Despertar arquitectónico
En 1765 se publicó Istoriya Slavyanobolgarskaya, compendio histórico escrito por Paisio de Hilandar, monje búlgaro del Monte Atos. Escrito tras viajar por el antiguo Reino de Bulgaria, Paisio quería despertar la identidad nacional frente a los invasores otomanos y clérigos griegos. Alentaba a sus semejantes a hablar y escribir en su idioma. Esta obra es fundacional para el Despertar Nacional Búlgaro, periodo de desarrollo de la identidad búlgara que se tradujo en la liberación nacional de 1878, tras la guerra turco-rusa. Durante este periodo, el Despertar se tradujo en una abundante publicación de literatura búlgara y un nuevo estilo arquitectónico. Inspirado en el Segundo Imperio búlgaro entre los siglos XII y XIV, este tiene su principal representante en el monasterio de Rila. Aunque fundado en el siglo X, un grave incendio en 1833 fue el detonante para que los búlgaros renovaran el simbolismo de Rila.
Este se inicia con San Juan de Rila, patrón nacional y uno de los más importantes santos de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Nacido a finales del siglo IX, San Juan se hizo monje a los 25 años, pero optó por una vida ermitaña vagando por distintas montañas búlgaras. Llegó a las de Rila, las más altas de los Balcanes. Pese a tratar de vivir al margen de la sociedad y refugiarse en cuevas, empezó a tener fama por sus milagros atribuidos. Llegó a ser visitado por el zar Pedro I, pese a lo cual San Juan de Rila nunca se dejó llevar por la vanidad. Aunque considerado el fundador del monasterio de Rila, solo se puede hablar de inspiración, pues el santo nunca se mudó de su cueva y fueron estudiantes de sus enseñanzas los que levantaron el primer monasterio en el siglo X. Nada queda hoy de este primer monasterio, que fue reconstruido en el siglo XIV por un señor feudal serbio, Hrelja. Suya es la torre que lleva su nombre, la estructura más antigua en Rila.
A finales de ese siglo llegó la invasión musulmana y la crisis en Rila, que fue casi totalmente destruido en el siglo XV. El simbolismo de Rila era ya muy pronunciado, por lo que fue reconstruido. Esta etapa se coronó en 1469 con la devolución de los restos de San Juan de Rila a su localización actual. Desde este momento y hasta el Despertar Nacional, Rila se convirtió en depositario de cultura búlgara bajo el dominio otomano. Por eso, cuando cayó en el incendio de 1833, la nobleza puso rápidamente fondos para su reconstrucción, iniciada un año después. Se encargó de ella Alexi Rilets, que pese a tener 73 años contaba con el mejor cartel. Rilets llevaba trabajando en Rila décadas. Había participado en las restauraciones de 1784 tras varios saqueos y fue el responsable de las ampliaciones del monasterio a comienzos del siglo XIX. Rila se recuperó en apenas diez meses, aunque las obras continuaron hasta 1862.
Situado en la orilla norte del río Manastirska, Rila tiene plano cuadrilátero irregular con unos 400 metros de perímetro. La robustez exterior muta en el interior, donde una arcada de cuatro pisos mira al patio. Se caracteriza por sus colores blanco y negro alternos y su piso superior de madera. Aquí están las 300 cámaras para los monjes, capillas, estancia del abad, cocina y una relevante biblioteca. En el patio están los dos monumentos más relevantes: la torre Hrelja y la iglesia de la Asunción. La primera, completamente de piedra, cuenta con cinco pisos, estando el último ocupado por una capilla con restos de frescos del siglo XIV. Se desconoce la función original de la torre a la que se añadió un campanario en el siglo XIX. De entonces es la iglesia, que sustituyó a la antigua medieval durante el Despertar. Es un monumento seminal de esta era por su pureza de estilo y los numerosos artistas que trabajaron en su interior, tanto en los frescos como en el impresionante iconostasio de madera.
Las montañas Rila y el monasterio son perfectamente visitables en excursión de un día desde Sofía, menos de dos horas al norte. Por ello y su simbolismo es uno de los monumentos más visitados del país. Podemos ir en algún tour o por libre en shuttle compartido. El monasterio en sí y su iglesia son gratis, mientras que hay entrada para ver museo de historia, torre Hrelja, museo etnográfico, etc. Fundamental es el primero, en el ala sur, que conserva piezas como la extraordinaria cruz de madera tallada del Padre Rafael, de comienzos del siglo XIX. Fuera del monasterio hay una visita habitual que cubre la ermita de San Lucas y especialmente la cueva donde residió y está enterrado San Juan de Rila. Podemos ampliar nuestro viaje por las montañas en las que abundan los itinerarios de senderismo entre altos picos y numerosos lagos glaciares.
Fotos: Stefano Avolio / Dāvis Kļaviņš
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