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Paisaje arqueológico de las primeras plantaciones de café en el sudeste de Cuba

Paisaje arqueológico de las primeras plantaciones de café en el sudeste de Cuba

Santiago de Cuba y Guantánamo (Cuba)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 12 02, 2019
  • Category:

Café de aroma francés


Cuba es un país bastante plano, con solo algunas zonas más abruptas. La más destacada de todas está en el sureste de la isla. A ambos lados de la segunda ciudad del país, Santiago de Cuba, se alza la Sierra Maestra, que alcanza los 1.974 metros en el Pico Turquino. La existencia de esta prominente cadena, justo a la orilla del mar, no es casual: por aquí pasa una falla que se extiende por el norte de la isla La Española, separada de Cuba por solo los ochenta kilómetros del Paso de los Vientos. Este estrecho fue el que atravesaron un grupo de franceses a finales del siglo XVIII. Ante el cada vez más enrarecido ambiente de Haití, donde los esclavos estaban rebelándose contra los colonos, varios hacendados dieron el salto al sureste de Cuba, colonia española. La Sierra Maestra, de características similares a las de las montañas de Haití, resultó un lugar idóneo para que los franceses continuaran con su actividad principal: plantaciones de café. Sus cafetales aquí son testigo de una época de producción hoy abandonada.

Secadero de café en La Isabelica

El café, de origen africano, empezó a plantarse en América a comienzos del siglo XVII, presumiblemente en Martinica. En la segunda mitad del siglo XVIII abundaron las plantaciones en La Española, hoy compartida por Haití y República Dominicana. Entonces, sin embargo, el café era un producto menor, vendido más en droguerías que en tiendas de alimentación. Los franceses de Haití se propusieron aumentar la producción, pero cuando estaban poniendo en marcha sus plantaciones empezaron los problemas en Haití que aconsejaban un cambio de aires. Varios saltaron a Cuba acompañados de sus correspondientes esclavos. El sureste de Cuba, más aún los profundos valles de Sierra Maestra, apenas había sido poblado ni explotado por entonces. No resultó complicado, por tanto, conseguir el permiso de los dueños de la tierra, los españoles. Así empezaron a popularizarse cafetales en distintas zonas. En los alrededores de Santiago de Cuba destacaron las zonas de Palmas-Contramaestre, El Cobre y Gran Piedra. Al norte de la ciudad de Guantánamo, otras tres: El Salvador, Guantánamo y Yateras. Los franceses progresaron y con ello atrajeron a cafeteros de otras nacionalidades.

Solo hubo un contratiempo: la invasión napoleónica de España no le vino a bien a los productores en Cuba, obligados a emigrar temporalmente hasta que la situación se estabilizó. Desde 1812, la producción despegó definitivamente utilizando Santiago de Cuba como puerto para exportar el café. En este siglo XIX hubo una mezcla cultural entre distintos criollos y los haitianos, que impregnaron la zona con su cultura. En cuanto a las infraestructuras, los cafeteros crearon una red de caminos y puentes, como el aún existente de Carmen, para poder trasladar su producción encima de mulas. A finales del XIX, desgraciadamente, las plantaciones cubanas empezaron a sufrir. Por un lado, las guerras de independencia, que aquí llegaron mucho más tarde, empezaron a dañar el contexto productivo. Además, la competencia de países como Brasil, Costa Rica o Colombia y la poca adaptación a las nuevas técnicas de los cafeteros cubanos marginaron la producción, que desde entonces es muy reducida.

Vista de la Sierra Maestra desde Gran Piedra

Hasta 171 cafetales del siglo XIX están desperdigados por las montañas de Sierra Maestra. Sus estados de conservación son muy variados, desde algunos totalmente restaurados a otros, la mayoría, que son solo sitios arqueológicos. El de La Isabelica es el que más se ha acondicionado, incluyendo muebles de la época. Además de las zonas cultivadas, en las que los árboles frutales daban la sombra necesaria al café, hay varios elementos básicos: la casa del hacendado dominando la escena; terrazas para secar y humedecer el café, siendo las más destacadas las de Tres Arroyos; y edificios auxiliares para separar el grano y tostarlo, más otros no relacionados con el procesado del café. Lo más destacado son los sistemas hidráulicos instalados por los franceses, incluidos canales para traer el agua de los arroyos y cisternas para almacenarla. Destaca el acueducto de San Luis de Jaca.

Para visitar esta antigua zona cafetera hay que desplazarse a Santiago de Cuba o Guantánamo. Al este de la primera se han restaurado algunos cafetales, bastante más sencillos de identificar y visitar. De Santiago parte una carretera que nos lleva en unos 45 minutos a la Gran Piedra. Es una enorme roca de origen volcánico que tiene un mirador privilegiado de la Sierra Maestra. Un poco más adelante está el cafetal de La Isabelica, que tiene un museo explicativo desde 1961. Tiene visitas guiadas y degustación de café. Unos kilómetros al norte, aunque de acceso mucho más complicado, está el cafetal La Fraternidad, también restaurado. A esta zona conviene venir entre noviembre y abril.

Fotos: Sigi Knollhectorlo

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