Flora de altura
Una cuestión no del todo resuelta lleva siglos obsesionando a la humanidad: la fuente del Nilo. El geógrafo griego Ptolomeo tomó por cierta una historia que hablaba de un mercante llamado Diogenes que había viajado desde una localidad llamada Rhapta, sin identificar, hasta las fuentes del Nilo. Describió este lugar como unas grandes montañas que bautizó como montañas de la Luna. Se caracterizaban por las cumbres nevadas y lagos que las rodeaban. Encaja bastante con las montañas Rwenzori, que forman frontera entre Uganda y Congo. El explorador Henry Morton Stanley identificó esta cordillera como las montañas de la Luna en 1889, aunque el debate no terminó y se han propuesto otros lugares como el Kilimanjaro. En todo caso, de lo que no cabe duda es que Diogenes no estaba en lo cierto y Rwenzori, pese a tener algunos de los pocos glaciares de África, no son la fuente principal del Nilo. En su lugar cuenta con el tercer pico más alto de África y una flora endémica alpina realmente original.
Flora típica de los montes Rwenzori
Rwenzori, con una extensión de 120 kilómetros de largo por 65 de ancho, conforma un paisaje alpino entre grandes lagos. Geológicamente son jóvenes y atípicas para su región. Su techo, el monte Stanley o Margherita, tiene unos apreciables 5.109 metros. A diferencia de los dos primeros de la lista, los montes Kilimanjaro y Kenia, no tiene origen volcánico. Hace unos tres millones de años, movimientos tectónicos en el rift Albertino crearon un horst o macizo tectónico de rocas metamórficas. Justo después de la orogenia empezaron a actuar los glaciares. Hasta que el cambio climático ha empezado a afectar, Rwenzori suponía la mitad de la extensión de los glaciares africanos, pero hoy son poco más de un kilómetro cuadrado. Lo que no declina es la humedad de las montañas, cuyas cimas suelen estar ocultas tras las nubes y descargan a menudo. Las múltiples fuentes de agua fluyen en Uganda hacia varios lagos: Alberto al norte, Eduardo al sur y Victoria al este. En cualquier caso, las aguas terminan en el primero formando el Nilo blanco.
Al contrario que el congoleño Parque Nacional Virunga, el Parque Nacional Rwenzori del lado ugandés cubre zonas de alta montaña. Tres cuartas partes están por encima de los 2.500 metros. La razón principal es la protección de flora presente en este hábitat generalmente por encima de los 3.000 metros, por debajo de los cuales queda la flora subtropical. A esta altitud vemos arbustos grandes o árboles pequeños, según se mire, como el brezo arbóreo gigante, lobelia gigante o dendrosenecio gigante. Como sus nombres indican, su particularidad es el gran tamaño dada la altitud. La mayor parte de esta flora es endémica del rift Albertino, con parientes cercanos en montes como Kilimanjaro y Kenia. Sus adaptaciones hacen que se asemejen a las desérticas, aunque aquí el problema no es la falta de agua, sino las heladas nocturnas. La altitud del Parque Nacional evita que haya muchos mamíferos más allá de algunos primates, pero sí destacan casi un centenar de aves y numerosas mariposas.
Pico Stanley en los montes Rwenzori
Las montañas Rwenzori, es su parte más boscosa, son el hogar de dos etnias que suman medio millón de individuos e históricamente han cruzado las fronteras estatales sin preocupación: los minoritarios Amba y los mayoritarios Konjo. Las dos se mezclan sin problemas y, de hecho, se unieron para luchar contra el control del reino vecino Toro hasta formar el suyo, Rwenzururu, reconocido por Uganda tras años de guerrillas. Rwenzori fue conocido por los occidentales en el siglo XIX, al menos oficialmente. Stanley puso su nombre al pico más alto, pero no lo coronó. Hubo que esperar a Luigi Amedeo, un avezado montañista que se sensibilizó con los últimos deseos de Stanley. En 1906 se lo tomó en serio coronando 16 picos, incluyendo los seis que encabezan cada macizo. En 1975, un grupo de polacos fue más allá y coronó estos seis en una sola expedición. Los alpinistas son una de las escasas presiones en el Parque Nacional, donde las etnias apenas llegan.
Desde que se formó Rwenzururu, la tensión se ha rebajado mucho aquí y el turismo está empezando a llegar, aunque en números modestos. Hay varias puertas de entrada hasta las que se llega en transporte privado desde Kampala, la capital. Nyakalengija es la más habitual para acceder a las zonas altas. Podremos contratar guías y porteadores para el circuito central, que en una semana durmiendo en refugios nos permitirá ver todos los picos y opcionalmente coronar el Stanley. Hay otros itinerarios de menos días, pero siempre se quedan por debajo de la línea de árboles, por lo que no ascenderemos mucho y probablemente ni entremos al Parque en sí. En Rwenzori llueve todo el año, pero de junio a septiembre es la temporada ideal para venir. En todo caso es necesario venir preparado para todo tipo de climas.
Fotos: Jørn Eriksson / El.Sarmiento
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