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Monasterio de Ghelati

Monasterio de Ghelati

Imericia (Georgia)

Custodio del reino georgiano


El Reino de Georgia, germen del actual estado homónimo, no lo tuvo fácil. Rodeado de países musulmanes y hordas de tribus túrquicas, este reino cristiano fue asolado repetidas veces. Cedió finalmente a las divisiones internas a finales del siglo XV. Cerró unos 500 años iniciados con la unión de varios reinos por la familia Bagrationi, dinastía nacida en el siglo IX. El unificador, Bagrat III, da nombre a la reformadísima catedral de Kutaisi, primera capital del Reino antes de que los selyúcidas arrasaran con todo. La otra figura georgiana es David IV el constructor, que reconquistó los territorios arrebatados por estos y alzó a Georgia a la categoría de gran reino capaz de mirar de tú a tú a su socio Bizancio. David trasladó la capital a Tiflis y se encargó de barrer todo rastro de los invasores. Levantó para ello multitud de edificios cristianos como el monasterio de Ghelati, el más influyente en la historia del país. Representa la edad de oro de un reino marcado históricamente por su cristianismo. Esta era de esplendor se prolongó desde finales del siglo XI hasta comienzos del siglo XIII tras los problemas generados por las invasiones de los mongoles.

Vista exterior del monasterio de Ghelati

Ghelati se encuentra a solo doce kilómetros de Kutaisi. La primera constancia escrita de esta ciudad es del siglo VI, pese a que hay quien la sitúa mucho más atrás. David IV nació en ella en el 1073 como único hijo del rey Jorge II, primero en batallar contra los musulmanes selyúcidas hasta claudicar y convertir a Georgia en un estado vasallo. Su actitud provocó rebeliones locales y Jorge abdicó el trono en favor de su hijo cuando contaba con solo 16 años. Pese a su corta edad, David IV logró en poco tiempo controlar y alinear sus líderes feudales y rearmarse. Para el cambio de siglo estaba recuperando territorios. Tras años de reformas, finalmente los selyúcidas quisieron cortar por lo sano enviando un vasto ejército. David IV lo venció en la batalla de Didgori de 1121 sellando el inicio de la edad de oro georgiana, que duraría unos 120 años. Un año después se consumó la recuperación de Tiflis. Para celebrarlo, David trasladó la capital dejando a Kutaisi en segundo plano. Poco después, David fue enterrado en su querido monasterio de Ghelati, principal representante arquitectónico de la recuperación georgiana.

Cuando Georgia se desmembró, Kutaisi volvió a ser capital, pero esta vez del Reino de Imericia. El nuevo estado batalló también constantemente con el imperio otomano hasta pedir ayuda a Rusia, lo que le llevó a la asimilación de este otro gran imperio. Las contiendas con los otomanos dejaron muy dañada a la ciudad, que se fue reformando. Afortunadamente, la historia del Monasterio de Ghelati es menos turbulenta: al estar apartada de Kutaisi se ha conservado bastante mejor, aunque también sufrió varios ataques. Es muy relevante en lo arquitectónico y en lo simbólico, pues ha sido centro espiritual e intelectual de Georgia. Aquí se concentraron monjes capaces de traducir obras de clásicos, especialmente neoplatónicos. Su construcción fue bastante rápida y fue fundado oficialmente en el 1106, pero se añadieron edificios constantemente hasta el siglo XIV. Ghelati acumula historia como mausoleo real, pues contiene las tumbas de muchos de los principales reyes de Georgia. También fue sede de la Iglesia Ortodoxa Georgiana en el siglo XVI y un relevante centro de enseñanza durante siglos.

Fresco de la Virgen en el monasterio de Ghelati

Desde la disolución de la Unión Soviética, Ghelati ha recuperado la actividad eclesiástica que perdió durante varias décadas en las que fue parte del Museo de Kutaisi. El monasterio está imbuido de un ambiente de tranquilidad entre las colinas donde arranca el Cáucaso y los bosques que lo rodean. El precinto está rodeado por una muralla de piedra y en su centro se alza su iglesia principal, dedicada a la Virgen y consagrada el año de fundación de Ghelati. Está flanqueada por el campanario y dos iglesias más pequeñas: la original San Nicolás, de dos pisos, y la vertical San Jorge. También está la Academia, de donde salieron importantes manuscritos, luego reconvertida en refectorio. La iglesia central es cruciforme y está rodeada de anexos posteriores que respetaron la integridad del edificio. En el interior destacan los frescos de varias épocas, cada una representando distintas etapas de la edad dorada georgiana. No obstante, lo que más atrae las miradas es el mosaico original del siglo XII de cincuenta metros cuadrados con María sujetando a Jesús y el fondo dorado. En lo simbólico destaca la tumba de David IV en la que fue entrada original.

Kutaisi es la segunda ciudad georgiana, rival histórica de la capital Tiflis. Gracias a su catedral, cuya renovación ha sido extremadamente polémica, y al Monasterio de Ghelati recibe bastante turismo, pero por lo demás es una ciudad tranquila. Su aeropuerto lleva el nombre de David IV el constructor, pero mucha gente llega en ruta por el país. Para ir a Ghelati, lo mejor es usar una furgoneta marshrutka o contratar un taxi. Podremos así acercarnos también al monasterio Motsameta de camino, aunque a este se puede llegar andando desde Ghelati. Este nos llevará aproximadamente una hora de visita, pues las iglesias no son muy grandes. Alrededor de Kutaisi hay también varias cuevas naturales interesantes como la de Prometeo o cañones como Okatse. La pieza de arte más relevante de Ghelati, el tríptico Khakhuli, se encuentra en el Museo de arte de Georgia en Tiflis.

Fotos: Pixabay / Arian Zwegers

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