Entre hinduismo e Islam
Mahmud Begada fue uno de los gobernantes más celebrados del Guyarat, región al noroeste de India que disfrutó de su propio sultanato en los siglos XV y XVI. En 1458, ascendió al trono con trece años, cuando la región no estaba totalmente en manos musulmanas. Tras superar iniciales conflictos internos, Begada comenzó varias campañas para derrocar los resquicios hinduistas del Guyarat. Junagadh fue el primer escollo y en 1482 le tocó a Champaner. La ciudad estaba bajo dominio de los rajputs Khichi Chauhan, que tras varias incursiones en territorio musulmán sufrieron las represalias. Champaner cayó rápidamente, pero el fuerte sobre la colina Pavagadh sería otra historia. El asedio se hizo necesario y Begada tiró de paciencia, pues solo tras veinte meses vio el momento adecuado para tomar el lugar. Fue un momento tan celebrado que Begada hizo de Champaner su nueva capital: Muhammadábád. Se considera uno de los conjuntos monumentales más ricos del Guyarat gracias a su fusión de estilos que precedió la arquitectura mogol.
Aunque la zona estuvo habitada mucho antes, Champaner fue fundada por la dinastía Chavda sobre el siglo VIII. Miembros de la Khichi Chauhan ocuparon la colina de Pavagadh en el siglo XIII, donde previamente había templos hinduistas. Suyo es el sistema hidrológico que permitió la creación de jardines y resistir el asedio junto a las murallas del lugar. A la ciudad de la llanura le tocó su turno con Begada, cuando el lavado de cara arquitectónico fue pleno. Sin embargo, tras caer Guyarat a manos mogoles y dejar de ser capital en 1536, el declive fue total. Esto ha permitido que hoy perviva como ciudad musulmana sin remodelación posterior. Cuando llegaron los británicos, apenas vivían 500 personas aquí. Para Pavagadh, las cosas no fueron tan mal. Elevada a la categoría de lugar de peregrinaje entre los hinduistas gracias a la leyenda que la relaciona con la diosa Kali, el lugar se ha mantenido activo.
Erupciones volcánicas desde hace 500 millones de años han dado forma a las colinas de Pavagadh, con techo en 762 metros. Parte de las colinas de Aravalli, estamos ante uno de los paisajes más antiguos del país. Cinco mesetas de roca ígnea, principalmente riolita, dan un color rojizo y amarillento sobre el que crecen tupidos bosques. Atravesando varias puertas monumentales ascendemos el camino sagrado o Patha hasta la parte superior, de perfecta defensa natural por la inclinación y fuentes de agua como ríos y lagos. Como monolito en medio de la llanura, Pavagadh ha atraído la atención desde hace siglos. Se ha concretado en numerosos templos entre los que destaca Kalika Mata, dedicado a Kali. Data de los siglos X-XI y su valor es más espiritual que arquitectónico, pues es de planta sencilla y pequeña, funcional para sus muchos peregrinos. Lo principal son las tres imágenes adoradas, con Kali en el centro. En Pavagadh destacan también restos del palacio Khichi Chauhan y de varios templos jainistas del siglo XV.
A los pies de Pavagadh se extiende una amplia meseta. Unos kilómetros al noreste se encuentra la ciudad amurallada de Champaner, antigua capital de Guyarat en la que perviven trazas del palacio y camino procesional. Al igual que Pavadagh, Champaner disfruta de la ingeniería hidrológica con pozos, cisternas y vavs que la convirtieron en un vergel. Begada sumó el urbanismo y arquitectura musulmanes, punto de inflexión previa a los mogoles. Muchos monumentos se abandonaron tras el declive, como le ocurre a la mezquita Nagina o de la Joya, complejo en pulcra y labrada piedra blanca. Algo parecido sucedió con mezquitas como Bawaman, Iteri, Kevada o la más renombrada de todas: Jama. Finalizada en 1513, se considera la principal obra de Begada gracias a su fusión de estilos hinduista y musulmán. De gran tamaño, cuenta con un fantástico vav para abluciones, dos minaretes de treinta metros, multitud de bóvedas, un amplio patio, siete mihrabs y ventanas con celosías. En el interior hay unas 200 columnas y multitud de detalles labrados por artesanos locales. Alrededor de Jama hay también varias tumbas.
La pujante ciudad de Vadodara es la puerta para Champaner, a una hora por carretera. Vadovara cuenta con aeropuerto, una concurrida estación de tren y autopista hasta Ahmedabad, capital de Guyarat. Pese al atractivo del lugar, el turismo internacional no ha desembarcado aquí, lo que redunda en un mantenimiento limitado. Los dos sitios están separados y las distancias en Champaner también son grandes, así que conviene contratar a un conductor para el día o ir en tour. En Pavagadh contamos con un telesilla para remontar el principal desnivel, pero nos faltará un rato de camino hasta Kalika Mata, donde disfrutaremos del ambiente y las vistas. Necesitaremos un día para ver la zona cómodamente y es aconsejable un guía por las limitadas explicaciones. En octubre y abril se celebran festivales en Kalika Mata. Coincide aproximadamente con la época de menos lluvias.
Fotos: sandeepachetan.com travel photography / Fr. Gaurav Shroff
Comentarios recientes