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Parque nacional Salonga

Parque nacional Salonga

Mai-Ndombe, Kasaï, Équateur y Tshuapa (República Democrática del Congo)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 10 11, 2019
  • Category:

La segunda selva


La geografía de la República Democrática del Congo viene marcada por una enorme llanura, ligeramente inclinada hacia el oeste, formada por la cuenca del río que da nombre al país. El otro factor clave es la climatología. Fijada por su posición ecuatorial, las lluvias son constantes y la selva lo cubre todo. De hecho, estamos en la segunda mayor extensión de bosque tropical del mundo tras el Amazonas. El centro del país queda en el margen izquierdo del río y está atravesado por miles de afluentes de todo tamaño. Estos son la única forma de llegar a muchos lugares de esta región de inaccesibles y salvajes tierras bajas en las que solo viven pequeñas comunidades indígenas. Pese a que la investigación científica ha sido históricamente complicada por las condiciones, no es difícil adivinar que estamos en una ecorregión que es un edén de flora y fauna muy relevante también en la reducción de niveles de CO2. Pese a todo, las amenazas existen y la conservación es necesaria. Es la razón de ser del Parque Nacional Salonga, uno de los más extensos del mundo y el segundo entre los tropicales.

Vista aérea del Parque Nacional Salonga

Cuvette Centrale es otra denominación para referirse a las tierras bajas del centro del Congo, delimitadas por el margen izquierdo de este hasta llegar al río Kasai por el sur. En total son 800.000 kilómetros cuadrados: una extensión similar a Turquía entera. Salonga solo cubre 36.000 kilómetros cuadrados divididos en dos secciones, la norte y la sur. Funciona como una muestra de la ecorregión, porque en la práctica toda goza de un nivel de protección similar por la inaccesibilidad y la falta de medios de los forestales. En Salonga no todo el territorio es igual: en el este hay valles más profundos, mientras que al ir hacia el oeste ríos como Luilaka, Likoro y Lukenje, vertebradores de Salonga, empiezan a detenerse y formar pronunciados y continuos meandros instalados a unos 350 metros de altitud. Además, Salonga está caracterizado por el agua: aquí llueve todo el año, pero a partir de septiembre la cosa se pone se agrava, los ríos se desbordan y hay una gran extensión inundada y pantanosa. Toda la selva amanece bajo una espesa niebla que se transforma en fuertes tormentas durante el día para anochecer con el cielo despejado.

La selva es el factor común, aunque en el norte de Salonga hay extensiones de praderas conocidas como botoka-djoku o baño del elefante y hacia el sur el Parque anticipa la sabana en claros conocidos como esobe. En fauna, Salonga es un auténtico laboratorio en el que se intenta entender la relevancia de las últimas glaciaciones en los endemismos locales. Pero si por algo destaca el Parque es por los bonobos. Se trata de la otra especie del género Pan, que comparten solo con los chimpancés. Su hábitat es mucho más restringido que el de estos, pues solo viven en la Cuvette Centrale y su población se estima en unos 30.000-50.000 individuos. Al parecer, los bonobos se separaron de los chimpancés hace unos dos millones de años con la formación del Congo. Son muy parecidos, aunque ligeramente más gráciles y pacíficos. No son los únicos animales valiosos y se siguen descubriendo especies. Destacan el elefante de bosque, el cocodrilo hociquifino africano y el pavo real del Congo, todos amenazados en distinto grado.

Un bonobo joven en el Parque Nacional Salonga

La conservación puede parecer sencilla, pero la reducción de hábitat viable ha sido constante desde la guerra civil del país: multitud de grupos armados han cazado la valiosa fauna local con el simple fin de alimentarse. Esto incluye al Parque Salonga, nombrado como Tshuapa en 1956 y expandido hasta sus fronteras actuales en 1970. Mayores ampliaciones han sido imposibles por la negativa de las comunidades locales, habitualmente desplazadas con cada nombramiento y ampliación. Así pasó en Salonga con la excepción de la etnia iyaelima, que sigue viviendo en la parte sur y no se llevan precisamente bien con los forestales. Son apenas 2.500 individuos que viven de forma sostenible pese a reclamar pequeñas extensiones para sus cultivos y cazar para completar la dieta. En esta no se incluyen nunca los bonobos, que de hecho tienen una mayor presencia donde viven los iyaelima.

Si en Salonga queda mucho por investigar es lógico entender que visitarlo es prácticamente imposible a no ser que nos montemos una expedición propia o nos unamos a una de las escasísimas que hay. La única puerta de entrada por aire es la aldea de Monkoto, entre la sección norte y sur, y el resto lo tendremos que hacer con barca y acampando donde sea posible. De junio a agosto hay menos lluvias.

Fotos: USAID Democratic Republic of Congo / Hofreiter M, Kreuz E, Eriksson J, Schubert G, Hohmann G

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