Una Corea
Los 250 kilómetros de frontera entre las dos Coreas son una de las zonas más sensibles del mundo desde el final de la II Guerra Mundial. Suponen la desunión de un país que, tras deshacerse del protectorado japonés, se partió en dos. Sucedió aproximadamente un milenio después de haberse unido bajo el reino de Goryeo, de donde procede el término Corea. La dinastía homónima iniciada por Taejo puso fin a un corto periodo de disensiones y revueltas que había provocado la tradicional división en tres reinos. Los Goryeo controlaron el país 475 años, aunque en ocasiones como protectorado de China. Este gran imperio ejerció una gran influencia en la compleja vida política y militar Goryeo. En el siglo X penetraron en la península coreana el neoconfucionismo y el taoísmo para complementar ideológicamente al budismo. Esta amalgama filosófica está representada en el diseño y arquitectura de la que fue su capital: Kaesong. Paradójicamente, la ciudad que gobernó la unión está hoy a pocos metros de la Zona Desmilitarizada, símbolo de la desunión. De hecho, fue la única ciudad que cambió de manos en la sangrienta Guerra de Corea.
La zona de Kaesong estuvo habitada desde el Neolítico. Posiblemente no había un lugar mejor para situar la capital del reino unificado, pues por su localización Kaesong perteneció en distintas etapas a cada uno de los tres reinos: Goguryeo, Baekje y Silla. A finales del siglo IX, en los momentos más inestables, fue conquistada por el breve reino Taebong y poco después los Goryeo la nombraron su capital. Mucha culpa la tuvieron las cualidades geománticas del asentamiento, protegido por montañas. Como capital del reino unificado sufrió las constantes complicaciones políticas de Goryeo. En el siglo XI, sin ir más lejos, Kaesong fue incendiada en medio de los conflictos con los Kitán de Manchuria. Este siglo y el siguiente, no obstante, fueron el periodo dorado gracias al comercio facilitado por el puerto de Pyokrando. Se exportaban productos como la cerámica celadon, seda y ginseng. Kaesong cayó junto a la dinastía Goryeo, aunque mantuvo las murallas intactas hasta el desarrollismo japonés del siglo XIX.
Kaesong representa la evolución de la península coreana de sus raíces budistas a la creciente influencia del neoconfucionismo. El pasado se representa en el estilo de sus murallas, que recuerdan a las de Pyongyang, pero el diseño urbano refleja claramente la geomancia en la ubicación de los elementos. Especialmente en el palacio de Manwoldae, que influiría a su vez en los palacios Joseon de Seúl. A los pies del monte Songak, otros tres lo protegían y un arroyo lo atravesaba. Incendiado en el siglo XIV, hoy es un sitio arqueológico en el que destaca el observatorio astronómico Chomsongdae. Inaugurado en el 919, es uno de los más antiguos del mundo. El neoconfucionismo está también presente en Songgyungwan, una institución educativa que se encargaba de enseñar preceptos a la joven aristocracia. Sus edificios de madera fueron quemados a finales del XVI, pero inmediatamente restaurados. La academia privada Sungyang es otro de los centros de enseñanza principales.
Las murallas de Kaesong comprenden tres épocas del siglo IX al XIV: Palocham, exterior e interior. Ninguna tiene su recorrido completo, solo sobreviven secciones de mayor o menor longitud. Se conservan también en distinto estado distintas puertas que las atravesaban. De ellas, Namdae, en la interior, es la más destacable por el pabellón de madera sobre ella. Si el neoconfucionismo afectó a la política, el taoísmo introdujo conceptos nuevos de vida eterna y cambió las costumbres funerarias. Se refleja en la decoración insistente de los doce signos del zodíaco coreano, muy similar al chino. Las tumbas tienen un patrón similar: túmulos, estelas protectoras, estatuas, localizaciones geománticas y diseños celestiales en los techos. El mausoleo Kongmin del XIV es el más relevante. Es doble al incluir a la esposa, algo que influyó en los Joseon.
Kaesong es la única ciudad unida a Corea del Sur en virtud de un acuerdo para industrializar con capital surcoreano la ciudad. Sin embargo, la ruta se abre o cierra de acuerdo a las tensiones políticas. Cuando está abierta es la forma más rápida de llegar, por la burocracia y la cercanía de Seúl. Eso sí, bajo un estricto recorrido de unas dos horas en los que se visita la puerta Namdae, el histórico puente Sonjuk, el mausoleo Kongmin y una tienda para comprar recuerdos como ginseng. Si Seúl no es una posibilidad, siempre se puede optar por unirse a uno de los caros y muy controlados tours guiados que parten de Pyongyang. Kaesong suele estar incluida en todos por su relevancia histórica. Solo tendremos que pasar el farragoso proceso del visado, siempre complicado en Corea del Norte.
Fotos: John Pavelka / John Pavelka
Comentarios recientes