Atravesando Azerbaiyán
Desde Sochi hasta Derbent, todo el Cáucaso es una amalgama de pueblos con identidad propia, en muchas ocasiones limitados a su estrecho valle. Trazar fronteras siempre ha sido problemático y en la sección más oriental, por ejemplo, se tocan la región rusa con mayor presencia del Islam con Azerbaiyán, que también tiene sus propias complejidades. Se trata de un país plenamente musulmán, pero aunque la mayoría es chií, una nutrida población del Cáucaso azerí es suní. Alrededor de la montaña Shahdagh, segundo pico del país, se mezclan varios grupos étnicos que reciben su nombre y tienen puntos en común. Además de una endogamia y patriarcado históricamente muy rígidos, los Shahdagh comparten una economía basada en la artesanía y sobre todo la ganadería. Ambas ocupaciones les pusieron en contacto con los grupos étnicos azeríes, pues comercian con ellos y también bajan anualmente con sus rebaños a los prados cerca de la capital. El grupo más famoso son los khinalig, que tienen en el pueblo homónimo su base de operaciones.
Como otras etnias del Cáucaso, los khinalig hablan su propia lengua, lo que da cuenta de la antigüedad del grupo, pero la falta de registro histórico complica conocer su procedencia. Si fueron ellos los primeros en ocupar el pueblo que lleva su nombre o llegaron después no está resuelto, aunque sí sabemos que el pueblo nace en la Edad Media y es conocido como centro de transmisión del Islam en las montañas. Su autonomía bajo el kanato de Shirvan es elevada y mantienen un estilo de vida semi-nomádico que vacía su pueblo en invierno, pero simultáneamente tienen contacto con los azeríes para garantizarse el acceso a los pastos en las tierras bajas. Al contrario de lo que sucedió con muchos grupos étnicos similares del Cáucaso, la entrada en el imperio ruso no les cambió mucho la vida y lograron mantener su estilo de vida. Además de la trashumancia, en los khinalig destaca el concepto de clan que sirve de guía para el reparto de los pastos y la toma de decisiones en un consejo autónomo formado por los khinalig más ancianos.
Hoy, los poco más de 2.000 khinalig que resisten en sus aldeas de la montaña Shahdagh siguen mayoritariamente afrontando cada otoño el denominado Köç Yolu. Se trata de una de las rutas de trashumancia caucasianas más estables y recorre 200 kilómetros en un itinerario fijo que llega hasta la provincia de Hajigabul, unos cien kilómetros al oeste de Bakú. Por el camino pasan por cementerios históricos, capillas, caravasares, mezquitas y puentes. Al llegar a su destino, los khinalig se dividen en los pastos formando unidades productivas denominadas yataqs y pasan su invierno en casas semisubterráneas denominadas qazma. Cuando llega la primavera, los khinalig vuelven a organizar sus rebaños y toman el camino de vuelta a las montañas. En estas, la distribución de los pastos sigue patrones tradicionales con clanes de unas cinco familias ocupando un yaylaq. Mientras están en estos, los khinalig residen en tiendas alrededor de su ganado denominadas alaçıq.
A más de 2.000 metros de altitud, Khinalig es uno de los pueblos más altos del Cáucaso, más o menos lo mismo que el famoso Ushguli del Alto Svaneti. Se trata de un típico pueblo de montaña dividido en vecindarios de acuerdo a los clanes locales. Las viviendas tradicionales utilizan materiales locales como las piedras para las paredes y cubre los tejados con una capa de tierra, aunque los materiales modernos son cada vez más habituales. Eso sí, suelen ser planos y se utilizan como punto de socialización. También son típicos los porches de madera, hoy cubiertos con cristal para enfrentarse a las inclemencias del tiempo. Los interiores son muy simples, con nichos en las paredes y pequeños agujeros en el techo para mejorar la ventilación e iluminación. En la artesanía khinalig destacan las alfombras, objeto habitual en las viviendas.
Desde hace un tiempo, Khinalig tiene carretera asfaltada hasta su principal pueblo, lo que ha facilitado su acceso, aunque está lejos de ser un sitio turístico y no será extraño que seamos los únicos turistas extranjeros en el pueblo. Su atractivo suele ir más ligado a las rutas de senderismo que se hacen en la región, porque las infraestructuras turísticas siguen siendo muy limitadas y hacer noche en el pueblo no será fácil. Desde Baku es un camino largo de unas cuatro horas, así que es buena idea hacer noche en alguna ciudad cercana como Quba, ciudad con sus propios atractivos. Hay excursiones, en todo caso, que combinan ambos lugares desde Baku. Lo más típico en Khinalig es comprar artesanía textil y tomar un plato basado en el cordero. Debido a la altitud y los patrones de Trashumancia la mejor época para visitar la zona es en verano.
Fotos: Pierre / Emil Khalilov
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