Recuento de supervivientes
El imperio bizantino cayó definitivamente en 1453 con la conquista otomana de Constantinopla, pero, por entonces, el imperio estaba rodeado de enemigos. La puntilla previa se había puesto en 1430 con la caída de su segunda ciudad histórica: Tesalónica. Esta había sufrido un bloqueo naval y asedio de ocho años en el que los venecianos prestaron su ayuda sin mucho éxito. Se perdió así la conocida como co-capital, que más de 500 años después vuelve a serlo, pero en esta ocasión de la Grecia moderna. Paso comercial fundamental de la ruta entre Constantinopla y Roma, pero también entre los Balcanes y Grecia, Tesalónica llegó a alcanzar 150.000 habitantes. Afortunadamente, los otomanos decidieron no tirar abajo las iglesias bizantinas sino reconvertirlas en mezquitas. Esto ha permitido que la ciudad presente una de las colecciones de templos paleocristianos y bizantinos más extraordinarios que existen. Son quince templos levantados entre los siglos IV y XV que permiten entender la evolución de la arquitectura en este periodo, arquitectura que influyó en el arte de los Balcanes y Bizancio.
Nombrada en honor de una hermanastra de Alejandro Magno y esposa de Casandro, Tesalónica de Macedonia, la ciudad fue fundada sobre el 315 a.C. Se convirtió en la ciudad más relevante del reino de Macedonia hasta la caída de estos frente a los romanos, con los que mantuvo su importancia como capital regional. Muy pronto, sobre el año 50, Tesalónica fue un centro de expansión cristiana tras la visita de San Pablo y sus famosas epístolas a los líderes religiosos locales. Como bizantina, Tesalónica soportó ataques eslavos por tierra y árabes por mar. Tras el control temporal de los Cruzados, fue cabeza de despotados e imperios dentro de Bizancio, incluidos movimientos sociales tempranos como los Zelotes. Tras su caída se incorporó al imperio otomano, manteniéndose como puerto importante. Se nutrió de varias oleadas de judíos sefardíes provenientes de España, que durante siglos fueron un porcentaje muy alto de los habitantes. En plena I Guerra Mundial, Grecia se adelantó a Bulgaria para tomar la ciudad y arrebatársela a los otomanos. Se incorporó así a la moderna Grecia un siglo después que el resto del país.
Solo tres años después, un desafortunado incendio acabó con dos tercios de la ciudad y casi todo el barrio judío. Se acometió rediseño urbano para modernizar la ciudad al estilo europeo, con participación de arquitectos internacionales. Solo se conservó el barrio de Ana Poli. Unas décadas antes, Tesalónica había cambiado al tirar abajo buena parte de las murallas, de las que se conserva una porción levantada en el siglo IV. Incluyen el Heptapirgión, una fortaleza bizantina y otomana que protegía la acrópolis de la ciudad y era la base defensiva hasta que se reconvirtió en cárcel. De esta época son también el arco y tumba de Galerio. Estos dos monumentos estaban conectados y formaban parte del palacio real romano para mayor gloria de Galerio. La tumba es una versión pequeña, de 25 metros de diámetro, del Panteón de Roma. Sobrevivió como iglesia y mezquita y conserva fantásticos mosaicos bizantinos. El arco contiene varios relieves en placas de mármol que cuentan la victoria de Galerio sobre los sasánidas.
Aunque las mezquitas e iglesias sufrieron en el incendio de 1917 y la II Guerra Mundial, buena parte han sido restauradas. Destaca San Demetrio, del siglo VII, con seis mosaicos espectaculares. Más antiguas aún, al menos en algunas partes, son las de Acheiropoietos y Hosios David, que también contiene un mosaico de Cristo muy relevante. Cerca de esta está otra de las principales, Santa Sofía. Es del siglo VIII y está basada en la homónima de Estambul. Mezcla las dos plantas de Tesalónica: basilical con tres naves y cruz griega. De la arquitectura puramente bizantina, entre los siglos XI y XIV, sobreviven ocho templos. Son pequeñas iglesias de barrio o catholicones de antiguos monasterios. Destacan San Elías o Nicolás Orfanos por sus frescos. De esta época tenemos también los únicos baños públicos bizantinos del país.
Tesalónica cuenta con 400.000 habitantes. Su puerto sigue siendo relevante, pero se suele llegar al aeropuerto. Es la ciudad cultural de Grecia, contando con varios festivales. Diez días a mediados de noviembre se reservan para el Festival Internacional de Cine. También se celebran aquí encuentros bianuales de la diáspora griega y en Tesalónica está la principal universidad griega. Las visitas a los monumentos se complementan con el Museo de Cultura Bizantina. Su segunda sede es la otomana Torre Blanca, símbolo de la ciudad. La cultura otomana es también muy influyente en la gastronomía de Tesalónica. Se diferencia de la griega en un mayor uso de especias. Ladadika es la zona ideal para disfrutarla. La receta más famosa es el bougatsa, un pastel de desayuno.
Fotos: Markus Bernet / Guillén Pérez
2 Comments
muy bueno u articulo ha gustado
soy Rosario de Grecia .Atenas
Muchas gracias por tu comentario!