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La llanura de Stari Grad

La llanura de Stari Grad

Split-Dalmacia (Croacia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 21 09, 2018
  • Category:

Campesinos griegos


En un primer vistazo, la isla croata de Hvar puede parecer como tantas otras de la costa dálmata: alargada y accidentada. Sin embargo, una generosa costa fértil la diferencia de sus vecinas. Este sustrato, sumado a las fuentes de agua y al clima, ha hecho que Hvar sea un lugar ideal para la agricultura desde hace mucho tiempo. Viñedos, olivos, frutales, romero y lavanda son algunos de sus productos. Además, su localización en medio del Adriático facilitó la exportación de estos productos. Habitada desde el Neolítico, fueron los griegos los primeros que aprovecharon Hvar al conquistarla en el 384 a.C. En la península de Kabal se sitúa la llanura de Stari Grad. Aquí, los griegos marcaron divisiones del terreno para repartírselo y cultivarlo. Sorprendentemente, hoy estas divisiones siguen vigentes, haciendo de Stari Grad un testimonio de las técnicas y la organización de los griegos en la economía agrícola. En este sentido, Stari Grad es un ejemplo único de esta cultura: no veremos ruinas o ciudades, sino un paisaje cultural de la antigua Grecia.

Vista aérea de la llanura de Stari Grad

Se calcula que sobre el 3500 a.C. la isla fue poblada por una cultura que lleva su nombre y estableció relaciones con la costa dálmata. Posteriormente, fueron los liburnios los que la ocuparon. Ellos hicieron frente a los griegos pidiendo ayuda a sus vecinos de Zadar, pero fue inútil. Tras la época griega, la isla fue romana y bizantina, un periodo en el que Hvar vio un auge en su agricultura que no tuvo continuidad con los eslavos. Hubo que esperar al siglo XII para ver un repunte bajo dominio veneciano. Fue corto y, tras la calma, llegó una tempestad de cambios de manos y ataques piratas que solo se solventaron tras la vuelta de los venecianos en 1278. Hubo paz, salvo unas famosas revueltas plebeyas aplacadas con dureza. En el lado aristócrata, la vida era plácida y Hvar se convirtió en el XVI en un foco de mezcla cultural croata y veneciana tanto en literatura como pintura. Esta época acabó en 1797 junto a la república veneciana.

El nombre de Hvar viene del griego Faros, pues el croata carece de letra “f” y la sustituye. Los griegos no fueron los primeros habitantes, pero sí fijaron las bases de toda la isla. Suyo es también el primer asentamiento gracias a Stari Grad. Es difícil encontrar mejor situación: protegida al final de una bahía y con la llanura más fértil justo al lado, en cuyas parcelas vivían los agricultores. En tiempos romanos empezaron a multiplicarse las villas, que no bajaron con los bizantinos hasta que en la Edad Media se levantaron cinco pequeñas aldeas rodeando la llanura: Dol, Vrbanj, Svirce, Vrisnik y Pitve. Mientras, los venecianos trasladaron la capital a la actual ciudad de Hvar, más accesible en barco, renombrando la antigua capital como Stari Grad o ciudad vieja. En esta época a la llanura, dominada por el clero y la nobleza, se la denomina campo de San Esteban. La crisis de la filoxera del XIX dañó mucho a Stari Grad, que se ha ido recuperando a lo largo del siglo XX. También ha sorteado la modernidad, haciendo valer el sistema de reparto de tierras de hace 24 siglos.

Muretes divisorios en la llanura de Stari Grad

La llanura, de origen glacial, ocupa 6×2 kilómetros entre los dos brazos que delimitan la península de Kabal y dos zonas montañosas. Los griegos dividieron esta extensión en 75 parcelas rectangulares de poco más de 16 hectáreas que a su vez eran subdivididas en parcelas cuadradas. Todo este sistema catastral se denomina chora. Para delimitar las parcelas se levantaron muretes de piedra que se han ido manteniendo con el tiempo, aunque varíen en su aspecto. Su trazado también marcó el tendido de caminos. En las parcelas se conservan algunos trims, cabañas para guardar las herramientas de labranza. También cisternas para recoger el agua de lluvia, algo que fue complementado por trabajos de irrigación en el XIX.

Desde ese siglo, concretamente 1868, la isla tiene una asociación dedicada a gestionar el turismo. Hvar fue entonces consciente de esta vía de ingresos complementaria que hoy es la principal actividad de la isla. A solo una hora de Split, se puede llegar a distintos puertos. Mucha gente se aloja en Hvar ciudad, pero merece la pena pernoctar en Stari Grad, que aún conserva dos fuertes posteriores a los ataques otomanos del siglo XVI. Aquí está el museo de la ciudad donde están los artefactos recuperados de la llanura. Para visitar esta, lo mejor es alquilar una bicicleta: son unos quince kilómetros si vamos hasta Vrbosca y volvemos. Para ir a otros puntos como el bonito pueblo de Jelsa tendremos que alquilar un coche o coger un autobús. También se pueden explorar otras islas como Pakleni. En Hvar es típico comprar lavanda, aceite de oliva y vino de uva plavac, para los cuales hay tours.

Fotos: LZMKF.G. comm

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