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Paisaje panorámico del Monte Emei y Gran Buda de Leshan

Paisaje panorámico del Monte Emei y Gran Buda de Leshan

Sichuan (China)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 29 06, 2022
  • Category:

Budismo a lo grande


La lista de estatuas más altas del planeta tiene puntos comunes. Todas están todas en países asiáticos o de la antigua URSS y fueron erigidas en el último siglo. La excepción a lo segundo es el inverosímil Gran Buda de Leshan. Sus 71 metros no solo lo convierten en la estatua premoderna más alta del planeta, sino que casi dobla a la segunda. Esculpida en arenisca durante el siglo VIII, el Gran Buda de Leshan ha sobrevivido gracias a un avanzado sistema de drenaje que ha prevenido su erosión. Las lluvias son habituales en esta región del sur de Sichuan, clave en la historia del budismo chino. El Buda no se levantó aquí por azar, sino porque mira al monte Emei. Este pico de 3.099 metros encabeza una región de alto interés geológico, pero para el budismo es mucho más. Es una de las cuatro montañas sagradas chinas para ellos y el lugar donde se instalaron los primeros templos de esta religión en el siglo I. 

Gran Buda de Leshan

Emei es el punto más alto de los traps de Emeishan, una de las grandes provincias ígneas del planeta. Son regiones donde la acumulación de rocas ígneas emergidas sucedió en un corto periodo de tiempo geológico debido a plumas mantélicas o tectónica de placas. Los traps de Emeishan lo hicieron entre 265 y 259 millones de años atrás. Hoy el paisaje es muy diferente. Emei se alza casi sin oposición desde la llanura de Chengdu y de aquí parte la cordillera Daxiangling. La alta humedad de la zona provoca que las montañas estén habitualmente envueltas en nubes y alberguen una nutrida flora que cubre casi todo el terreno. Hay más de 3.000 especies de flora registradas, incluyendo varias endémicas. Llevan más de un milenio protegidas gracias a su consideración de montaña sagrada. La fauna es también de interés con especies como salamandra gigante, panda rojo, gato dorado asiático y el más sencillo de ver, el macaco tibetano, amenazado en otros lugares.

Una variante de la Ruta de la Seda atravesaba estas montañas desde India y Myanmar para acceder a Chengdu. Entre las transmisiones culturales estuvo el budismo. La leyenda cuenta que un recolector de hierbas medicinales, Pugong, tuvo una aparición y levantó el primer templo de Emei sobre el denominado pico dorado o Jinding, cerca de la cima. Las estructuras actuales son bastante posteriores. En el primer milenio de nuestra era, los monasterios se multiplicaron utilizando diversos estilos adaptados a la orografía de las montañas. Uno de los pioneros fue el templo Wannian. Fue centro de la doctrina budista asociada al bodhisattva de Samantabhadra, patrono del budismo en Emei. En el siglo IX, tras una expedición a India organizada por budistas de Emei, se esculpió en bronce en honor de Samantabhadra una de las piezas artísticas más veneradas aquí. Por entonces, el peregrinaje a los templos era abundante y no se detuvo en las dinastías Ming y Qing.

Cima del monte Emei

El Gran Buda de Leshan no está en Emei, sino cuarenta kilómetros al este. El paisaje es completamente diferente, pues estamos en una confluencia fluvial de la llanura de Chengdu. Los ríos brotan de las montañas cargados de sedimentos y fuerza y son complicados de navegar. Un monje budista inició el proyecto de Leshan para que el Buda calmara las aguas. Su tamaño hizo que el trabajo se acometiera en varias etapas hasta el año 803. El Buda tenía un templo y una estructura de madera que lo protegía, pero cayeron en distintas guerras con el tiempo. De estilo Tang y una relajada posición sentada, el Buda de Leshan está esculpido directamente sobre la montaña Xiluo salvo sus orejas, realizadas con madera recubierta de barro y adosadas a la cabeza. Además de sus espectaculares dimensiones destaca su inteligente sistema de drenaje de lluvia. Varios canales ocultos en zonas del Buda dirigen el agua hacia el río. Alrededor del Buda hay otras estructuras relevantes como la pagoda Lingbao y el templo Wuyou.

Leshan y Emei, sobre todo el primero, son citas ineludibles si visitamos la llanura de Chengdu. A solo una hora en tren rápido, el viaje a Leshan es sencillo. Desde su centro se puede llegar al Buda en taxi, autobús o, la mejor opción, tomando un ferri que nos dará una primera perspectiva. Es habitual es subir y bajar el precipicio para tener distintas vistas de la enorme escultura. Las visitas a Leshan se cuentan por millones, más que las de Emei, que no obstante también recibe bastante turismo. Conectada también con tren rápido, el ascenso se puede realizar a pie o combinando una vertiginosa carretera hasta Leidongping, donde podemos continuar en teleférico hasta cerca de la cima. Es una estupenda idea dormir en la cima para ver el amanecer en el pico dorado. Hay nieve en invierno, así que hay que tener precaución, igual que con los macacos tibetanos, un tanto agresivos. Además, en verano llega el monzón y las lluvias están garantizadas.

Fotos: speedygroundhog / George N

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