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Parque Nacional Tikal

Parque Nacional Tikal

Petén (Guatemala)

Auge maya


Cuando hablamos de mayas, el primer nombre que surge es Chichen Itzá, pero en realidad esta ciudad disfrutó de su cénit cuando la civilización declinaba. El periodo clásico de la cultura maya finalizó sobre el siglo X, momento del llamado colapso maya. La estructura social no estaba preparada para los cambios ambientales que hubo, probablemente relacionados con la sobreexplotación de recursos. Una tras otra, las grandes ciudades se abandonaron. Finalizaba así su era dorada, prolongada durante más de seis siglos. En esta época de esplendor en arquitectura, escultura y urbanismo tuvo que ver mucho la influencia de Teotihuacán, en el valle de México, sobre Tikal. Esta ciudad, fuente de conocimiento moderno maya, está inserta en la selva del Petén guatemalteco. Su estado de conservación es tan óptimo que en su plaza central, rodeados de acrópolis y sus dos icónicas pirámides, podremos transportarnos a esta mítica civilización.

Plaza principal de Tikal con el Templo I

Petén comprende las tierras bajas de Yucatán en el lado guatemalteco de la frontera con México. En este vecino se encuentra Calakmul, pero el paisaje es el mismo: llanuras de caliza atravesadas por pequeños ríos y punteadas por colinas y lagos que en época de lluvias se llegan a interconectar. Todo se cubre de una densa selva de árboles como la ceiba, sagrada para los mayas. En las copas de los árboles habitan primates como el mono aullador o el araña y en el suelo merodean felinos como pumas y jaguares. En esta impenetrable selva se localizó la más estable y poderosa ciudad del periodo clásico, Tikal, que contó con hasta 100.000 habitantes. El origen de Yax Mutal, como en realidad se llamó, es muy anterior a su auge, sobre el 1000 a.C. Aunque durante el preclásico se levantaron estructuras, Tikal era una ciudad secundaria. Las cosas cambiaron con el ascenso de varias dinastías que concentraron el poder, pero muy especialmente cuando Teotihuacán envió aquí a su general Siyah K’ak’, que tomó el control en el 378.

Los nuevos dirigentes, aunque extranjeros, se integraron en el mundo maya fusionando lo mejor de cada civilización. Tikal dominó rápidamente a sus vecinos cercanos e influyó en ciudades alejadas como Copán. Solo Calakmul le plantó cara seriamente desde el siglo VI. Aliada con Caracol, infringió una dura derrota a Tikal en el 562 abriendo una profunda crisis. Posteriormente hubo tiempo de levantar algunas de las primeras estructuras. Jasaw Chan K’awiil I construyó los templos I y II para él y su mujer. Sin embargo, Calakmul se alió con Quiriguá como aperitivo al colapso maya. Tikal se recluyó concentrando población y acelerando la explotación de recursos. Las élites abandonaron la ciudad en el IX y la población en el XI, siendo reclamada por el Petén. Aunque el conocimiento del lugar no se perdió del todo, hubo que esperar a 1848 para su descubrimiento oficial. Tras una primera fase de desbrozo, de 1956 a 1970 el sitio se mapeó y restauró.

Vista de la selva del Petén con las pirámides de Tikal

Tikal es uno de los conjuntos de ruinas mayas más imprescindibles. Se estima su superficie en sesenta kilómetros cuadrados, pero buena parte es residencial y yace en la jungla, así que la visita se limita al núcleo central. Nos cruzaremos con varios grupos de pirámides gemelas, una tradición de Tikal, aunque las dos principales no lo son pese a estar enfrentadas. Son el templo I y II de la plaza central. Se caracterizan por su generosa altura, pero especialmente por su verticalidad y el templo que las corona. No obstante, la estructura más alta es el templo IV con setenta metros. De vuelta a la plaza, al norte se sitúa la acrópolis que sirvió como necrópolis real durante siglos y al sur la zona palaciega. El estilo de Tikal, levantada con caliza gris, está muy influenciado por Teotihuacán. El lugar donde mejor se aprecia es en la zona denominada Mundo Perdido, donde las pirámides recuerdan a las de valle de México. A nivel artístico, en Tikal destacan sus elaborados dinteles de madera y numerosas estelas.

Visitar Tikal exige llegar al Petén, una zona poco densa de Guatemala, pero accesible con el aeropuerto de Flores. Esta agradable y segura ciudad sobre una isla del lago Petén Itzá es la base ideal para visitar Tikal y otros yacimientos como Yaxhá. Aun así tendremos 75 minutos de carretera hasta las ruinas, que nos llevarán perfectamente cuatro horas. Hay un par de museos con piezas, pero las principales están en otros lugares, así que lo importante es recorrer las ruinas y terminar subiendo al Templo IV para disfrutar la famosa vista del Petén con los templos asomando entre vegetación. Es buena idea hacerlo al amanecer, pero si no dormimos en las inmediaciones de Tikal tendremos que madrugar. Si tenemos tiempo podemos hacer un recorrido por las copas de los árboles o acercarnos a las ruinas de Uaxactún. De diciembre a mayo llueve menos en Petén.

Fotos: Mundo Maya / Graeme Churchard

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