Liguria extrema
Hablar de la Riviera Italiana y la región de Liguria es hacerlo prácticamente del mismo concepto: una fina línea costera de 350 kilómetros que empieza en la frontera francesa y llega hasta el golfo de La Spezia, casi en Toscana. Con centro geográfico y político en Génova, esta región compuesta por las estribaciones de los Alpes Marítimos uniéndose con los Apeninos ha vivido históricamente de cara al mar que delimita Córcega. No puede ser de otra manera, dado el accidentado carácter de la costa, que alcanza los 2.201 en el monte Saccarello y apenas deja espacio llano. La cercanía de las montañas garantizando lluvias y el clima mediterráneo hacían sencillo producir vino y aceite de oliva. Solo hubo que sortear lo accidentado del terreno, algo superado mediante el terraceo costero. En ningún punto es la costa ligur más inaccesible que en su extremo este, donde se acumulan cinco pueblecitos, denominados Cinque Terre, y Portovenere.
La parte de costa ligur que va desde Levanto a Portovenere es especialmente escarpada e irregular, sin apenas espacio para pequeñas calas. Estos quince kilómetros están forrados por múltiples terrazas de cultivo de hasta dos kilómetros de longitud. Están construidas con bloques de arenisca apelmazados sin argamasa, solo con guijarros. Como en otras zonas de terraceo, su mantenimiento es una labor comunal que implica a todos los pequeños pueblos que forman Cinque Terre y Portovenere. Las terrazas llegan a los 400 metros de altitud. Por encima, la inaccesibilidad ha permitido que se sostenga vegetación típicamente mediterránea de garriga y maquia. Al finalizar la costa ligur, frente a Portovenere, se alinean tres islas decrecientes en tamaño: Palmaria, Tino y el islote Tinetto. La primera es la más habitada, pero lo más interesante son un par de cuevas en una de las cuales se encontraron fósiles. Tino fue utilizada por un ermitaño y quedan restos de su monasterio.
Portovenere, en terreno menos complicado, es la más antigua. Nació como Portus Veneris en el primer siglo a.C. y fue un puerto bizantino hasta que los lombardos y sarracenos la destruyeron. Los segundos marcaron la historia de Cinque Terre, pues hasta que el mar de Liguria no se pacificó no se desarrollaron. Fue en el siglo XII, cuando en torno a iglesias o castillos se fueron fundando los cinco pueblos: Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore. Los dos primeros se desarrollaron antes, mientras que los otros tres ganaron tamaño cuando la República de Génova controló la región. Hasta el siglo XIX, la única manera viable de llegar era por mar, aunque sus vecinos no eran pescadores sino agricultores. En 1870 se tendió la complicada línea de tren que unió las Cinque Terre con La Spezia, lo cual tuvo un efecto doble. Aunque la vida para los vecinos mejoró, también permitió acceder a nuevos trabajos en La Spezia y se abandonaron terrazas. Cinque Terre se recuperó en los años 70 gracias al turismo, aunque su fama venía de atrás, cuando varios poetas románticos encontraron aquí inspiración.
Por su extensión, Portovenere es la más desarrollada de todas, pero cuenta con varios monumentos medievales como el castillo Doria y la iglesia de San Pedro, de estilo principalmente gótico e imponente presencia sobre un promontorio rocoso. En las Cinque Terre hay también diseminados varios monumentos, pero su mayor atractivo son las localizaciones y las callejuelas de pueblos levantados verticalmente. Monterosso al Mare goza de más espacio y es más grande. Además de un castillo e iglesias, la vista la domina el convento capuchino del siglo XVII sobre otro promontorio rocoso. Corniglia es también diferente, pues no está en la orilla del mar, sino que está instalada en un promontorio del que van descendiendo las casas. Vernazza, Manarola y Riomaggiore siguen esquema similar: un pequeño puerto en la desembocadura de riachuelos hoy cubiertos por la calle principal alrededor del cual se apelmazan las casas.
Cinque Terre es una de las zonas más turísticas de Liguria. Los planes cambian según nuestro destino. A Monterosso y Portovenere tiene sentido ir en coche si vamos con la intención de disfrutar varios días de la playa, pero al resto no. Es más aconsejable utilizar el tren, que junto al senderismo conforman el pase turístico y actividad principal aquí. Desde una enorme tormenta en 2011 con corrimientos de tierra hay secciones, no obstante, que están cerradas y es imprescindible informarse. Cada pueblo tiene su estación, así que la idea es dedicar un día completo a ir viéndolos todos moviéndonos en tren o haciendo senderismo. El tren parte de La Spezia, donde es más sencillo encontrar alojamiento. En verano es también el puerto ideal para tomar barcos que nos lleven a Cinque Terre en una excursión de día completo. No podemos dejar pasar la oportunidad de probar los aceites y vinos blancos con denominación de origen de Cinque Terre.
Fotos: Gilbert Sopakuwa / Lassi Kurkijärvi
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