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Plaza Stanislas, plaza de la Carrière y plaza de la Alliance en Nancy

Plaza Stanislas, plaza de la Carrière y plaza de la Alliance en Nancy

Gran Este (Francia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 29 06, 2020
  • Category:

El polaco ilustrado


Estanislao Leszczynski lo intentó dos veces, pero parecía no estar destinado a ser rey de Polonia. La primera se presentó de la mano de Suecia, lo que invalidó su candidatura una vez expulsado el invasor. La segunda llegó en 1733, tras treinta años exiliado en Francia. Aquí, su hija se había casado con Luis XV de Francia y, más importante aún, se imbuyó de las ideas ilustradas. Este afrancesamiento de Leszczynski fue lo que limitó sus oportunidades. Rusia temió la conexión y medró para una segunda y definitiva expulsión. Leszczynski volvió a su querida Francia, donde le fue adjudicado el ducado de Lorena. Liberado de mayores objetivos pudo volver con sus intelectuales. En su palacio de Lunéville reunió a figuras como Rousseau, Voltaire y Montesquieu. En la cercana Nancy puso en práctica las ideas de buen gobierno que recibió de ellos. Entre 1752 y 1756 dirigió una remodelación urbana sin precedentes en la que Leszczynski no solo pensó en una ciudad regia, sino funcional para todos. Su legado se recorre a través de tres plazas: Stanislas, Carrière y Alliance.

Plaza Stanislas en Nancy

Nancy, capital histórica de Lorena durante buena parte de sus 800 años de existencia, se formó sobre un asentamiento en un vado del río Meurthe. Nanciacum fue fortificada en el siglo XI por el duque de Lorena, pero cayó incendiada en el XIII. Fue reconstruida en piedra y ascendió a capital. La llegada en el siglo XVIII de Estanislao Leszczynski a Lorena tiene su historia. El emperador Carlos VI, incapaz de producir hijos, cambió las leyes para que su hija Maria Teresa pudiera ser emperatriz. Esta se casó con Francisco I, duque de Lorena, que como parte del acuerdo renunció a sus tierras. Estos movimientos dejaron vacante el ducado que vino a ocupar el polaco, técnicamente en paro. Inesperadamente llegó el cénit de Nancy, que ganó independencia durante su gobierno, finalizado tras su muerte en 1766. Después, el ducado fue relegado a provincia francesa perdiendo su corte y patronazgo. Otro pequeño cénit llegó con la adjudicación de Alsacia por Prusia, momento en el que Nancy aumentó de población.

La época de Leszczynski en Lorena y Nancy estuvo marcada por la paz, racionalidad y mecenazgo. El principal proyecto fue su integración funcional. Hasta el siglo XVIII, Nancy estaba partida en dos: la antigua ciudad al oeste de la plaza Carrière y la nueva ciudad, creada en el siglo XVIII por Carlos III en torno a la plaza Alliance. La idea de Leszczynski fue construir dos ejes para unir ambas partes. Contrató al arquitecto Emmanuel Héré, que dejó su sello con uno de los planos urbanos más representativos de la Ilustración. Contó con un buen presupuesto y artesanos como el forjador Jean Lamour y el escultor Cyfflé. El proyecto se materializó en solo cuatro años, lo que le aporta una gran coherencia. Su principal virtud es que, además del aire monumental acorde con el absolutismo, los dos ejes y tres plazas fueron funcionales. Los ciudadanos tenían en ellos acceso a centros administrativos y lúdicos, como jardines o cafés.

Plaza de la Carrière en Nancy

Los dos ejes forman un ángulo recto en la plaza Stanislas, que actúa como bisagra entre la ciudad vieja y nueva. La primera queda al norte tras atravesar el arco triunfal Heré y acceder a la plaza Carrière. Esta había sido creada en el XVI, pero se remodeló con Leszczynski, responsable del palacio de gobernación al otro extremo del arco y anexo al antiguo palacio ducal. También se unificaron las fachadas. La ciudad nueva parte de Stanislas hacia el este por la calle Saint-Catherine, que acaba en la puerta homónima. Desde esta calle al sur, Nancy se expandió en el XVI incluyendo la plaza Alliance. De dimensiones más modestas, fue remodelada y en tiempos de Leszczynski se plantaron los tilos que la caracterizan. Stanislas, de 125×106 metros, es la obra maestra del plan ilustrado. Su unidad estilística es sobresaliente en todos sus edificios: ayuntamiento, ópera, museo, etc. Los cuatro vértices están enmarcados con las fantásticas puertas de hierro forjado doradas de Jean Lamour que son el símbolo de la ciudad.

Además de sus plazas, Nancy fue una de las cumbres del Art Nouveau de comienzos del siglo XX. Aquí se fundó una escuela de arte que tiene museo propio. Edificios medievales escasean, pero tenemos la iglesia Saint-François-des-Cordeliers y la Porte de la Craffe. Nancy es una ciudad mediana muy marcada por sus tres universidades, que aumentan mucho la población durante el curso. Hay un pequeño aeropuerto, pero casi todo turista llega por carretera o tren. Con el segundo está a hora y media de París. La ciudad nos puede llevar un día si incluimos visitas como el museo de Lorena. Si queremos completar el viaje por la figura de Leszczynski, su palacio en Lunéville está unos 35 kilómetros al sureste. En Nancy es típica la quiche Lorraine, especialidad regional, y los dulces macarons.

Fotos: Nicolas Cornet / Krzysztof Golik

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