Diseño británico, manos africanas
San Cristóbal y Nieves es uno de los países más pequeños y menos poblados del mundo. Situado en las Antillas menores, está formado por dos islas principales. La del norte, San Cristóbal, pasó de manos francesas a manos británicas y a la inversa durante varios siglos. Es más, durante una época la isla fue compartida por ambos imperios. Independizada en 1983, la población residente del país recuerda mayoritariamente el pasado esclavista de la economía de la isla. San Cristóbal fue uno de los centros de exportación de caña de azúcar del Caribe gracias a los esclavos africanos. Además de recoger caña, estos esclavos fueron los que levantaron con su esfuerzo uno de los puntos más reseñables de la isla: el fuerte de la colina Brimstone. Además de ser un ejemplo de la arquitectura militar británica de los siglos XVII y XVIII, el fuerte es hoy un símbolo de ese pasado esclavista.
Cuando llegaron los españoles en 1493, un año después del descubrimiento de América, la isla estaba habitada por el pueblo caribe, como otras islas vecinas. Estos indígenas habían arrebatado el poder a los iñeri, que sufrieron un proceso de migración o aculturamiento, según la fuente. En poco tiempo, la isla empezó a cambiar de manos entre británicos y franceses, al principio con los caribes como espectadores. Estos, sin embargo, fueron aniquilados en el genocidio de 1626. Desde ese momento, Francia y Gran Bretaña se dividen la isla, pero las hostilidades entre ambos no cesan. Prueba de ello es que en 1690 los británicos instalaron el primer cañón en Brimstone Hill para retomar el fuerte Charles, que hoy está en ruinas. A partir de ahí, durante cien años el fuerte se fue enriqueciendo con más y más construcciones, siempre con el diseño de los británicos y el esfuerzo de los esclavos.
François Joseph Paul de Grasse, un marino francés que ya había derrotado a los británicos en otras batallas, intentó conquistar San Cristóbal para Francia en 1782. Los británicos se recluyeron en Brimstone Hill, que resistió. Sin embargo, el asedio y la diferencia de fuerzas hizo que el almirante Hood se rindiera, con tan buena suerte que un año después el tratado de París devolvió la isla a los británicos. Ya no volvió a cambiar de manos. Napoleón hizo un nuevo intento en 1806, pero esta vez sin éxito. A mediados del siglo XIX, la falta de fondos hizo que el fuerte fuera parcialmente abandonado a su suerte. Muchas estructuras de madera quedaron en ruinas y la vegetación inundó el sitio. En 1973 comenzó su restauración y en 1985, poco después de la independencia del país, fue declarado Parque Nacional.
Brimstone Hill, situado en el noroeste de la isla, es el más grande en esta parte del Caribe este. Como indica su nombre está situado sobre una colina. Su posición es sin duda su atributo más destacable y la razón principal de lo inexpugnable que es, situada entre dos picos a unos 230 metros de altura. La estrategia principal de las huestes de Brimstone pasaba por tener un sitio donde resguardar las tropas, defenderse con la ventaja aportada por el terreno y esperar refuerzos. Esta es la razón por la cual el fuerte es casi una ciudad en sí misma, con almacenes, bastiones, un hospital, espacio para los soldados y un avanzado sistema de cisternas para recoger bastante agua. Construido en lo más alto de la colina, su plano es de tipo poligonal y está construido en piedra, con caliza adornando en algunas partes. El corazón está en el fuerte George.
Para disfrutar de las vistas del fuerte hay que llegar en coche o, preferiblemente por lo peligroso de la carretera, en taxi con conductor local. Por lo demás, San Cristóbal es una isla pequeña y muy escarpada de apenas 35.000 habitantes. La ciudad más grande es su capital Basseterre, un buen lugar para alojarse si se viene a veranear varios días. Más habitual que llegar en avión es hacerlo en uno de los muchos cruceros que atracan aquí. Han hecho despuntar al turismo como una pieza fundamental en la economía de la isla, que recibe cerca de un millón de visitantes al año. Si se quiere tener una perspectiva de San Cristóbal es buena idea utilizar el tren turístico que la rodea. El país recibe sus lluvias de mayo a noviembre y, si se quiere aprovechar del todo, Carnaval y el festival de música de junio la animan bastante. Gastronómicamente es muy caribeña, destacando el guiso de cabra con verduras y frutas conocido como goat water.
Foto: Stefan Krasowski / Steven Tsai
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