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Mausoleo de Khoja Ahmad Yasawi

Mausoleo de Khoja Ahmad Yasawi

Sur (Kazajistán)

Timúrida a medio hacer


La rama mística del Islam, el sufismo, tuvo en Khoja Ahmad Yasawi a una de sus figuras más relevantes. Se le considera uno de los místicos musulmanes de origen túrquico más temprano, un auténtico pionero que extendió el sufismo por todos estos pueblos. Esto incluye, por poner un ejemplo famoso en Occidente, a los derviches turcos. Khoja Ahmad Yasawi declamó y escribió sus poemas en el siglo XII, lo que le convierte también en el primer poeta en turco medio, familia de idiomas de estos pueblos entre los siglos X y XV. Tras estudiar en Bujará se convirtió en murshid o profesor sufí. Luego se mudó al norte, donde empezó a extender el Islam en las estepas kazajas. Para ello se instaló en la ciudad de Turkestán. Este nombre, de hecho, hace referencia precisamente al sufí. Uno de los emperadores túrquicos más renombrados, Tamerlán, decidió levantar un mausoleo a su altura en 1389. Los arquitectos persas enviados por Tamerlán experimentaron técnicas constructivas que luego serían parte de Samarcanda, capital timúrida.

Fachada inacabada del mausoleo de Khoja Ahmad Yasawi

Turkestán fue denominada Yasi hasta el siglo XVI. Estamos ante uno de los asentamientos más antiguos de Kazajistán, posiblemente del siglo IV. A orillas del larguísimo río Sir Daria, Yasi creció como ciudad entre las estepas de pastores nómadas y los asentamientos agrícolas de Centroasia. Su principal fuente económica fue la artesanía y su comercio. Tras la muerte de Khoja Ahmad Yasawi, la ciudad continuó llamándose Yasi, pero su figura creció y el peregrinaje fue una nueva fuente de ingresos. También ayudó que Yasi fuera de las pocas que se salvó del azote mongol. Tras pertenecer al imperio timúrida, la ciudad ya renombrada fue la capital del kanato kazajo, el precedente más definido de la actual Kazajistán. La crisis económica tras el fin de la Ruta de la Seda y las disputas internas dejaron en bandeja la invasión a Rusia en 1864. Turkestán fue saqueada y abandonada. Luego creció un nuevo centro urbano, pero la antigua ciudad es hoy un sitio arqueológico.

Afortunadamente, el mausoleo soportó bien estos ataques y hoy se encuentra entre los edificios timúridas mejor conservados. Fue construido a finales del siglo XIV por Tamerlán con la intención de pactar con los sufíes de su frontera norte y apaciguar así a los pastores nómadas de las estepas, sufíes gracias a Khoja Ahmad Yasawi. Era costumbre de Tamerlán levantar grandes obras en los extremos de su imperio, pero también mantener una unicidad de estilo. Para ello se trajo de las ciudades persas de Shiraz y Esfahán arquitectos y artistas especializados en mosaicos y estucos. Sin embargo, la muerte de Tamerlán en 1405 significó el fin prematuro de las obras. Siendo la capital Turkestán, el mausoleo tuvo un papel preponderante en la etapa kazaja, pero en el siglo XIX los kans lo reconvirtieron en fortaleza amurallándolo y desnaturalizándolo. Fue su peor etapa. Tuvo la fortuna de llamar la atención de los arquitectos rusos, que lo investigaron en el siglo XX. Aunque el factor religioso se perdió, se aseguró su conservación.

Vista de las cúpulas del mausoleo de Khoja Ahmad Yasawi

Paradójicamente, lo más destacado de Khoja Ahmad Yasawi es su estado inacabado, que ha permitido estudiar y entender la arquitectura timúrida. El mausoleo tiene grandes proporciones. De forma rectangular con 46×63 metros de lado, alcanza los 39 metros de altura. La fachada trasera se finalizó, pero si vamos a la delantera veremos dos minaretes a medio hacer y la fachada deslucida. El material constructivo fueron ladrillos de ganch, una mezcla de mortero, yeso y barro. Este último se utilizó en la base para aislar de humedades el mausoleo. Los ladrillos se enlucen con azulejos con motivos geométricos e inscripciones, llamando la atención las cúpulas de color turquesa. En el interior hay 35 estancias, con dos principales: kazandyk y la tumba. La primera, destinada a ceremonias realizadas en torno a un caldero de bronce, está cubierta por la cúpula de ladrillo más grande de Centroasia. La segunda tiene doble cúpula, innovación timúrida que se usó en Gur-e Amir, el mausoleo del propio Tamerlán en Samarcanda. Interiormente dominan las muqarnas, típicas estalactitas musulmanas, y solo hay restos de pintura en la mezquita.

Turkestán es la ciudad histórica más apreciada de Kazajistán y Khoja Ahmad Yasawi el primer monumento nacional. Aun así veremos muchos más peregrinos que turistas. La ciudad moderna tiene tren, por lo que llegar es relativamente sencillo. Mucha gente llega por carretera desde la cercana Shymkent, a unas dos horas. La entrada al mausoleo incluye los restos anexos del sitio arqueológico: baños, una mezquita subterránea, otro mausoleo octogonal, una puerta monumental, la ciudadela y el museo de historia. Es buena idea llevar un guía que explique el mausoleo y todo el conjunto. Mucha gente que viaja hasta Turkestán lo combina con las ruinas de la ciudad medieval de Sawran, abandonada en el siglo XV.

Fotos: Petar Milošević / pxfuel

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