Mali en pequeño
Mandinga se refiere a diversas etnias africanas que tienen en común hablar una lengua de la rama mandé. Más allá de eso, las diferencias entre ellas son pronunciadas, aunque también tienen un denominador casi tan común como la lengua: la religión musulmana. De hecho, diferentes grupos mandinga diseminaron el Islam por el Sahel occidental. En buena parte fue gracias a que crearon los mayores imperios de la cuenca del Níger, como el Mali. De este estado moderno partieron grupos mandinga que expandieron el Islam de forma más lenta y silenciosa, ocupando ciudades y dedicándose en muchos casos al comercio. En el norte de Costa de Marfil llevaron consigo el estilo arquitectónico por antonomasia del Sahel occidental, el sudanés que presenta especialmente la ciudad malí de Djenné. No se exportó tal cual. Además de un menor tamaño, las mezquitas del norte de Costa de Marfil añadieron dos ingredientes: un clima más húmedo que exigía más estabilidad y la influencia de etnias animistas presentes allí como los senufo.
Fundado en el siglo XIII, el imperio Mali no vivía su momento más pacífico a finales del XIV. Las disputas internas dañaron la cuenca del Níger y algunos pueblos emigraron buscando contextos más propicios. Hacia el norte estaba el Sáhara, así que fueron al Sahel. Por entonces, el imperio Mali se había convertido al Islam y con ellos viajaron estudiosos del Islam. En poco tiempo, ciudades como Bondoukou, Bouna, Odienné y Kong crecieron hasta ser puntos comerciales de referencia. Algunas como Kong se convirtieron en pequeños imperios regionales con cierta estabilidad tras nuevas olas migratorias. El comercio mandinga impulsó el norte de la actual Costa de Marfil. Familias especialmente enriquecidas fueron las pioneras a la hora de levantar mezquitas que recordaban el estilo de su región de procedencia. Etnias ya presentes como los senufo tuvieron que adaptarse y, en ocasiones, fundar nuevas ciudades. Estos no eran, ni son musulmanes, aunque tantos siglos de relación cultural ha impregnado sus costumbres. Funcionó en doble sentido, porque los senufo dejaron su impronta en algunas mezquitas sudanesas, especialmente en Samatiguila.
Es seguramente la más original de todas, que por lo demás recuerdan abiertamente a la antigua Gran Mezquita de Djenné. Hablamos de edificios construidos con ladrillos de barro y argamasa de origen orgánico con un enlucido exterior al que se añaden pequeñas vigas de madera llamadas toron. Igual que en Mali, estos sirven como andamio para los continuos parcheados que exige esta arquitectura. Techo plano y contrafuertes exteriores son otros rasgos, marcando el segundo una diferencia con Djenné. En Costa de Marfil, tanto los contrafuertes como las paredes tienen menos verticalidad. Se advierte cierta forma cónica que aporta una mayor estabilidad. Probablemente tiene que ver con el clima más húmedo, que debilita antes la estructura. Con todo, la reconstrucción ha sido la norma en la región. Aunque la emigración se inició en el siglo XIV, las mezquitas sudanesas más antiguas proceden del siglo XVII, tal y como atestigua la tradición oral y confirman las mediciones de radiocarbono. Tienen mucha relación con el declive de otro imperio en Mali, el Songhai.
La Gran Mezquita de Kong, por ejemplo, sabemos que fue reconstruida a comienzos del siglo XX tras ser destruida en las guerras coloniales del XIX, exactamente como ocurrió en Djenné. Hoy una ciudad menor, Kong cuenta sin embargo con dos mezquitas, siendo la más pequeña la más antigua. Se cree que para esta se trajeron los planos de su diseño directamente de Djenné. Su tamaño es muy reducido y en el interior solo hay hueco para dos pequeñas salas de rezo: hombres y mujeres. Es el tamaño y estilo que domina en las mezquitas levantadas en el siglo XVII: Kouto, Tengréla y Kaouara. La última tiene otro rasgo, un murete del mismo material rodeando la mezquita. Algo más extensa es la de Sorobango, una de las más antiguas, relevantes y mejor conservadas del norte de Costa de Marfil. Del siglo XVIII son la pequeña mezquita de Nambira y la de Samatiguila con su peculiar minarete cónico con techo de paja.
Si bien la zona costera de Costa de Marfil recibe turismo, el norte está en su mayor parte por explorar. Más aún las ciudades mandinga, con una creciente presencia de ramas musulmanas más radicales. En realidad, la principal ciudad del norte, Korhogo, es el hogar de los senufo. Es buena base para dirigirnos hacia el este, donde a tiro de carretera se encuentra Kong, seguramente la ciudad más visitada por sus dos mezquitas de estilo sudanés. Kong nos acerca además al Parque Nacional de Comoé, una de las atracciones del país. Pasado este se encuentra, en la frontera con Ghana, Sorobango. El norte de Costa de Marfil es practicable de noviembre a abril, cuando no hay lluvias.
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