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Museumsinsel (Isla de los Museos), Berlín

Museumsinsel (Isla de los Museos), Berlín

Berlín (Alemania)

Una nueva sensibilidad


Hermitage, Louvre, Prado o British son algunos de los miles de museos que garantizan la conservación de obras de arte y arqueológicas, además de facilitar su acercamiento al público. Aunque etimológicamente la palabra hace referencia a las musas de arte en la antigua Grecia, el precedente son los cuartos de maravillas, nacidos en Mesopotamia y popularizados en la Era de los Descubrimientos. La Ilustración supuso un cambio: de colecciones desorganizadas y orientadas a sorprender al visitante se pasó a un estudio riguroso y enfocado en la educación, conservación y carácter público. Esto último enlazó con otro de los precedentes: las salas de arte de la Italia renacentista. En la segunda mitad del XVIII proliferaron los proyectos museísticos. El rey Federico Guillermo IV de Prusia fue un paso más allá cuando decidió que el norte de la isla berlinesa más significativa del río Spree estaría íntegramente dedicada al arte y la ciencia: Museumsinsel. En apenas unos cientos de metros cuadrados se acumulan valiosísimas obras de arte como el Altar de Pérgamo o el busto de Nefertiti.

Vista a Museumsinsel con la catedral de Berlín a la derecha y el Altes Museum a la izquierda

Como en el caso de muchos museos, el antecedente de Museumsinsel es una sala de exposiciones abierta en 1797 por el arqueólogo Aloys Hirt. En 1830, la isla tomó forma cuando el urbanista y arquitecto Karl Friedrich Schinkel acabó el Altes Museum para la conservación y exposición de la colección real de antigüedades. Tras la implicación de varios Federico Guillermo, el IV dio un giro al proyecto. Ascendido al trono en 1840, este romántico rey fue responsable de varios proyectos, especialmente en Potsdam, donde construyó la Orangerie, y en Berlín, donde impulsó la apertura del zoo y reconvirtió Museumsinsel. Los siguientes reyes prusianos siguieron abriendo museos como Neues, Antigua Galería Nacional y, a comienzos del XX, Bode. Tras el fin de la I Guerra Mundial y la disolución de Prusia, Museumsinsel cambió su carácter: dejó de tener patronazgo real y pasó a dominio público. Además, se construyó el principal museo: Pérgamo. La II Guerra Mundial tuvo un efecto más profundo: se partió la colección entre los dos bloques de la Guerra Fría y hubo algún expolio como como el tesoro de Príamo de Troya.

Con la reunificación alemana, Museumsinsel ganó enteros. Por un lado, se unificó la toda la colección y, por otro, se acometieron unas necesarias reformas en el interior de los museos con vistas a la conservación. Diez años costó la aprobación del proyecto y hoy se busca una mayor integración entre los cinco museos. Museumsinsel vuelve así a sus orígenes como centro intelectual de Berlín. Se llega por el Lustgarten, originalmente anexo y parte de la plaza del castillo donde se localizaba el palacio de los reyes prusianos. Su lado este está ocupado por la catedral de Berlín, un imponente edificio reformado varias veces. La última, de 1905 en estilo neorrenacentista, aspiró a convertir el templo protestante en un referente como San Pedro del Vaticano lo es para el catolicismo. Al norte queda el primero de los museos: Altes. Diseñado en puro neoclásico por Schinkel, en su interior está la colección de antigüedades real, con piezas griegas, romanas y etruscas.

Altar de Pérgamo en el museo homónimo, principal pieza de Museumsinsel en Berlín

Neues no dejó de lado el neoclasicismo, pero le añadió un toque industrial al utilizar hierro. En el interior lucían unos frescos perdidos en un incendio durante la II Guerra Mundial, cuando Neues fue inutilizado. Durante décadas estuvo en ruinas hasta que fue reformado por David Chipperfield y reabierto en 2009 con su antigua colección de arte. Destaca el egipcio, incluido el busto de Nefertiti. Poco antes había reabierto Bode, justo en el extremo norte. Contiene multitud de arte bizantino y gótico. Mientras que en este destaca su cúpula, en la Antigua Galería Nacional lo hace su una gran escalinata que deja paso a la colección de pintura del XIX más relevante de Alemania. La joya de Museumsinsel es Pérgamo, construido para alojar el ingente material arqueológico que llegó con el orientalismo alemán. Se construyeron espacios dedicados para grandes joyas como las puertas del mercado de Mileto, las puertas de Ishtar de Babilonia y el altar de Pérgamo que le da nombre.

Museumsinsel está en el centro de Berlín, en Mitte, zona vertebrada por la avenida Unter den Linden en la que se encuentran iconos como la puerta de Brandenburgo. Otro icono que proporciona buenas vistas de la isla es la torre de TV o Fernsehturm. Al bajar podemos visitar los museos, que disponen de una conveniente entrada común. También hay pases en Berlín que permiten visitar los museos durante varios días, aprovechando momentos de lluvia. Así racionaremos tanta visita, pero los que no pueden faltar son el de Pérgamo y el Neues. En el primero hay que intentar evitar horas centrales, pues lo visitan más de cinco millones de personas anualmente. Los museos de Bode, Altes y la Antigua Galería Nacional cierran los lunes.

Fotos: Jean-Pierre Dalbéra / Hannah Swithinbank

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