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Pasargadas

Pasargadas

Fars (Irán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 31 10, 2020
  • Category:

Referencia aqueménida


Darío el Grande fue el primer persa en poner en jaque a Occidente, pero otro Grande, Ciro, fue el que lo empezó todo. Suyo es el mérito de llevar al pequeño estado persa a convertirse en el considerado primer gran imperio de la humanidad. Todo había comenzado con Aquémenes, persa de la tribu pasargadas que reinó sobre el siglo VII a.C. No se sabe mucho de su periodo, salvo que sentó las suficientes bases para que sus descendientes se hicieran llamar aqueménidas. Ciro nació al cambiar el siglo y ascendió al trono en el 559 a.C. El imperio medo, de quien dependía, le planteó batalla y cumplió con nota. No solo conservó la autonomía persa, sino que se adjudicó sus posesiones. Poco después cayeron la mítica Babilonia y Lidia, en la península de Anatolia, hasta crear un imperio como nunca se había visto a su muerte, en el 530 a.C. Su tumba es el resto mejor conservado de la que fue su capital: Pasargadas. Cerca de la sucesora Persépolis, esta ciudad representa el primer centro de poder imperial, con lo que ello supuso en cuanto a influencias estilísticas. 

Tumba de Ciro el Grande en Pasargadas

El hijo de Ciro, Cambises II, decidió trasladar la capital a Susa, poniendo así fin al corto periodo de gloria de Pasargadas. Sin embargo, buena parte de su diseño urbano y arquitectura sobrevivió tanto aquí como en Persépolis. Pasargadas fue la principal capital de un sistema de reparto de poder que compartió con Susa, Babilonia y Ecbatana. Además, Pasargadas aprovechó todas las técnicas constructivas del imperio. Se construyó desde cero en el año 546 a.C. en un lugar escogido, según se dice, por la cercanía de la decisiva batalla en la que Ciro derrotó a los medos. Con el cambio de capital, Pasargadas siguió siendo una ciudad fuerte, pero tras el paso de Alejandro Magno se abandonó. El fuerte de Tall-e Takht fue reutilizado en varias etapas, mientras que la tumba de Ciro, supuestamente restaurada por Alejandro, es la que mejor ha soportado el paso del tiempo gracias a las atribuciones que tuvo, como la de ser la tumba de la madre de Salomón. Esto llevó a constuir una mezquita a su lado. El resto de estructuras, sin embargo, fueron utilizadas como cantera.

El arqueólogo alemán especializado en Persia, Ernst Herzfeld, fue el primero en explorar las ruinas a comienzos del siglo XX. En 1928 volvió para dirigir la primera campaña de excavaciones, trabajo continuado luego por Sir Aurel Stein y Erich F. Schmidt, que realizó fotos aéreas. Estas campañas se sucedieron con hitos como el descubrimiento en los años 60 del tesoro de Pasargadas, un conjunto de joyas que probablemente se escondieron ante la llegada de Alejandro. El último gran descubrimiento ha sido el jardín y su sistema de irrigación con más de mil metros de canales. Se considera el primer ejemplo, muy temprano, de jardín persa o charbagh, en los cuales se divide el recinto en cuatro partes. En su zona, a orillas de un cauce seco cruzado por un antiguo puente, están las estructuras menos reconocibles de la ciudad: puerta, hall de audiencias y palacio real. Realizadas con caliza blanca y negra, se distinguen salas hipóstilas que recuerdan a Persépolis. Aquí se descubrieron restos de frisos y capiteles con motivos persas.

Palacio de Audiencias en Pasargadas

Al norte del palacio queda Tall-e Takht, sobre una terraza fortificada de 89×78 metros. La altura original se estima en quince metros levantados con grandes bloques de caliza unidos sin argamasa, con la técnica de anatirosis. La segunda fase fue completada por Darío con ladrillos de barro cocido. Al sur del palacio está el monumento más representativo: el que según el consenso es el mausoleo de Ciro. Es una sencilla estructura de caliza blanca formada por seis imponentes escalones de altura descendiente que dan un aspecto de zigurat a la tumba, aunque su estilo se emparenta con las tumbas del reino Urartu. La corona una cámara de 3×2 metros con una pequeña abertura sobre la que hay una roseta decorativa. Según los historiadores, el interior estaba ricamente decorado, pero nada ha sobrevivido. Todos los elementos posteriores fueron retirados en las restauraciones.

Pasargadas se encuentra una hora al noreste de Persépolis, que a su vez se visita desde Shiraz. Se pueden ver las dos capitales el mismo día, continuando hasta Yazd o volviendo a Shiraz, aunque será un día intenso. En Pasargadas destinaremos menos tiempo, unas dos horas, por lo reducido del sitio arqueológico, no comparable a Persépolis. Entre las tres zonas será necesario utilizar transporte por las distancias y el más que probable calor abrasante que hará. Es aconsejable ir con guía, sobre todo para comprender la parte central con el jardín persa. Parte de las piedras de los palacios se utilizaron en un antiguo caravasar que se encuentra cerca de la tumba. Conserva restos de una inscripción de Ciro.

Fotos: Soroush Javadi / Bernard Gagnon

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