Los reyes del golfo
Cuando se hace balance del inhumano comercio esclavista colonial, se pone el foco en los países compradores, pero las responsabilidades se pueden ampliar. Distintos reinos africanos promovieron el mercadeo de personas en su propio beneficio. Mediante guerras o escaramuzas capturaban a miembros de otras etnias que eran comprados por los europeos en la costa. A la del actual estado de Benín se la denominó costa de esclavos gracias al Reino de Dahomey, uno de los más activos del mercado. A este sistema económico sumaba un eficaz ejército que se ganó la fama entre los occidentales por su temprano reclutamiento, uso de incentivos económicos y cuerpo de amazonas. Dahomey, surgido a comienzos del siglo XVII, prolongó su poder hasta finales del XIX. En plena transición económica, el reino puso sus ojos en Portonovo, pero encontró la oposición francesa iniciando dos guerras que acabaron con Dahomey como colonia. En un último e infame acto, el rey Béhanzin prendió fuego a la capital Abomey mientras huía. Hoy se ha restaurado parcialmente el complejo de palacios reales, su principal legado.
Aún dominantes en Benín, los fon tuvieron en Dahomey su auge político luchando con otras etnias como los yoruba del imperio Oyo. Houegbadja está considerado su primer gran rey. Conquistó varios pueblos fuera de la llanura de Abomey e inició los palacios reales tras fundar la ciudad. Sus sucesores intentaron cumplir su precepto de extender y engrandecer el reino. En 1727, el rey Agaja conquistó la ciudad costera de Whydah, convertida desde entonces en puerto de referencia e impulso económico para el reino. Caracterizados por sus prácticas de vudú, fiesta anual y artesanía, el reino de Dahomey se desarrolló plenamente en ese siglo XVIII junto a su capital Abomey. Esta no solo alojó la corte durante para doce reyes Dahomey, sino que simbolizó toda esta era. Cada uno construía su propio palacio al lado de los anteriores, dando su toque personal al complejo. El palacio era el centro de la vida política Dahomey, pues aquí se reunían los líderes para tomar las principales decisiones y se alojaba el tesoro real.
Abomey alojó en su época de esplendor hasta 8.000 súbditos protegidos tras diez kilómetros de murallas de adobe y un dique cubierto de densa vegetación. En el interior se distribuían distintas zonas residenciales, campos de cultivo, un gran mercado, barracones militares y los doce palacios reales. Aunque cada rey levantara el suyo, todos comparten características. Los materiales utilizados son principalmente adobe y madera, más techos de paja. Gruesos muros de adobe aislaban térmicamente el interior, mientras que la madera soportaba estructuras de hasta dos pisos. Los palacios también comparten un laberíntico diseño basado en una muralla exterior y tres patios consecutivos. El exterior o kpodoji era el patio dedicado a las audiencias y asambleas. El interior o ajalala se dedicaba a los rituales religiosos y el culto a los ancestros. Finalmente, el privado u honga era la residencia del rey, rodeado de sus familiares y personal de confianza. Las medidas de seguridad y normas de acceso seguían estrictos preceptos asociados con estos patios.
Cuando el rey Béhanzin incendió Abomey, lo que ardieron fueron los tejados de paja, siendo mayor problema la falta de mantenimiento posterior. Al no haber tejado, el adobe se consume peligrosamente lluvia tras lluvia. La colonia francesa restauró algunos edificios e instaló tejados metálicos, que tampoco fueron solución definitiva. Lo sufrieron especialmente los fantásticos bajorrelieves policromados de Abomey o noudidè, hito artístico de África occidental. Eran el principal proyecto de cada rey, que dedicaba el principal edificio ritual, el ajalala, para ello. De los doce palacios, solo están en buen estado los de los reyes Guezo y Glélé, también entre los más antiguos. No eran la única muestra exterior de arte, que también incluía murales, conchas y perlas incrustadas y perforaciones. Encajados en nichos, los bajorrelieves figurativos y policromados fueron evolucionando. Como eran utilizados activamente en los rituales, cada uno individualmente también podía ser modificado a lo largo del tiempo.
Benín no es un país muy visitado y los que se aventuran lo suelen combinar con países como Togo. Dentro del país, Abomey es visita obligada como principal legado cultural. Está a solo diez kilómetros de Bohicon, una de las principales ciudades, por lo que si vamos por nuestra cuenta será fácil encontrar transporte. Podemos dedicar toda una mañana a Abomey, donde principalmente se visita el Museo Histórico compuesto por los palacios reformados de Guezo y Glélé. De este modo podremos admirar tanto la arquitectura como el arte Dahomey, pues las piezas conservadas son de esta época. Lamentablemente, las principales muestras de arte del lugar están en diversos museos del mundo. Es imprescindible hacer la visita con guía, lo que por otro lado nos ayudará a entender las funciones de las distintas partes. De noviembre a febrero llueve menos intensamente en Abomey.
Fotos: Dominik Schwarz / Adoscam
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