Asamblea natural
Alþingi es el nombre que adoptó la asamblea nacional de Islandia, fundada tan pronto como el año 930. Junto con el Jamtamót sueco se considera la institución parlamentaria más antigua del mundo. Su origen tiene sentido dentro de la Mancomunidad Islandesa, el protoestado formado entonces en la isla por los vikingos. Estos habían llegado aquí en busca de mayores libertades de las que ofrecía el continente con su régimen feudal. Unas 35.000 personas, muy centradas en la ganadería y el comercio, se veían representadas por el Alþingi. Esto no quiere decir que Islandia fuera por entonces totalmente igualitaria, pero era un avance. La asamblea era liderada por el Gothi, que convocaba anualmente al pueblo para dos cuestiones: la fijación de leyes a través de la Lögrétta y la impartición de justicia. Esta era la parte seria, porque en paralelo se fue convirtiendo en un evento social. En 1271, una época de corruptelas y guerras internas abocó a Islandia a rendir vasallaje a Noruega. Esto no eliminó el Alþingi, que solo cambió su rol y persistió hasta 1798. Fue eliminado y luego trasladado a Reikiavik. En el área volcánica de Hengill se localizó Þingvellir, sede en estos siglos del Alþingi.
Islandia empezó a poblarse a finales del siglo IX. La tradicional figura de Ingólfur Arnarson se suele identificar con el primer asentamiento permanente, protagonizado por noruegos. Según fue creciendo la población, empezaron a surgir los conflictos. Al principio se resolvían con asambleas locales, pero, cuando la familia de Ingólfur amasó excesivo poder, se vio la necesidad de una asamblea nacional. Se encargó a Grímur Geitskör localizar un sitio idóneo. Þingvellir era una zona recientemente expropiada a un granjero que la había acondicionado parcialmente para uso ganadero. Con varios edificios y bien ubicada, fue la elegida. Las reglas fijaron un portavoz que cambiaba cada tres años y hacía un repaso de leyes y casos. La participación en el trabajo legislativo era más restringida a los terratenientes, pero cualquiera podía acudir de oyente. Þingvellir se convirtió así en el lugar de reunión anual de los islandeses, que se instalaban aquí durante dos semanas improvisando viviendas temporales.
De ahí a símbolo nacional solo había un paso. En Þingvellir se aprovechaba para comerciar, festejar, intercambiar noticias, buscar pareja, etc. El acervo cultural de la zona es incalculable: sentó las bases para una lengua común y también una literatura basada en las sagas del siglo XII o las leyes de Grágás. Tras el periodo noruego llegó el dominio danés, pero la asamblea se mantuvo a la altura hasta 1662, cuando el absolutismo danés redujo su relevancia. En todo este tiempo, Pingelvir no estuvo siempre en el mismo lugar: los cambios de curso del río Öxará modificaron la localización un par de veces. Þingvellir se convirtió en icono del movimiento independentista del siglo XIX. En el XX fue el arte el que se fijó en el parque: su simbolismo y cercanía a la capital hizo que pintores como Johannes Sveinsson Kjarval y Ásgrímur Jónsson vinieran a inspirarse y pintar sus paisajes. En 1930, al cumplir un milenio, la zona fue declarada primer Parque Nacional de Islandia para evitar su uso privado.
Þingvellir está en una zona activa, nada extraño en Islandia, con un paisaje marcado por fracturas que muchas veces están llenas de agua cristalina. La más famosa es la de Nikulásargjá o Peningagjá, la fisura de las monedas, llamada así por la tradición de lanzar monedas desde un puente. El área de Þingvellir queda al norte del lago Þingvallavatn, el lago natural más grande de Islandia. El río Öxará lo sigue atravesando y forma cascadas como Öxarárfoss. Al haberse desplazado la zona asamblearia, se desconoce con exactitud qué roca fue Lögberg, la roca de las leyes desde la que el portavoz se dirigía al pueblo. Sí que han llegado hasta nosotros restos de cincuenta casetas de materiales orgánicos como piedra y tepe, trozos de césped con tierra. En el subsuelo podría haber restos arqueológicos del siglo X.
Þingvellir forma parte del Círculo Dorado, la ruta turística más famosa del país, junto con Gullfoss y el valle de Haukadalur. Estando tan cerca de Reikiavik, a 45 kilómetros, es por tanto muy visitado. Podemos llegar en una hora en coche o autobús y hacer noche en una de las dos zonas de acampada habilitadas. El lugar es gratuito y cuenta con un centro de visitantes donde reparten folletos que interpretan el lugar, tanto a nivel natural como histórico-simbólico. Desde aquí parten caminos bastante sencillos. Si queremos más acción podemos bucear en una fractura inundada, Silfra, uno de los puntos de buceo más importantes de Islandia. La Galería Nacional de Reikiavik contiene multitud de obras con Þingvellir como protagonista. Esta es una zona de buen clima dentro de Islandia, pero es conveniente venir en verano.
Fotos: Hansueli Krapf / Diego Delso
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