La catarata inesperada
No son las más altas, ni las más anchas, ni las más caudalosas, pero sí las más extensas y de las más bellas. David Livingstone, el primero que las documentó para Europa, dijo de ellas que “los ángeles las verían en su ascenso a los cielos”. El humo que atruena, como es conocido por las tribus de la zona, o las cataratas Victoria, el nombre más conocido, son las cataratas más espectaculares del continente africano. En muchos aspectos son solo igualadas por Iguazú en Sudamérica. El río Zambeze, uno de los más icónicos de África, nace al norte de Zambia y discurre durante cientos de kilómetros por un anchísimo valle sobre terreno basáltico. Esta planicie no hace pensar en lo que viene después. Sin embargo, una zona de fractura ha ido generando grietas que el río ha horadado y roto para dar un salto de casi dos kilómetros de ancho y más de cien metros de altura.
El salto actual no es sino el octavo de una serie de cataratas que por la erosión van retrocediendo en el curso. De hecho, ahora mismo los geólogos saben perfectamente en qué punto la catarata cederá y se derrumbará para formar luego la novena. El salto actual se expande alrededor de las islas Boaruka y Livingstone. Estas dos siempre están y a ellas se suman otras pequeñas en temporada seca. De ahí el agua salta a la grieta formando un espectacular spray de 400 metros de altura que en temporada lluviosa es visible desde 48 kilómetros de distancia. Toda el agua recogida desemboca en un único punto para ir sorteando las otras siete cascadas. Entre ellas destaca la segunda gracias a una piscina natural denominada “olla hirviente”. Suele albergar todos los cadáveres de animales que caen por la primera.
Si ampliamos el radio alrededor de las Victoria, la flora de los Parques Nacionales está dominada por la selva de los mopanes, un árbol muy extendido en el sur de África. Sin embargo, en el entorno de la cascada la variedad y abundancia de árboles se multiplica gracias a la humedad que genera el spray de agua. La fauna es la habitual del continente africano. Es exuberante en su parte superior, con cocodrilos e hipopótamos vigilando el paso de animales como los elefantes, que cruzan el Zambeze en temporada seca. Entre las aves destaca la abundante presencia de rapaces. Muchas de ellas anidan en la grieta de la cascada. Victoria funciona además como barrera de biodiversidad: en el tramo superior hay 89 especies de peces por solo 39 en el inferior. En cuanto a la presencia humana, se han encontrado herramientas en los alrededores que datan de hace 50.000 años y vestigios de distintas tribus, desde los khoisan hasta los makololo.
Conocidas desde hace milenios por los locales, los europeos no llegaron aquí hasta el siglo XIX. No obstante, antes de la conocida llegada de Livingstone había ya mapas en Europa que señalaban las cataratas por testimonios de terceros. También cazadores de origen europeo y gentes de origen árabe aseguraban su existencia. Los científicos, sin embargo, creían improbable por el tipo de terreno de la región que hubiera aquí una cascada. Con todo, Livingstone se embarcó en su busca en la parte alta del Zambeze. Llegó a ellas el 16 de noviembre de 1855. Él fue el que les dio nombre en honor a su reina. En 1860 regresó para un estudio más detallado y posteriormente su trabajo fue continuado por otros europeos. Los colonos empezaron a abundar en la zona desde que en 1905 Cecil Rhodes, el líder del colonialismo de las dos Rhodesias, decidiera construir un puente para cruzar el Zambeze en las cercanías. La idea de Rhodes era facilitar el transporte de mercancías en todo el eje Ciudad del Cabo-Cairo. De paso, pensaba hacer despuntar el turismo en las cataratas. La estrategia se apuntaló con la creación de Victoria Falls Town y la apertura de hoteles.
Desde entonces, Victoria no solo es el lugar más visitado de Zambia y Zimbabue, sino un destino icónico para el turismo mundial. Tras décadas de incertidumbres políticas, el reconocimiento en 1980 de Zimbabue ha impulsado otra vez el turismo. Las ciudades que dan servicio son Livingstone en Zambia y la tradicional Victoria Falls en Zimbabue. Ambas tienen aeropuerto, aunque el tren sigue en uso y es un método más romántico para llegar. Ambos países se complementan: en Zimbabue tendremos una panorámica mejor y en Zambia podremos descender hasta la base. Aunque esto es posible básicamente en época seca, con pico en noviembre, cuando también se puede pasar a algunas islas o incluso nadar al borde de la catarata en la conocida como piscina del diablo. Si queremos ver el spray hay que ir al final de la temporada de lluvias, con pico en mayo. La diferencia entre ambos momentos es radical. El entorno se ha convertido también en un lugar para deportes de aventuras: rafting, kayak, puenting desde el puente, etc.
Foto: Mike / Ray Morris
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