Difíciles de comprender
Lo más desafiante de las pirámides de Guiza es comprender profundamente la escala temporal en la que están enmarcadas. Cuando fueron levantadas, las estructuras que el resto de la humanidad se afanaba en sostener en pie eran construcciones megalíticas como dólmenes o cairns. Stonehenge, por ejemplo, data de la misma época. Otra forma de entenderlo: la pirámide de Keops fue la estructura más alta del mundo durante más de 3.800 años, cuando ya en plena Edad Media la catedral de Lincoln la superó. Una tercera forma de verlo: cuando el griego Antípatro de Sidón elaboró su lista de las siete maravillas del mundo, las Tres Pirámides eran con mucha diferencia las más antiguas. De esta lista hace más de 2.000 años y, de ella, solo las Pirámides siguen en pie. Esta longevidad ha alimentado todo tipo de teorías, pero para entender las Pirámides hay que aumentar el radio de acción: solo acercándonos a Saqqara y Dahshur, las otras necrópolis de Menfis, podremos entender las increíbles prácticas funerarias del Imperio Antiguo de Egipto.
Estamos en Menfis, veinte kilómetros al sur de El Cairo: un lugar ideal para controlar un imperio levantado con el Nilo como columna vertebral para distribuir mercancías. En el año 2613 a.C. arranca la IV Dinastía Egipcia: la era de las pirámides. Los faraones alcanzan su máximo prestigio, son tratados como dioses en vida y requieren una tumba a su altura. Menfis se llena de artesanos que adoran al dios Ptah, figura del mayor templo de la ciudad. A su alrededor se expande una megalópolis de barrios de constructores afanados en las distintas necrópolis. La gran capital de este periodo de Egipto cedió el testigo a Tebas en el Imperio Medio, pero siguió siendo una ciudad relevante. Perdió esta relevancia en el periodo ptolemaico, cuando poco a poco pasó el testigo a Alejandría. Sus necrópolis, sin embargo, perduraron por siempre.
Guiza está al norte de Menfis, pero para comprender lo que llevó a construir pirámides hay que viajar primero al sur. En Saqqara tenemos un primer catálogo de lo que era una necrópolis antes de las pirámides. Todo empieza con las mastabas, estructuras funerarias rectangulares de techo plano. Con el emperador Zóser y su afamado arquitecto Imhotep se da un paso adelante sobre el año 2560 a.C. apilan varias mastabas que pierden tamaño según se alcanza altura: acaban de inventar la pirámide escalonada. La de Zóser llegó a alcanzar 62 metros antes de que el pillaje y la erosión la desnudaran. Esta pirámide, también, inaugura la tradicional red de laberintos y cámaras funerarias bajo las pirámides. Más al sur, en Dahshur, el emperador Seneferu se empeña en eliminar los escalones. La pirámide combada puede que estéticamente no sea perfecta, pero es un paso. Sus arquitectos, temiendo su colapso, variaron el ángulo hacia la mitad. Seneferu no se contentó y levantó la Pirámide Roja: la primera pirámide tal y como las entendemos.
El hijo de Seneferu se llamó Keops, un nombre más familiar. Estamos ya en Guiza, la llanura donde se levantan Keops, Kefrén y Micerinos. La primera en construirse nunca fue superada: con 147 metros en su momento de construcción es la más alta. Llama la atención cómo se pudo gestar tal obra. Se estima que se tardaron entre diez y veinte años en mover seis millones de toneladas de piedra: 800 toneladas al día. La mayor parte se extraía en una cantera cercana, pero algunas llegaban de Asuán, 800 kilómetros río arriba. Esta carga de trabajo y el resultado nos revelan, por encima de todo, una fantástica organización que empleó a decenas de miles de trabajadores. La capa de caliza exterior se ha perdido completamente, pero la podemos apreciar en la cúspide de Kefrén. Alrededor de las tres pirámides hay otras pirámides menores, tumbas, estructuras y la famosa Esfinge. Tiene el rostro de Kefrén y perdió la nariz seguramente en la Edad Media. Por entonces seguía parcialmente hundida en arena, que se retiró en el siglo XX desvelando sus enormes dimensiones: la Esfinge es la primera escultura monumental de la historia.
Guiza está hoy rodeada por El Cairo. Las viviendas y los hoteles empiezan justo al este de las Pirámides. Si queremos hacer el recorrido completo a Menfis, Saqqara y Dahshur lo más aconsejable es contratar a un conductor para todo el día. En Guiza podemos pasear alrededor de las Pirámides y la Esfinge, pero también acercarnos al mirador para tomar perspectiva. Entrar en una pirámide es una experiencia a partes iguales apasionante y agobiante. Casi todo el mundo prefiere hacerlo en Keops, pero requiere un pago extra y el agobio se multiplica con tanta gente. Se puede tener una experiencia similar entrando a la Pirámide Roja de Dahshur. Como en otros lugares turísticos de Egipto, todas las noches hay un espectáculo de luz y sonido en las Pirámides.
Fotos: Roderick Eime / Michael Tyler
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