta con azulejos de flores y estrellas. El diseño de este mausoleo, como tarde de 1336, antecede futuras obras de Samarcanda. Hay también un complejo de mausoleos de los siglos XIII-XVI entre los que está el más simbólico de Kunya-Urgench: Najm-ad-Din al-Kubra. Fue el fundador de la orden sufí de Kubrawiya, muerto a manos de los mongoles. Varios edificios han sido restaurados con el paso de los siglos, mostrando así la evolución de las técnicas.
La nueva ciudad de Urgench se encuentra al otro lado de la frontera moderna, en Uzbekistán. Tiene aeropuerto y puede ser una ciudad de entrada a la zona y visitar de paso Jiva. La otra entrada, ya en Turkmenistán, es Dasoguz, a solo cien kilómetros. Otra ciudad histórica, hoy apenas tiene encanto, pero sirve como base para ir a Kunya-Urgench por la falta de infraestructuras de esta. Los monumentos de la ciudad antigua están esparcidos en una zona dividida principalmente en dos partes. La mejor idea por tanto es contratar un taxista para todo el día, incluso para el transporte desde Dasoguz. En la moderna mezquita de Dash hay un museo arqueológico para completar la visita. Esta región es desértica, pero esto no significa calurosa, por lo que es mejor ir en verano.
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