Arcos de moda
Las guerras de religión impidieron que el Renacimiento se expandiera rápidamente desde Italia, identificada con el Papado, hacia Centroeuropa. La Iglesia en Bohemia siguió atada al gótico, pero la aristocracia y realeza fueron paulatinamente introduciendo el Renacimiento desde finales del XV. Además, al ser una región no conquistada por Roma, los modelos eran puramente italianos. Un par de residencias y el hall ceremonial del Castillo de Praga fueron las primeras muestras, aunque solo como añadidos en edificios predominantemente góticos. El ascenso de los Habsburgo en Bohemia con Fernando I supuso un impulso a los modelos puramente renacentistas. El Castillo de Praga volvió a ser precursor y expandió la moda por residencias renacentistas espaciosas y cómodas. Un elemento que causó furor fue el diseño de arcadas en los patios centrales de las residencias privadas. En la República Checa tuvo tanto éxito que desarrolló su propio estilo. El palacio de Litomyšl, diseñado en la segunda mitad del siglo XVI y conservado excepcionalmente, es uno de los mejores ejemplos.
La ciudad de Litomyšl inició su andadura, según se cree, sobre el siglo X. Su nombre procede de la tribu eslava que se asentó en esta zona unos 130 kilómetros al este de Praga. Sobre el siglo XIII ganó presencia al ser atravesada por las rutas comerciales entre Bohemia y Moravia, las dos regiones históricas de Chequia. Para ello se levantó una fortificación en una colina con buenas vistas y un monasterio que se cerró al obtener obispado la ciudad. Este se perdió durante las guerras husitas, que también se llevaron por delante las iglesias de Litomyšl. Tras esta época, la familia Kostka se alzó con el poder, pero no tuvieron fortuna: varios incendios acabaron con su fortaleza. Las ruinas fueron entregadas a la familia Pernštejn y de ellos fue la idea de contratar al arquitecto Giovanni Battista Avostalli para levantar una nueva en 1567. Ayudado por su hermano diseñó y construyó el palacio actual, cuyas obras finalizaron en 1580. Sufrió algunos incendios que no dejaron de ser oportunidades para algunos retoques barrocos que tuvo en el siglo XVIII. Desde entonces no ha tenido remodelaciones. Perteneció a varias familias hasta que en 1945 pasó a manos estatales.
Pese a los toques barrocos de los arquitectos Kaňka y Habich, ambos tuvieron la sensibilidad de conservar el espíritu renacentista del palacio. Especialmente en la arcada abovedada que lo caracteriza y domina tres alas del patio central. Aquí, el piso de abajo tiene columnas cuadradas con piedra sin pulir. Los dos superiores tienen columnas más finas, con éntasis para otorgar esbeltez, que acaban en capiteles toscanos y jónicos. La cuarta ala no tiene arcadas y es un enorme lienzo esgrafiado, técnica decorativa que utiliza yeso y estuvo muy de moda en el Renacimiento. Es complicado encontrar esgrafiados renacentistas originales, por lo que los de Litomyšl son muy valorados. En cuatro bandas representan capítulos del Antiguo Testamento, historia clásica y virtudes renacentistas. Detrás de este muro hay otro pequeño patio del que parte una torre. Al otro lado, el ala sur solo sirve para cerrar el patio y como entrada al palacio, pues la principal se localiza aquí. Todo el exterior está esgrafiado imitando diamantes y sillería rústica.
Además de ser estéticamente atractivo, un palacio tiene que ser funcional y Litomyšl fue un catálogo de la forma de vida aristocrática en la Chequia moderna. En este sentido, el ala oeste es la más extensa. Lo que más destaca es el poco común teatro interior instalado a finales del XVIII. Tiene cabida para 150 personas, está construido en madera y conserva la decoración y maquinaria originales. En las habitaciones se repite un patrón: el diseño espacial es renacentista, mientras que la decoración es barroca y neoclásica. Destacan las pinturas tardobarrocas de temas clásicos. Por el ala este se llega a la capilla, también renacentista y decorada con grisalla, técnica monocromática típicamente medieval. Alrededor hay edificios auxiliares, destacando la fábrica de cerveza y los establos. Hay también un jardín francés y un parque inglés.
Litomyšl es una pequeña de 10.000 habitantes. Hay estación de tren, pero es más rápido llegar por carretera: hay dos horas hasta Praga. Además del palacio merece la pena la plaza principal de la ciudad, rodeada por arcadas. El palacio tiene dos tours, siendo el más sencillo suficiente con sus cincuenta minutos. Eso sí, las visitas son solo en checo, salvo para grupos grandes que quieran inglés. En los sótanos hay una exposición permanente del escultor Olbram Zoubek, que cedió obras tras la revolución democrática checa. Hay que tener en cuenta que de noviembre a marzo el palacio cierra totalmente. Julio es el mejor mes, cuando se celebra un festival de música en honor de Bedřich Smetana, hijo pródigo de Litomyšl y compositor que nació precisamente en el palacio. Si queremos ir hay que reservar con mucha antelación.
Fotos: Herbert Frank / Michal Louč
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