Amazonas de montaña
En los años 60 del pasado siglo, un grupo de biólogos alemanes decidió delimitar un territorio de unos diez kilómetros cuadrados en la selva de Perú. Lo llamaron Cocha Cashu y, gracias a la dirección de John Terborgh, con el paso de las décadas se ha convertido en uno de los centros de estudio más privilegiados del ecosistema amazónico. Ha generado más de 500 artículos. La particularidad de Cocha Cashu es doble. Por un lado, se encuentra en una zona en la que es posible estudiar la mayor parte de capas ecológicas del Parque Nacional del Manu. No es poco: debido a sus distintas altitudes, el Manu representa la práctica totalidad del hábitat amazónico. Por otro lado, Cocha Cashu es la única estación biológica que puede presumir de analizar un ecosistema plenamente virgen. En su interior, delimitado por el propio río Manu, el río Madre de Dios y los Andes, apenas viven algunos indígenas y un grupo de científicos.
Además, no hablamos de poco espacio: el Manu comprende millón y medio de hectáreas. Además de su extensión, del Manu destaca el rango de altitudes, que va de los 300 metros sobre el nivel del mar hasta los 3.800 metros de la cumbre del Apu Kañajhuay, en los Andes. Esta parte alta está cubierta por un pasto verde y tiene temperaturas extremas. Según se desciende empiezan los matorrales y, a partir de los 2.600 metros, el bosque. Este comienza a ser exuberante a partir de los 2.200, cuando la humedad empieza a elevar los árboles por encima de los 25 metros y a crear una densa neblina. Al llegar abajo encontramos la cuenca de los grandes ríos, formados por pronunciados meandros que a veces generan brazos rotos llamados cochas. Aquí el terreno es pese a todo ondulado, los árboles sobrepasan los 50 metros y el terreno se inunda estacionalmente. Fuera del Parque encontramos alguna carretera que corre en paralelo al río, pero nada que se pueda asemejar a ciudades.
El Manu es complicado para progresar, aunque la zona como tal ha estado habitada desde hace mucho tiempo, como atestiguan los petroglifos de Pusharo y otros restos arqueológicos de más de mil años. El inca Pachacútec unió esta zona a su imperio poco antes de que llegaran los españoles. Estos exploraron parcialmente los ríos y llegaron a explotar un poco la zona en su parte sur. Desde aquí se exportaban a Cuzco materias primas como coca, azúcar, ají, etc. Hasta 1920 hubo una pequeña explosión por el caucho, pero más al sur, en Puerto Maldonado. La falta de infraestructura en la zona del Manu mantuvo el territorio en estado virginal, solo habitado por la etnia machiguenga y otras tres menores. Además, más o menos cuando se instaló la estación de Cocha Cashu se promovió el nombramiento de Parque Nacional en 1973. Celestino Kalinowski, hijo de un polaco que había llegado en el siglo XIX al Parque, fue el principal promotor.
Manu es la definición de la selva pura, con una capa de vegetación densa e impenetrable y una fauna desbordante. Es difícil igualar la variedad de flora del Parque, que cuenta con 15.000 especies registradas, incluyendo más de 250 árboles. Además, toda cifra es provisional y muy por debajo de lo real, pues Manu no ha sido investigado más que en algunas partes. Entre los más de 200 mamíferos destacan la nutria gigante, el armadillo gigante, los nocturnos jaguares o los más de diez primates, algunos amenazados como el maquisapa. Más de cien reptiles campan por el Parque. Entre ellos, el rey de todos y motivo original de la apertura de Cocha Cashu: el caimán negro. De las aves se podría resumir en que hay más de mil registradas, incluyendo varios guacamayos y el gallito de las rocas, ave oficial de Perú. El porcentaje de endemismo es muy bajo por compartir fauna con otros territorios. Sin embargo, si la destrucción de hábitat en otras zonas continúa, esta situación cambiará.
Visitar el Manu no es cómodo ni barato, pero posible. Dos son las puertas de entrada principales: Cuzco y Puerto Maldonado, estando la segunda ya a orillas del Madre de Dios. Desde estas dos ciudades podemos hacer un trecho en carretera y luego seguir en barco, o bien volar hasta el poblado de Diamante y continuar en barco. Si vamos desde Cuzco, la carretera pasa por Paucartambo y tras unas ocho horas llega hasta Atalaya. No se puede organizar un viaje individualmente por el grado de protección, así que hay que contratar algún viaje guiado en la que habrá al menos un biólogo. La estación biológica de Cocha Cashu también es visitable, pero es aún más complicado. Hay otros puntos diseminados por el Parque con alojamientos de tipo lodge o campamentos. Las lluvias más intensas son de noviembre a mayo, aunque en cualquier momento del año puede caer una tormenta.
Fotos: Corey Spruit / vil.sandi
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