Frágil equilibrio
En la inabarcable extensión árida del Sáhara hay espacio para formaciones montañosas, mares de dunas y también los famosos oasis. Una porción de agua, por pequeña que sea, da para mucha vida en un mar de aridez. En el norte del Chad hablamos de una región que recoge anualmente unos dos milímetros de agua, algo inapreciable. Los acuíferos subterráneos son los encargados de mantener con relativa buena salud los sistemas de lagos de Unianga. Este sistema hidrológico está considerado único en el mundo. Su origen procede de mucho más atrás de hace 5.000 años, que es aproximadamente cuando terminó de secarse un gran lago que cubría el territorio. El desequilibrio entre evaporación y aporte de acuíferos se acabó cuando Unianga se dividió en 18 lagos divididos en dos sistemas. Se formaron así dos de los oasis más especiales del Sáhara y también más escénicos: la variedad de los lagos en tamaño, profundidad, composición química y coloración, junto con el fondo de dunas y formaciones rocosas, proporciona algunas de las fotos más espectaculares del gran desierto.
Unianga se encuentra en una cuenca entre dos regiones muy distintas entre sí. Al oeste tiene las montañas Tibesti, las más altas del Sáhara gracias el pico Emi Koussi, de 3.445 metros. Al este está la región de Ennedi, un bastión de arenisca rodeado de dunas con estrechos desfiladeros. Eran atravesados por las caravanas del desierto por la escasa, pero recurrente presencia de agua. Entre ambos puntos quedó un mar de dunas salpicado en dos puntos por el agua de Unianga. El grupo principal se denomina Kébir o grande. Unos 45-60 kilómetros al sureste está el grupo Serir o pequeño, que pese a su nombre incluye el lago Teli, el más grande de todos. Entre medias está el solitario lago Motro. Este tipo de lagos tienden a ser salinos por el exceso de evaporación, que por ejemplo en Unianga supone unos seis metros anuales. Sin embargo, la complejidad de cada sistema de lagos, en los que unos están a mayor altitud que otros, protegidos por dunas y juncos, hace que la salinidad se mantenga alta en algunos, mientras que en otros el agua es totalmente dulce.
Los lagos más grandes suelen ser los más salinos, lo que incluye el lago Teli y el lago Yoa, el más famoso del conjunto. Es el segundo más grande y el más profundo con 27 metros. Desde el aire se puede ver su aspecto más característico, con brazos de dunas penetrando en las aguas: a muchos les sugiere la imagen de olas de agua flotando en el desierto. Yoa ha sido objeto de una de las investigaciones más interesantes de los últimos años en el Sáhara, gracias a Stefan Kröpelin. Este climatólogo, promotor también de la protección de Unianga, analizó los estratos del lago. Su conclusión fue que el proceso de desertificación de la región se produjo de una forma mucho más gradual de lo que se creía, pasando por una etapa dominada por los matorrales. Por gradual entendemos un periodo de 3.000 años desde que la zona dejó de ser tropical. Actualmente, la salinidad solo deja que en el lago vivan algas y microorganismos. El nivel se mantiene en equilibrio, aunque el calentamiento global puede acelerar la evaporación del lago y hacerlos desaparecer.
En otros lagos, el agua fresca ha permitido que la vida persista y haya peces entre los característicos juncos. Grandes animales no hay. Para eso hay que irse a las gueltas de los desfiladeros de Ennedi, donde grupos de cocodrilos quedaron aislados de sus compañeros del Nilo. Los habitantes del norte del Chad son los tubus. Llevan adaptándose al terreno unos 5.000 años gracias a la ganadería y pequeña agricultura. Suelen ser nómadas y van de guelta en guelta buscando agua, aunque a las orillas de los grandes lagos hay comunidades más estables, en cualquier caso reducidas. Los tubus llevan años luchando por hacerse un hueco tanto en Chad como en Libia.
El Chad es un país de estabilidad volátil, así que conviene informarse de la situación antes de ir. Especialmente en el norte hay temporadas de inestabilidad y lo que es continuo es la presencia de pequeños grupos de bandidos. El sur está más poblado e incluye la capital N’Djaména, a orillas del lago Chad. Es la entrada aérea al país e inicio de la mayor parte de expediciones que van al norte. Aunque Yoa tiene un pequeño aeródromo, estas expediciones son la forma más segura de viajar a Ennedi. Lógicamente se aprovecha el viaje, normalmente de unas dos semanas, para visitar además de los lagos toda la región de arenisca de Ennedi. Por las altas temperaturas es mejor ir en diciembre o enero.
Fotos: Jacques Taberlet / David Stanley
2 Comments
El chad un país para conocer y ayudar .
Gracias por tu comentario! Esperemos que la situación en el país se vaya normalizando y el turismo empiece a fluir más…