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Masjed-e Jāme’ de Isfahán

Masjed-e Jāme’ de Isfahán

Isfahán (Irán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 19 04, 2019
  • Category:

La constante de Isfahán


La religión ha sido un factor diferencial de Persia frente a sus vecinos a lo largo de la historia, fundamental para tejer alianzas y enemigos. La religión mayoritaria de los persas antiguos fue el zoroastrismo, pero desde el 640 el Islam dominó la escena hasta el punto actual, con un 99% de seguimiento oficial. Irán es desde la revolución de 1979 uno de los líderes espirituales de esta religión. Fue entonces cuando se depuso al shah y la figura del ayatolá tomó el mando. Irán es también el país fuerte de la rama chií. El dirigente mongol Ghazan la adoptó en 1310 y los safávidas le dieron toda la estabilidad al ascender al poder en 1501. Esta dinastía fue también la última en retocar la inmensa mezquita del Viernes o Masjed-e Jāme’ de Isfahán, uno de los símbolos de la evolución arquitectónica de Persia desde su adopción del Islam. Su estructura copia los diseños básicos de los palacios sasánidas, última dinastía preislámica, y sus cúpulas abovedadas fueron una referencia arquitectónica fundamental en Persia y su esfera de influencia.

Vista del patio de Masjed-e Jāme’ de Isfahán con el iwán sur en el centro

Isfahán es un cruce de caminos persa desde hace mucho tiempo. Es, de hecho, una de las ciudades que mejor ha sabido reinventarse con las distintas dinastías, algo complicado en un lugar donde la costumbre es cambiar constantemente de capital. Evolucionó de ser un puesto comercial a comienzos del primer milenio a.C. a convertirse en un asentamiento estable con los medos. Con los aqueménidas fue un ejemplo de tolerancia religiosa y en tiempos sasánidas vio cambiar su rol hacia lo militar. Se formó entonces el barrio judío de Yahudiya, que creció tanto como para superar en relevancia a la ciudad zoroastriana. Como musulmana, en el califato abasí fue capital provincial. Lo mejor llegó en el siglo XI cuando los selyúcidas la hicieron capital imperial. Es la primera época dorada de la ciudad, sobre todo bajo el liderazgo de Malik-Shah I. Sobre el 1200, los selyúcidas cayeron y la ciudad declinó. Tendría que esperar a los safávidas para un último y brillante lavado de cara.

En los últimos doce siglos, Isfahán visto pasar a dinastías poderosas: abasíes, búyidas, selyúcidas, ilkanato, muzafáridas, timúridas y safávidas. Todos ellos tuvieron como constante a  Masjed-e Jāme’. Tan larga historia la sitúa como la mezquita congregacional más antigua de todo Irán. En estos doce siglos, la mezquita no ha parado y ha recibido multitud de innovaciones y renovaciones. La pobre documentación de muchas hace que sea un reto saber quién hizo qué. Los abasíes fueron los que en el 841 iniciaron las obras. Poco queda de su época, pero la disposición de cuatro lados con patio central es suya. Con los búyidas llegaron los primeros cambios, pero la más influyente fue la dinastía selyúcida. Es en esta época cuando aparecen las influyentes cúpulas y la instalación de las cuatro entradas abovedadas o iwán, recuerdo de los palacios sasánidas. Masjed-e Jāme’ se convirtió así en el cénit de la arquitectura selyúcida. Las siguientes dinastías tocaron poco la arquitectura del lugar, pero sí le dieron un aire nuevo en su decoración.

Decoración de muqarnas del iwán sur de Masjed-e Jāme’ en Isfahán

La mezquita está integrada orgánicamente en el centro histórico de Isfahán, pegada a un laberíntico bazar cubierto desde el cual hay diez accesos diferentes. La enorme Masjed-e Jāme’ está dominada por su patio central de 70×60 metros en el que solo hay un par de piletas decoradas. Hay un iwán en cada punto cardinal, cada uno con su diseño. El más relevante es el del sur, la dirección de rezo. En este lateral se encuentra la primera cúpula, denominada Nezam al-Molk, de quince metros de diámetro. Los selyúcidas fueron capaces de hacer la transición de una estructura poligonal a una circular reforzada por nervios: todo un hito de su arquitectura. Al otro extremo está Taj al-Molk, la segunda cúpula. Es más pequeña, pero también más esbelta. Tras la construcción de estos elementos, todo el conjunto se unificó con espacios columnados y 484 pequeñas cúpulas de distinto diseño y técnica. La decoración más excelsa se ve en el estuco del ilkanato y los azulejos safávidas.

Isfahán supone el segundo área metropolitana de Irán. Su aeropuerto es la puerta de entrada ideal, aunque mucha gente llega en ruta por el país. La ciudad es un paso obligatorio gracias a monumentos como Masjed-e Jāme’, pero también la plaza safávida Meidan Emam, el palacete Chehel Sotún o los puentes sobre el río Zayandeh. La mezquita está a una media hora andando desde Meidan Emam. Lo bueno es que de camino podremos visitar el gran bazar. La mezquita cobra una entrada especial a los turistas extranjeros. Aunque tiene una sala en la que se explican las fases constructivas, conviene ir con un guía que identifique in situ todos los estilos. Isfahán tiene temperaturas extremas y lo mejor es ir en primavera.

Fotos: Parastoo.AtrsaeiMostafameraji

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