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Obras arquitectónicas del siglo XX de Frank Lloyd Wright

Obras arquitectónicas del siglo XX de Frank Lloyd Wright

Illinois, Wisconsin, California, Pensilvania, Arizona y Nueva York (EEUU)

Moderno adaptado


Acuñado por Frank Lloyd Wright, arquitecto estadounidense más influyente del siglo XX, el concepto de arquitectura orgánica nunca se terminó de definir, lo que ha provocado múltiples interpretaciones. En realidad, la arquitectura orgánica sirve para definir buena parte de la carrera de Wright, caracterizado en primer lugar por la versatilidad. Así como otros arquitectos parten de un marcado estilo personal que imprimen en cada diseño, Wright tenía la capacidad de adaptarse al contexto. Esta es la primera seña de identidad de la arquitectura orgánica, la armonía entre el edificio a levantar y el lugar elegido, ya sea en la naturaleza o la ciudad. El otro elemento clave es la conceptualización del edificio como un organismo unificado en el que todo está interrelacionado. Seguramente la obra por antonomasia de la arquitectura orgánica y el propio Frank Lloyd Wright sea la Casa de la cascada. Diseñada en 1935, el proyecto llegó en plena madurez de este genio. Aún tendría tiempo en su larga vida de diseñar un icono neoyorquino como el museo Guggenheim.

Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright

Frank Lloyd Wright nació en 1867 en Wisconsin, estado con el que siempre estaría relacionado. Sin acabar carrera alguna trabajó con su principal mentor, Louis Sullivan, al que se atribuye la frase que define la arquitectura moderna: la forma sigue a la función. Fundó el considerado primer estilo puramente estadounidense, la Escuela Prairie. Fijó las primeras bases de la estética de Wright como el uso de líneas horizontales, voladizos, interiores abiertos e integración con el contexto. También conocidos por su ciudad base, Chicago, aquí Wright dejó en 1910 un paradigmático ejemplo Prairie con la Casa Robie. Utiliza intensamente uno de los materiales modernos por excelencia, el acero. El otro, hormigón, es la seña del Unity Temple. Diseñado en 1905, es considerado por muchos pionero de la arquitectura moderna. Diseñado para una congregación cristiana, el reducido presupuesto le empujó a utilizar este material y ser especialmente funcional. Wright dijo de este trabajo que con él se dio cuenta de que lo relevante era el espacio, no la estructura.

Tras separarse, Wright diseñó su vivienda en su Wisconsin natal. Taliesin, reformada dos veces, siguió los preceptos de la Escuela Prairie. Wright la utilizó también como estudio de arquitectura desde 1932, aunque luego la alternó con su semejante en Arizona. La comparativa entre ambas ayuda a entender la arquitectura orgánica. En la Taliesin de Arizona, Wright utilizó otros materiales y diseños adaptados al desierto. Otro ejemplo es la casa Hollyhock en Hollywood. Aquí, un enorme patio central de inspiración hispana fue diseñado como escenario. En Hollyhock, Wright usó otra seña de identidad, las esquinas de cristal. Haría intenso uso de ellas en la residencia Kaufmann, más conocida como Casa de la cascada. Acabada en 1939, es la obra maestra de Wright. Esta segunda vivienda está íntimamente integrada en el riachuelo que discurre bajo ella. De influencia japonesa en su manejo del espacio, los voladizos permitieron su acentuada fijación rectilínea.

Interior del museo Guggenheim de Nueva York, obra de Frank Lloyd Wright

Wright convivía entonces con una especie de comunidad de estudiantes afines, germen de la escuela de arquitectura Frank Lloyd Wright. Era la época tras el crack de 1929, al que Wright respondió con su Broadacre City, una especie de ciudad jardín ideada para las clases menos pudientes. Su traslación a la realidad fue el estilo usoniano, materializado en proyectos como Herbert and Katherine Jacobs. Utilizando materiales como ladrillo, cemento, madera y cristal, el reto fue acometer la construcción con un ajustadísimo presupuesto. Esta modestia contrasta con su proyecto del museo Guggenheim, que tras 16 años vio acabar justo antes de morir en 1959. Apostado en la Quinta Avenida neoyorquina frente al Central Park, las líneas rectas de Wright dejan paso a una espiral que domina el edificio de la exposición, que se une mediante un puente en voladizo al edificio administrativo. Tras cinco giros de espiral, culmina en una fantástica bóveda dodecagonal acristalada.

Todos los edificios seleccionados de Frank Lloyd Wright están abiertos al público, aunque están administrados por diferentes entidades y difieran en sus condiciones. Algunas como Herbert and Katherine Jacobs requieren por ejemplo la reserva previa. El más sencillo de visitar es el museo Guggenheim, tanto por su situación en la turística Nueva York como por su condición de museo de arte moderno. La Casa de la Cascada es un templo para los amantes de la arquitectura, pero su localización a una hora de la poco turística Pittsburgh complica el acceso. El interior se ve en visita guiada, mientras que el imprescindible paseo por el exterior es autoguiado. Aunque no sea obligatorio, es más que recomendable reservar con tiempo por las numerosas visitas. Chicago cuenta con otros dos ejemplos cerca del centro: Robie House y Unity Temple. También es factible conocer la Taliesin de Wisconsin y Herbert and Katherine Jacobs, a menos de tres horas en coche.

Fotos: Via Tsuji / Dave Nakayama

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