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Pimachiowin Aki – “La tierra que da la vida”

Pimachiowin Aki – “La tierra que da la vida”

Manitoba y Ontario (Canadá)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 28 12, 2021
  • Category:

Ecologismo nativo


En Canadá se conoce como Primeras Naciones al conjunto de grupos étnicos nativos al sur del Círculo Polar, lo que excluye a los inuit y los métis, mestizos producto del contacto colonial. Se reconoce la extraordinaria suma de 634 Primeras Naciones, aunque muchas tienen puntos en común y pocos individuos. Una de las familias más nutridas son los anishinaabe, que comparten una familia de lenguas similares y tienen origen común. Cuatro de las Primeras Naciones de los anishinaabe conviven al este del lago Winnipeg. Apenas suman unos 5.000 individuos, pero suya es la tierra que da la vida o, en su idioma, Pimachiowin Aki. Es una región de bosque boreal y compleja hidrología con grandes humedales. Aunque los anishinaabe y otros nativos llevan explotando la zona desde hace milenios, la sostenibilidad es parte de su idiosincrasia. Este grupo de cazadores, pescadores y recolectores han interiorizado su filosofía Ji-ganawendamang Gidakiiminaan, una serie de principios que implican rendir honor a las creaciones, ser respetuoso con toda forma de vida y mantener relaciones armoniosas.

Bosque boreal y río en Pimachiowin Aki

Tales principios, que podría firmar un ecologista, han permitido la conservación de Pimachiowin Aki incluso sin protección legal. Esta llegó en fechas más recientes con tres parques adyacentes: Atikaki, Woodland Caribou y Eagle-Snowshoe. Comparten un ecosistema compuesto tanto de bosques boreales como zonas pantanosas por la extrema planicie del terreno. Las principales cuencas, como las del Poplar y Bloodvein, discurren entre lagos embalsándose varias veces y dejando sus aguas en uno de los grandes lagos, Winnnipeg. Cuando los lagos y las pequeñas formaciones rocosas dejan hueco, aparece uno de los más extensos y mejor conservados bosques boreales del planeta. El uso sostenible ha permitido que la fauna típica de la taiga norteamericana goce aquí de un enorme santuario en el que están presentes herbívoros como caribúes, alces o liebres y sus depredadores: lobos, glotones y linces. En el agua destacan los enormes esturiones de lago.

Pimachiowin Aki no ha estado completamente a salvo del exceso de sobreexplotación, especialmente en los últimos tres siglos, tras los primeros contactos con europeos. La falta de registro escrito no deja claro cuáles eran las Primeras Naciones presentes entonces, si grupos pertenecientes a los cree o a los anishinaabe. Según algunos, estos llegaron aquí en el siglo XVIII y desplazaron y/o asimilaron a los cree, aunque según otros hay una continuidad cultural desde hace 2.200 años, cuando se empezaron a fijar patrones fijos estacionales de caza, pesca y recolección. En todo caso, la arqueología afirma que la presencia humana en Pimachiowin Aki se remonta muy atrás. Los primeros grupos empezaron a llegar hace más de 7.000 años, cuando la capa de hielo cedió. Los contactos con europeos giraron en torno al comercio de pieles. Cuando algunas especies quedaron diezmadas, la atención se desplazó a la grasa de los esturiones. Los cambios del mercado y los proyectos de sedentarización recuperaron el medio, pero afectaron a las poblaciones anishinaabe.

Restos de arte rupestre en Pimachiowin Aki

Hoy, muchos anishinaabe viven en torno a un asentamiento a expensas de los subsidios públicos, situación que se está corrigiendo con la puesta en valor de las cuatro Primeras Naciones presentes: Poplar River, Little Grand Rapids, Pauingassi y Bloodvein. Además de su tradición oral, en Pimachiowin Aki hay patrimonio tangible asociado a una forma de vida vertebrada por los ríos, histórica vía de transporte que los indígenas denominan gete bimishkaawin. Aunque en el pasado las canoas eran el medio de transporte, hoy las lanchas motoras y motos de nieve las han sustituido. Enlazan tanto zonas de acampada estacional, de los que se han identificado unos 650 asentamientos, como sitios rituales. Los indígenas fueron modificando sutilmente el medio en que se movían. Además de los campamentos, está la ancestral práctica del bashkosigewining, quema de orillas fluviales para beneficiar la llegada de especies a cazar, o la preparación del terreno para el crecimiento del arroz salvaje. En cuanto a los sitios rituales, están protagonizados por petroglifos elaborados desde hace siglos.

Cada uno de los cuatro asentamientos de las Primeras Naciones de Pimachiowin Aki está deseoso de recibir turismo. Son la puerta de entrada a un paisaje muy inaccesible por la falta de infraestructuras. Hay proyectos para enlazar por carretera los cuatro asentamientos con el sistema de carreteras canadiense, pero hasta entonces la mejor manera de llegar es a través del lago Winnipeg, pues tanto Poplar River como Bloodvein son costeras. Desde la segunda podemos remontar el río en barcos y llegar a Little Grand Rapids y Pauingassi, más complicadas. Otra opción más rápida son los hidroaviones. Las actividades principales son la navegación por los ríos con actividades tradicionales, pero controladas, como la pesca y la caza, y el senderismo. En distintos puntos de Pimachiowin Aki hay distribuidos lodges, pequeños hoteles y sitios de acampada. Especialmente en el Parque Atikaki, la zona más visitada.

Fotos:

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